20. [Para contemplativas:] Sea tu rinconcito ante el Sagrario el baluarte para
defender la Iglesia
y santificarla. Las contemplativas deben adquirir un sentido grande de Iglesia,
de vibrar y sentir la Iglesia,
despreocupándose incluso de la propia perfección (en lo cual pudiera hasta
existir orgullo y vanidad espiritual) para vivir totalmente para la Iglesia. Las luchas
de la Iglesia,
la evangelización, el sostener a los sacerdotes y santificar al pueblo
cristiano, los éxitos de la pastoral, el despertar de nuevas vocaciones, etc.,
etc., tienen mucho que ver con la misión de una contemplativa ante el Sagrario.
22. La raíz de todo, ¿creemos o
no creemos en Jesucristo? Si creemos, “¿quién
nos podrá separar del amor de Jesucristo? Ni la muerte ni la vida, ni la altura
ni la profundidad...”
23. Si no creemos, somos los más desgraciados de los
hombres, angustiados por nuestros pecados y miseria, sin horizonte y sin esperanza,
tan sólo ilusión, inmanencia, aferrados a nuestras debilidades y temporalidad
sin que nada ni nadie nos pueda salvar.
24. Jesucristo es el mayor bien
que tienes. Tu único bien. Ni tu titulación, ni tu buena fama, ni el tiempo
libre o tu trabajo, ni tu edad ni tu futuro: son bienes relativos, parciales...
Tu mayor bien es Jesucristo.
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