jueves, 17 de junio de 2010

La gracia obrando


Partamos de un texto de san Agustín, autor al que hay que leer y mucho (además de Las Confesiones, claro):

"Cristo toma forma, por la fe, en el hombre interior del creyente, el cual es llamado a la libertad de la gracia, es manso y humilde de corazón, y no se jacta del mérito de sus obras, que es nulo, sino que reconoce que la gracia es el principio de sus pobres méritos; a éste puede Cristo llamar su humilde hermano, lo que equivale a identificarlo consigo mismo, ya que dice: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Cristo toma forma en aquel que recibe la forma de Cristo, y recibe la forma de Cristo el que vive unido a él con un amor espiritual. El resultado de este amor es la imitación perfecta de Cristo, en la medida en que esto es posible" (Com. Ep. Gal, n. 37).

* La vida del cristiano es un constante proceso de crecimiento interior tomando la forma de Cristo. Quedarse estancado es renunciar a esta forma de Cristo; pensar que uno ya tiene alcanzado todo en la vida espiritual, o que ya ha hecho bastantes cosas buenas en su vida, es aumentar la desemejanza en lugar de la semejanza con Cristo.

* La gracia de Dios inspira, sostiene y acompaña nuestras obras... Lo que hagamos solos, confiados sólo en nosotros, en nuestro ascetismo orgulloso, son "pobres méritos". Sólo la gracia que viene en auxilio del hombre y le mueve interiormente hace que lo que hagamos sea "mérito" ante Dios (léase todo el tratado de la Justificación de Trento, maravilloso).

* La gracia es lo más opuesto a la soberbia del hombre; la soberbia cree necesitar a Cristo en todo caso al final, casi como un adorno superficial, para demostrar lo mucho que valía; la humildad es tan consciente de su naturaleza que reconoce que "Sin Mï, no podéis hacer nada", y configura su vida como una "humilde petición de Gracia" (que eso es la oración para San Agustín), como un ser constantemente "mendigos de la Gracia".



* Cristo "toma forma, por la fe, en el hombre interior": para Agustín de Hipona la clave siempre es la interioridad, donde Cristo es el verdadero Maestro si, desoyendo los ruidos del mundo, entramos en la propia interioridad; allí hallaremos al que "es más interior que nosotros mismos". Reconozco que lo de la interioridad en san Agustín tiene dos vertientes, la filosófica y la psicológica, y ambas me parecen geniales en él.

* La forma de Cristo se verifica por la fe del creyente que, desde ese momento, vive "unido a él con un amor espiritual". Cristo lo ha de ser todo para el bautizado: esa es la santidad, esa la vida en plenitud, esa la prenda de vida eterna. ¡Que Cristo lo sea todo!, y entonces se vive en la presencia y compañía constante de Cristo: es un "Alguien", no un "algo" ni una "ideología", "ética" o "sentimiento". Se trata de una Presencia Real del Señor, a quien me uno, lo siento cercano, vivo de su amor y a Él le entrego mi propio y pobre amor.

* La gracia genera un modo de vivir, o sea, una espiritualidad. Y la espiritualidad es, en definitiva, la configuración con Cristo, parecerse a Cristo: amar como Él, vivir como Él, sentir como Él, pensar como Él... Textos del Nuevo Testamento no faltarían para aducirlos aquí. Acercarse al Corazón de Cristo, vivir la liturgia como un hecho de orden espiritual es, finalmente, "la imitación perfecta de Cristo" que dice san Agustín, pero con gran realismo: "en la medida en que esto es posible" porque la naturaleza sigue herida por el pecado original y la concupiscencia ahí está luchando por dominarnos.

2 comentarios:

  1. San Agustín nos regala perlas de las que es difícil sustraerse.

    Gracias por compartir con nosotros este estupendo texto. Que Dios le bendiga :)

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  2. Gracias. -No hay de qué, Miserere.

    San Agustín, más que perlas, regala collares enteros engarzados de perlas. Es simplemente genial.

    Hoy que tantos reivindican la palabra Tradición, hay que volver a los Padres de la Iglesia y ver el modo que ellos tenían de predicar, enseñar, orar y elaborar teología. ¡Esto nos libraría de estar haciendo teología y comentarios que son simplemente meras repeticiones y con miedo a todo, sospechando de todo, viendo herejías por todas partes!

    Por cierto, Miserere, gracias por su fidelidad en seguir el blog y sus comentarios.
    Pax.

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