Mane nobiscum, Domine! Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!
Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.
Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.
Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad.
En la Eucaristía te has hecho "remedio de inmortalidad": danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.
Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.
Juan Pablo II, Homilía, 17-octubre-2004.
Juan Pablo II, un Santo que hemos tenido la suerte de conocer.
ResponderEliminarEstá clarísima la mano del Espiritu Santo en su elección.
Agradezco la publicación en el Blog de esta plegaria, y confio conocer con estos textos, cada día mas, la figura de este Santo de la Iglesia Católica.