sábado, 4 de diciembre de 2010

El color del Ángelus en Adviento

El Ángelus, rezado al mediodía de cada jornada, es una venerable oración que hace memoria del mayor Acontecimiento: que el Misterio ha entrado en la historia, que el Amor de Dios ha irrumpido en el tiempo y que gracias a María se renueva el mundo y la creación. El Ángelus es memoria agradecida de la Encarnación: Cristo se encarnó por amor a mí.

Si durante todo el año litúrgico (exceptuando la Pascua), rezamos el Ángelus al mediodía con cariño ante el Misterio central de la historia, la locura divina de la Encarnación, ahora, en Adviento, adquiere tintes nuevos, colores esperanzados.

En la oración del Ángelus convergen la memoria (del acontecimiento) y la esperanza (de la escatología); se unen la Iglesia que espera y la Madre que recibe y ofrece. Así deviene en una súplica ardiente: ¡Ven, Señor Jesús!, Ven, tú que te encarnaste en el seno virginal de María. Ella sostiene y alienta nuestra esperanza.

En el Adviento, retomemos con más fuerza todos la memoria de la Encarnación, rezando el Ángelus.

Recordemos su forma de rezarlo y pongámoslo ya en práctica cada día.

El ángel del Señor anunció a María.
R/ Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María...

He aquí la esclava del Señor.
R/ Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...

Y el Verbo se hizo carne.
R/ Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María...

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos.
Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones
para que, los que por el anuncio del ángel hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
por su pasión y su cruz, lleguemos a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

5 comentarios:

  1. Muy buenas y profundas tus reflexiones.
    Gracias.
    Cada día gozo del privilegio de rezar, en tres momentos, el Angelus, y claro...es un continuo recuerdo de Su Encarnación por amor al hombre.

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  2. He visto hacer a los anglicanos lo que nunca he visto hacer a un cura católico aggiornado: rezar el Angelus después de "misa".

    En Londres, St. Mary's Church, Candem: every sunday.

    ..............................

    Luego he visto a curas católicos hacer lo que se debe: colocar la misa entre un santo paréntesis: Rosario - Angelus - Asperges - Misa - Oraciones leoninas.

    ..............................

    Que catolicismo y anglicanismo son dos religiones diferntes me queda claro, por mucho que sus misas sean casi idénticas (Novus Ordo). Pero que algunos han querido hacer del pre y del postconcilio dos religiones diferentes también me queda claro últimamente.

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  3. Tengo entendido que, antiguamente, se rezaba tres veces al día. Al clarear el día, a media mañana y por la tarde antes del anochecer.
    A mí me encanta el Ángelus a las 12 y alguna vez, cuando me acuerdo, lo rezo a las 6. Es una oración maravillosa a la Virgen.

    Este verano, un sacerdote muy joven que celebraba la Santa Misa por la mañana, al finalizarla, siempre, le dedicaba a Nuestra Señora una salutación. A veces rezábamos una Salve, otras, el Ángelus, otras, un Acordaos... así. Me encantaba. También tenía una costumbre preciosa; al finalizar el evangelio, todos los día, dedicaba unos poquitos minutos, muy poquitos, para hacernos reflexionar con algunos pensamientos. Era una delicia. Ver a un sacerdote tan jovencito con tanta devoción y piedad, que te alegraba el alma. Era muy teresiano y se le notaba. La verdad es que nos ayudaba un montón a lo largo del día.

    Son costumbres que no se deben perder.

    Gracias por recordárnoslos.

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  4. Póngale una "s" a "día" que me la he comido sin más. Disculpe.

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  5. Salve Reina de los cielos,
    Señora de los ángeles,
    salve raíz, salve puerta.
    Tú abriste el camino a nuestra Luz.

    Alégrate, Virgen María,
    entre todas la más bella,
    salve eterna doncella,
    Ruega a Cristo por nosotros.

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