No oculto ni disimulo que soy amigo de san Juan de la Cruz. ¡Y mira que me costó acercarme a él y entenderle! Pero cuando di el paso, me dejó prendado.
Hay dos imágenes de él, muy tópicas, que le desfiguran y no le hacen justicia, haciendo que se fabrique una falsa imagen de este santo, falsa imagen que en absoluto le hace justicia.
La primera es imaginárselo encerradito tranquilamente en su celda escribiendo poesía, en altos vuelos místicos, un fraile discreto en la Orden que "no da ruido" y que no entiende ni de este mundo ni de acción apostólica. Sin embargo, san Juan de la Cruz viajó muchísimo, trabajó e incluso con sus manos ayudó a construir algunos conventos, gobernó como prior y también como Vicario de toda Andalucía. Es un hombre de gobierno y de acción pero con el estilo sanjuanista de la discreción y la contemplación, sin hacerse notar, con suavidad. De Duruelo -primer convento de frailes descalzos- a Mancera como Maestro de novicios. Luego Rector del Colegio de Alcalá de Henares; un tiempo como confesor en el Monasterio de Carmelitas de la Encarnación de Ávila -interrumpido por sus 9 meses de cárcel en el convento de Toledo-. Pasa a ser Superior-Vicario del convento del Calvario (Jaén), funda en Baeza y se le da oficio de Definidor para el gobierno de la recién creada rama del Carmelo Descalzo; funda y es Prior del convento de Los Mártires (Granada), posteriormente de Segovia y destinado (desterrado más bien por las envidias del Prior general Nicolás Doria y algunos del Consejo, ¡ay envidia, que te molestan los sencillos que brillan con luz propia!) a Méjico, cae enfermo de muerte y elige Úbeda como destino final.
Omito todos los viajes que realizó como Vicario de Andalucía por los distintos conventos de frailes y monjas, así como los viajes a los Capítulos Generales.
Hombre de acción.
Y la segunda imagen falsa: verlo duro, únicamente ascético, con cruces, penitencias, ascesis, ayunos. Su espiritualidad radical es una espiritualidad de amor, un amor de unión con Jesucristo. Y en función de ese amor verdadero y mayor, ordena todo su interior (memoria, entendimiento y afectos). Pero san Juan de la Cruz es un enamorado de Cristo. Sólo alguien que ama tanto a Cristo pueda exclamar y pedir:
Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,
la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
A esto le estoy dando vueltas hoy, a ese estar profundamente enamorado de Jesucristo, descansando en su regazo, sin que lo impidan los afanes, ni las ocupaciones, ni los trabajos. Y llevo esta mañana (desde tempranito: Laudes, oración ante el Sagrario, Misa, Oficio de lecturas) pidiendo la gracia de ese amor a Cristo, total, apasionado, robusto, que caracterízó el alma de san Juan de la Cruz. Cristo era "el Amado", "su Amado".
Terminemos orando con la plegaria que él compuso, titulada "Oración del alma enamorada":
¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío? ¿Por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres.
¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío?
¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste?
No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.
¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón?
Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón.
N.B. Animo a leer a san Juan de la Cruz, comenzando por el Cántico espiritual, el "más sencillo" para iniciarse. Muchos autores se ponen de moda, las librerías les ponen estantes a la entrada para vender más, y parecen nuevos "gurús" espirituales que forzosamente han de leerse para parecer "modernos" y "actuales"... y realmente no valen tanto (mejor, omito nombres... y no por falta de ganas). Adentrémonos en la espesura del Misterio de la mano de los clásicos.
Para subir al maravilloso Carmelo, con esta belleza que nos trae hoy y la Santa más enamorada de Dios, bastaría para conocer a Nuestro Señor y llegar a Él con la humildad de las personas que quisiera tener a su lado el Señor.
ResponderEliminarComo usted, soy una enamorada de nuestros místicos, que además son nuestros, de aquí, de nuestra amada España, no hay que ir a buscarlos a ningún lugar del mundo. Hablan nuestra lengua, sienten como nosotros y aman como nosotros, con una riqueza espiritual que ya quisieran muchos. En fin, me pongo y no acabo.
