Recibiste la lanza del soldado en tu costado,
y me manifestaste tu amor en la pasión que sufriste por mí;
me recogiste y llevaste a tu casa, que estaba desierta,
y rogaste por mis heridas;
me deleitaste con tu vino
y habité alegre con seguridad en tu tálamo.
S. Efrén (La Iglesia y la virginidad, 37, 6).
Cristo, tú eres el Salvador.
Cristo, tú eres el Redentor.
Cristo, tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Cristo, tú eres Resurrección y Vida.
Cristo, tú eres la Luz del mundo.
Cristo, tú eres el Buen Pastor.
¡Oh Cristo, ten misericordia de nosotros!
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