domingo, 2 de mayo de 2021

La oración "Emitte": visión de conjunto

Para valorar más aún la plegaria de bendición del óleo de enfermos, pronunciada por el Obispo en la santa Misa crismal, recordemos su texto y pasemos a una visión de conjunto.





Señor Dios, Padre de todo consuelo,
                       que has querido sanar las dolencias de los enfermos por medio de tu Hijo:
escucha con amor la oración de nuestra fe
y derrama desde el cielo tu Espíritu Santo Defensor sobre este óleo.

Tú que has hecho que el leño verde del olivo
produzca aceite abundante para vigor de nuestro cuerpo,
enriquece con tu bendición + este óleo,
para que cuantos sean ungidos con él
sientan en el cuerpo y en el alma
tu divina protección
y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.

Que por tu acción, Señor,
este aceite sea para nosotros óleo santo,
en nombre de Jesucristo, nuestro Señor.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.





            La plegaria de bendición del Óleo de enfermos tiene un marco muy concreto que sirve de interpretación teológica y espiritual: la Misa crismal o Missa chrismatis; en ella encontramos la bendición de los óleos y la consagración del crisma ya con certeza a partir de los ss. VII-VIII, con textos eucológicos anteriores (s. VI probablemente); entre ellos destaca la oración “Emitte”, la oración clásica del rito romano que figura tanto en el Gelasiano Vetus (GeV 382) como en el Gregoriano (con leves variantes: Gr-H 334), y que ha seguido en uso, tal cual, hasta 1971. Desde entonces, con la promulgación del nuevo Ordo, la oración “Emitte” se enriqueció con algunos retoques, añadiéndosele la invocación a Dios y la parte anamnética; antes comenzaba directamente por la epíclesis “Emitte, quaesumus, Domine, Spiritum sanctum tuum paraclitum de caelis”. La primera palabra da nombre a toda la plegaria.


            El comienzo abrupto de la plegaria, directamente por la epíclesis, se explica por el momento en que se recitaba. El Óleo de enfermos se bendecía dentro del Canon, antes de las palabras “per quem haec omnia”, que hacen referencia al uso de bendecir ofrendas alimenticias, “todas estas cosas”, en el ámbito de la Eucaristía, participando toda la creación de la gracia del sacrificio de Cristo: aceite, corderos, pan…

            La proximidad de la Misa crismal con la Pascua ofrece una luz nueva para interpretar el significado del Óleo y de la santa Unción cuando se considera el valor de novedad de la Pascua, la sacramentalidad que brota de la Humanidad glorificada de Cristo, la creación redimida que en algo ha entrado ya en el ésjaton definitivo, en el nuevo eón, porque los elementos materiales pueden ser ya instrumentos reales de la redención, portadores de gracia, transfigurados y traspasados por el Espíritu Santo del Kyrios glorioso. Incluso algunos elementos –el pan y el vino- van a ser de tal manera pneumatizados que van a cambiar su ser –su sustancia- para transformarse en la presencia real de Cristo.

            Una vez más se podrá comprobar cómo el estilo eucológico del rito romano es sobrio, elegante, breve, buscando siempre la concisión para que unas pocas palabras evoquen un contenido mayor y más amplio; al mismo tiempo, esta forma literaria se inspira en los textos bíblicos, los cita, los modula, los recrea. La plegaria “Emitte” es un exponente de este estilo eucológico por su brevedad y por su inspiración en las Escrituras como podemos ver:

Señor Dios, Padre de todo consuelo,



que has querido sanar las dolencias de los enfermos por medio de tu Hijo:


escucha con amor la oración de nuestra fe




y derrama desde el cielo tu Espíritu Santo Defensor sobre este óleo.

Tú que has hecho que el leño verde del olivo


produzca aceite abundante para vigor de nuestro cuerpo,

enriquece con tu bendición + este óleo,
para que cuantos sean ungidos con él
sientan en el cuerpo y en el alma
tu divina protección
y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.
Que por tu acción, Señor,
este aceite sea para nosotros óleo santo,
en nombre de Jesucristo, nuestro Señor.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo! (2Co 1,3)

Curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades" (Mt 8,16-17)

Llame a los presbíteros de la Iglesia y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo” (St 5, 13-16)

Y yo le pediré al Padre que os mande otro Defensor (Jn 14,16)

Si esto hacen con el leño verde, con el seco, ¿qué harán? (Lc 23,31)

Él saca pan de los campos, y vino que alegra el corazón y aceite que da brillo a su rostro y alimento que le da fuerzas (Sal 103,14)

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