¿Sabe qué? Que he hecho un ratito de oración en este su rinconcito.
¿Sabe también que Juan Ramón Jiménez lo leía mucho y se basaba mucho en Él? ¡Me encanta!
Muchas gracias. Que el Señor le bendiga.
Hola D. Javier: Creo que es preciso saberse esconder,muchos oyen trinos pero sólo canta para los que con él van o ya están, menudo pájaro este Juan.
ResponderEliminarCapuchino de Silos:
ResponderEliminar¿Hacer oración con un artículo mío? ¡¡Me sonroja!! No creo que sea para tanto.
De literatura ando bien escasito, por desgracia, una de mis grandes lagunas. ¿Cómo se relaciona Juan Ramón Jiménez con san Juan de la Cruz? ¿Podría iluminarnos o traer textos suyos?
NIP:
Algo de jeroglífico tienen sus palabras (cariñosamente se lo digo).
Hay que saberse esconder, y mucho; y luego, en el momento oportuno, volar tan alto que a la caza demos alcance.
Precioso post sobre San Juan de la Cruz, creo que le hace mucha justicia en este día.
ResponderEliminarYo también me declaro amigo suyo, en comprenderle y tratarle dedico el tiempo que puedo porque, sin duda, es más complejo que mi otra buena amiga, Santa Teresa.
Dejo esta visita con un fragmento del Cántico que me encanta, porque creo que resume un poco cómo es la travesía por la vida del cristiano,
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
no cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Gracias
Hay que saber desprenderse de todo lo que impide la unión con el Amado:
ResponderEliminarOh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. Sal.62, 2-9.
Míos son los cielos y mía es la tierra...
ResponderEliminarTodo ese párrafo, me recuerda mucho la frase de la parábola del hijo pródigo, cuando el Padre le dice al hijo mayor, para convencerlo que se una a la fiesta por su hermano: Hijo, todo lo mío es tuyo...
También me llama la atención eso de: haz en ellos (sus pecados), Dios mío, tu voluntad... y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos.
¿Qué es un cornadillo, una pequeña moneda de aquel tiempo?
Aprendiz:
ResponderEliminarAdemás del pasaje de la parábola del hijo pródigo, con clarísimas resonancias, me suena el versículo de "todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios" (1Co 3,23).
La oración es deliciosa y algunas de sus frases dan para buenos ratos de oración contemplativa, sumergiéndose en Dios.
Por último el cornadillo: Dice la nota a pie de página de la edición que tengo a mano (de Editorial Monte Carmelo): ""Cornadillo" diminutivo de "cornado", pequeña moneda de baja ley mandada batir por Alfonso XI. Aquí se toma en sentido figurado para indicar una cosa insignificante, sin valor".
Gracias mil gracias un saludo en Cristo jesús
ResponderEliminarMuchas veces me he enfrentado a al entendimiento de "místico" como algo pasivo y puramente emotivo. He contado la vida de Santa Teresa y San Juan de la Cruz y mis interlocutores simplemente no me han creído. ¿Cómo va a ser una persona de acción un místico? Si les cuento que la mística también conocimiento, me terminan de mandar lejos.
ResponderEliminarLa mística se ha arrinconado como algo inútil para el cristiano del siglo XXI... y es precisamente el camino más activo y útil que existe para encontrarse con Dios.
Gracias D. Javier. Dios le bendiga :) Feliz Navidad
Qué hermoso artículo, padre. Excelente. Gracias. Saludos desde Argentina. Dios lo bendiga.
ResponderEliminarLourdes:
ResponderEliminarGracias a vosotros por vuestra lectura y vuestra fidelidad.
Miserere:
d´accordo, caro!! Mística y acción, en nosotros, van unidas. En unos carismas predominará una y en otros carismas otra, pero todos los bautizados hemos de ser místicos y a la vez activos.
Raquel del Monasterio Católico bizantino:
Gracias a Vd. (¡qué bien, de la Argentina!) y a la Comunidad Monástica. Espero que siga acudiendo a este lugar de encuentro y formación. Saludos cordiales.
Que bellas son estas palabras.Con razon mi angel de la guarda se llama Juan de la Cruz
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