domingo, 16 de marzo de 2014

El prefacio dominical II de Cuaresma

La Cuaresma puede ser una buena ocasión para profundizar y orar sobre algunos textos propios de este tiempo litúrgico. Para ello, dos buenos amigos nos hemos dado la mano (Corazón Eucarístico de Jesús y El Ciento por Uno) para elaborar una serie de entradas de tipo teológico-espritual y litúrgico-musical para aquellas personas que quieran orar con los textos de los prefacios de los domingos de Cuaresma del Ciclo A.

El prefacio del Domingo II de Cuaresma lleva por título "La Transfiguración del Señor" y guarda estrecha relación con el evangelio proclamado en este domingo (Mateo 17, 1-9).

[Cristo] quien,
después de anunciar su muerte a los discípulos,
les mostró en el monte santo
el esplendor de su gloria,
para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas,
que la pasión es el camino de la resurrección.


“Quien, después de anunciar su muerte a los discípulos”. La Santa Transfiguración, contemplada en Cuaresma (distinta de su fiesta el 6 de agosto), considera este momento santo como una señal para los discípulos aterrorizados por la idea de la muerte de Jesús, confirmándolos en la fe y señalándoles la meta última.

“Les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria”. Su gloria es su transfiguración, Él mismo anticipando algo de lo que será la gloria de la Resurrección, descubriendo su divinidad bajo los velos de su carne humana. Esto fortalece y consuela, señala cuál es el Misterio pascual en su totalidad salvadora.

“Para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas”. La ley y los profetas, las Escrituras enteras, anunciaban la muerte y la vida del Siervo de Dios que cargando con el pecado lo destruía. Resumidos en Moisés y Elías, todo apunta a que está llegando el cumplimiento de lo anunciado.

“La pasión es el camino de la resurrección”. Robustece a la Iglesia que peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, saber que la resurrección es real, que está ahí, que es la promesa, y para alcanzarla hay que pasar por la pasión. Ésta queda así iluminada definitivamente. Se nos muestra la Gloria del Resucitado. ¡Deseemos llegar a ella!

Como recurso para los sacerdotes que lo deseen compartimos también el audio de este prefacio del II domingo de Cuaresma según la versión musicalizada del Misal Romano.






5 comentarios:

  1. Encomiable empeño, este del litúrgico-musical. Habrá que sembrar para que alguien pueda recoger. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      En ello estamos.

      No sé pero tal vez surja algún proyecto conjunto más entre Oscar y un servidor.

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    2. Estoy impaciente porque lo concreten y lo compartan. DIOS les bendiga.

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  2. El Tabor, un monte santo para el pueblo hebreo, es una elevación redondeada que destaca por su separación de otras montañas y por su verdor; es significativo que Jesús eligiera este monte. Recuerdo que en nuestro viaje a Tierra Santa el autobús fue bordeando el lago hasta el pie del monte e imaginábamos a Jesús y a sus tres primeros amigos, los tres que le siguieron desde el principio, andando por los caminos o a través del campo hasta el monte. Jesús no hace las cosas ‘porque sí’, elige a tres porque según la ley de Moisés eran necesarios dos o tres testigos para probar un determinado hecho.

    . “Caen las falsas imágenes” titula don Javier la entrada del 6 de agosto de 2009 relativa a la Transfiguración. En la entrada del domingo nos dice Jesús que no ‘le rebajemos con sifón’. Es verdadera su gloria, es verdadera su resurrección, verdadera y necesaria su cruz. Parece absurdo pero en esta hora, en la que todo lo que sea esfuerzo y sacrificio es rechazado para presentar un mundo maravilloso donde tenemos todos los derechos incluso ante Dios sin obligación alguna, no debemos olvidar que fuimos rescatados a precio de sangre del Hijo de Dios, de quien dijo el Padre: “Escuchadlo”, tal y como también dijo la Virgen en Cana.

    Dormidos, muchas veces estamos dormidos o falsamente ilusionados como Pedro. Cristo en la cruz nos habla de entrega, de donación; la resurrección llegó tras una vida entregada al Padre hasta la muerte de cruz. No se puede pasar de un dolorismo exacerbado a un ocultamiento o rebajamiento de la cruz; toda la vida de Jesús y muchas de sus palabras encierran una paradoja, en Jesús la tesis y la antítesis se unen y transparentan. En el Bautismo y en la Transfiguración, Dios Padre parece decirnos: no os escandalicéis, es mi voluntad y el único camino de la redención. Y Jesús tocándoles, dijo: “Levantaos. No tengáis miedo”. El verdadero temor de Dios despierta al alma purificándola; es un temor necesario para que no rebajemos la paradoja.

    Precioso el canto del prefacio. No van mal mis ensayos caseros del cancionero litúrgico de cuaresma y, además, en la Santa Misa del sábado tarde tuve ayuda ¡Genial!

    No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria (de Vísperas).

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    1. Julia María:

      La gloria, siempre, para el Señor.

      El equilibrio espiritual y teológico es imprescindible: ni dolorismo sin resurrección, ni idealismo sin pasión y cruz. El nombre técnico es siempre "Misterio pascual" que engloba ambos aspectos.

      Me alegra que le gusten las entradas teológico-musicales. Ha sido un buen invento de Oscar y espero que esté dando fruto.

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