viernes, 28 de marzo de 2014

Resucitó, subió al cielo, vendrá... (IV)

Artículo central, gozoso y fuente de esperanza, es la confesión en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, en su glorificación y en la espera de su retorno glorioso como Juez y Señor.


Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. Si Él no está vivo, todo cae. No confesamos nuestra fe en una ideología, en una causa ética o revolucionaria, ni siquiera en un código moral lleno de "buenismo" (ser "buenas personas"), sino en una Persona, viva, glorificada, que es Jesucristo, el Hijo de Dios, que ha pisoteado la muerte y el pecado, y ha sido glorificado, convertido en Señor y Fuente del Espíritu Santo.

Con razón la santa Vigilia pascual -tan desconocida incluso entre practicantes- tiene ese carácter único y solemne que llena de alegría todo el año: porque el Señor resucitó.

Tampoco nuestra fe se agota en ese misterio; la fe va junto a la esperanza: el Señor glorioso viene en los sacramentos, en la liturgia y en la Palabra como una venida intermedia y esperamos su última y definitiva venida en gloria, como Juez, como centro y discernidor de la historia y de la trayectoria de cada hombre.

Estos artículos centrales a veces están difuminados en la conciencia habitual de los creyentes, desdibujados.m Por eso confesemos con fuerza y vigor, con una fe llena de esperanza:

Creo en Jesucristo...
resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.


"n. 8. Resucitó al tercer día en carne verdadera, pero que nunca más ha de morir. Esto lo comprobaron sus discípulos con los propios ojos y manos. Ni tan gran bondad podía burlarse de ellos ni el que es la verdad engañarlos. 

Por razones de brevedad, se añade inmediatamente que subió al cielo. en efecto, permaneció durante cuarenta días con sus discípulos, para evitar que tan gran milagro, si se sustraía luego a sus ojos, les pareciese una fantasía. Allí está sentado ahora a la derecha del Padre, cosa que debemos contemplar prudentemente con los ojos de la fe para no pensar que se encuentra inmóvil en algún asiento, sin que le esté permitido ni levantarse ni caminar. 

Del hecho de que San Esteban dijo que le estaba viendo de pie, ni se sigue él vio algo que no es cierto ni tiró por tierra las palabras de este símbolo. ¡Lejos de vosotros el pensar o decir esto! Diciendo que estaba allí sentado, sólo quiso significarse su morada en aquella excelsa e inefable felicidad. De aquí que al lugar de residencia se le llame también asiento, como cuando preguntamos dónde está Fulano y se nos responde: "En su asiento". Sobre todo de los siervos de Dios se dice con mucha frecuencia: "Durante tantos años estuvo asentado en tal o cual monasterio", es decir, descansó, moró, habitó. Ni siquiera la sagrada Escritura ignora esta forma de hablar. El rey Salomón ordenó a aquel Semei que habitase en la ciudad de Jerusalén, con la amenaza de que, si alguna vez se atrevía a salir de ella, recibiría el castigo merecido. De él se dice que se asentó allí por tres años, lo que ha de entenderse en el sentido de que habitó. 

Se habla de la derecha del Padre, pero sin que haya de entenderse según es norma en el cuerpo humano, como si él estuviese a la izquierda del Hijo, cosa que sucedería si la colocación del Hijo a la derecha hubiere de entenderse según los puestos de los cuerpos y la disposición de los miembros.

Se denomina derecha de Dios a la inefable excelsitud de honor y felicidad, como se lee referido a la sabiduría: Su izquierda está bajo mi cabeza y su derecha me abraza. En efecto, si la comodidad terrena se queda yaciendo abajo, entonces se abraza arriba la eterna felicidad.

n. 9. Según el clarísimo testimonio angélico narrado en los Hechos de los Apóstoles, nuestro Señor Jesucristo ha de venir desde su sublime morada en los cielos, donde se encuentra ahora hasta su cuerpo ya inmortal; ha de venir, digo, a juzgar a vivos y muertos. Contemplando los discípulos su ascensión al cielo y siguiéndole absortos con los ojos, escucharon cómo los ángeles les decían: Varones galileos, ¿qué hacéis ahí parados? Este Jesús que os ha sido arrebatado, vendrá como le habéis visto subir al cielo. Se cortó el paso a la presunción humana, en que caben tantas y tan diversas cosas. 


Cristo nos juzgará en la misma forma en que fue juzgado él. Así oyeron los apóstoles que había de venir cuando le vieron subir al cielo. Forma aquella que será visible a vivos y a muertos, a buenos y a malos, sea que identifiquemos a los vivos con los buenos y a los muertos con los malos, sea que por vivos se designe a quienes encuentre en vida a su llegada, y por muertos a quienes su sola presencia resucitará, según él mismo lo dice en el Evangelio: Llegará la hora en que todos los que están en los sepulcros eschucharán su voz, y saldrán de ellos; los que hicieron el bien, para la resurrección de la vida, y los que obraron el mal, para la resurrección del juicio. En su forma humana, los unos verán a aquel en quien creyeron y los otros al que despreciaron. Pero los malvados no verán la forma divina, en la que es igual al Padre. El malvado, dice el profeta, será quitado de en medio para que no vea la claridad del Señor. También: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Respecto a Jesucristo, hijo único de Dios y Señor nuestro, baste con lo dicho".

(S. Agustín, Serm. 214, 8-9).

5 comentarios:

  1. Resucitó, alegría, profundo gozo, para su Madre, para la Magdalena, Juan, Pedro..., y para todos los que le aman porque el amor pide la vida para el amado.

    “Cristo nos juzgará…”. Siempre que hablamos del juicio divino vienen a mi mente las palabras de Jesús narradas por el evangelista Juan: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”.

    Me gusta que san Agustín en este Sermón, consciente de que los oyentes pueden no entender correctamente el lenguaje, explique el significado de las palabras que utilizamos en el Credo. Como buen pastor sabe el santo que, si atribuimos significados distintos a las palabras, no podremos estar en perfecta comunión.

    ¡No rompas tu alianza con nosotros, Señor!

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    1. Julia María:

      Como bien sabe, la terminología siempre ha de ser precisa, aclarar los términos para que todos nos entendemos. Luego vendrá la interpretación de esos términos que cada cual hará según su sensibilidad y perspectiva.

      También en este blog se intenta ser preciso en los términos... ¿lo lograremos siempre?

      Saludos

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  2. El lenguaje humano es tan precario, que no sé podrá nunca acercarse siquiera remotamente a lo que intentan expresar las palabras humanas. Me da por pensar que solo la relación personal con CRISTO, única e intransferible, puede suscitarnos lo más parecido, que aquí, podremos acercarnos a lo divino. Sin palabras. GRACIA simplemente. Resucitó, subió al cielo, vendrá... . Inefable e insondable la realidad, que esas pobres cinco palabras humanas, intentan describir. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      Pero el lenguaje es el vehículo de comunicación y transmisión. El Misterio de Dios se expresó en lenguaje humano por la Encarnación y aunque no se pueda abarcar todo, ni comprenderlo todo, porque Deus semper maior, hemos de intentarlo y hemos de ser precisos.

      ¿Cómo predicaremos, cómo anunciaremos, si no es así? ¿Callarnos porque nuestras palabras no pueden agotar el Misterio? ¿O mejor balbucir lo que podamos atisbar?

      Saludos

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    2. No nos callemos, pero nuestras palabras serán siempre torpes e inutiles sin la GRACIA. Lo que toca en lo más profundo es la GRACIA, no nuestras palabras. Lo que evangeliza es la GRACIA, no nuestras palabras. Que DIOS tenga esa irritante manía de hacerlo todo a través nuestra, contando con nosotros, no significa que nuestras palabras sea precisas. DIOS quiere necesitarlas. EL las hace necesarias. Somos Babel, aún hablando el mismo idioma. No somos necesarios, es DIOS, es el AMOR, DIOSnosAMA, EL que nos hace necesarios. Prediquemos, anunciemos, e inutiles seremos. Alabado sea DIOS
      Saludos. DIOS le bendiga.

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