lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad de papel de regalo

Siempre me ha parecido que el hombre pretende disimular u ocultar la fuerza del Misterio escondiéndolo tras lo banal o lo cultural, a lo mejor no tanto porque no se sepa preguntar al Misterio, cuanto que prefiere la comodidad del quedarse quieto y no indagar, no buscar para no hallar. Se amordaza el Misterio tras expresiones humanas o culturales y así se sobrevive con el Misterio sin atreverse a dejarse fascinar por lo bello y verdadero del Misterio.

    El ciclo litúrgico de la Navidad es, en verdad, un Misterio, el gran Misterio, el Misterio accesible y palpable del Verbo, de la Presencia del Dios-con-nosotros, que descubre el hombre al hombre, le revela sus inmensas posibilidades, le señala el camino de su sobrenatural vocación a la santidad. 

No obstante, frente al Misterio que sobrecoge al hombre y le hace brotar el estupor, la admiración y la adoración, el hombre ha preferido amortiguar el golpe de Dios, ocultar sus refulgentes rayos, envolviéndolo todo en un vulgar y simple papel de regalo; hemos querido arrebatarle fuerza transformándolo en dulzura meliflua, empalagosa, chorreante de miel; es un folclore navideño, aceptado y participado por todos que resulta más “entretenido” y falsamente “humano” que la acogida del Misterio que se da. 

La fuerza de Dios y la belleza del cristianismo que engendra se oculta tras los velos de la “solidaridad”, del compartir navideño, de los regalos y de lo convencionalmente aceptado por la sociedad, ya incluso, abierto y descaradamente, sin referencias a Jesús en muchos eventos, adornos o felicitaciones. A aquel que se manifiesta lo preferimos como un Dios oculto y escondido; al que habla lo preferimos mudo. Un simple y último ejemplo: la liturgia misma de Navidad es abarrotada y colmada de cantos y villancicos populares, coros de niños vestidos de “pastorcitos” y Misas “flamencas o rocieras”, marginando los grandes cantos de la liturgia de Navidad, incluso el mismo salmo responsorial o el Gloria.

Empleamos expresiones no muy correctas, pensando que la Navidad es puro sentimiento, y deseamos que "Jesús nazca en nuestros corazones" para expresar sentimientos de solidaridad, paz... olvidándonos que celebramos el nacimiento histórico y real de la Palabra que se puede tocar y que ha cambiado la vida, la historia y la humanidad misma. No. No es la simple ternura que despierta cualquier recién nacido, cualquier niño pequeño que sonríe al mirarnos: se trata del Misterio de Dios que se hace dialógico, accesible, experimentable y al mismo tiempo supera al hombre.

Pero hemos preferido envolver la Navidad en papel de regalo antes que desnudarla y mirar de frente al Misterio para caer de rodillas, enamorados y sorprendidos.

    Pero volvamos al principio: estamos ante el Misterio. Y el hombre sabio, el creyente, sabe que ante el Misterio hay que ponerse de rodillas, llenos de asombro y gratitud, adorar y amar, acoger y dejarse coger por el Misterio. Aquí está la Belleza, la Verdad, la Bondad, la Luz, la Palabra y la Vida.

7 comentarios:

  1. Pero volvamos al principio: estamos ante el Misterio. Y el hombre sabio, el creyente, sabe que ante el Misterio hay que ponerse de rodillas, llenos de asombro y gratitud, adorar y amar, acoger y dejarse coger por el Misterio. Aquí está la Belleza, la Verdad, la Bondad, la Luz, la Palabra y la Vida.

    Hay una frase en el Evangelio de san Juan, que dirige Nicodemo a Jesucristo:
    "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él".
    Para saber si verdaderamente nos hemos encontrado con Jesucristo, si ha nacido en nosotros, si Él vive en nosotros, miremos nuestras obras. Sólo Él puede realizar obras de Vida Eterna. Este es el misterio, Dios viene a nuestro encuentro para que tengamos Vida y Vida en abundancia, una Vida que no se acaba...Y la consecuencia es el asombro, la gratitud, la adoración, el amor...y no un amor cualquiera, sino un amor crucificado, que no se resiste al mal.

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  2. Para creer en el Misterio Divino, me parece a mí que hay que partir de la Fe en Jesús. Muchos de nuestros contemporáneos no creen en Él porque las estructuras sociales positivamente lo impiden. Quizás fuera conveniente ir llenando sus costumbres de luz sobrenatural, de sentido trascendente para irlos conduciendo, suaviter et fortiter hacia la Fe y Apertura a Dios.

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  3. Entre usted y Desde Sevilla me han dejado si palabras porque todo lo que exponen es tan Verdad como la Vida, la Belleza, la Bondad, la Luz, la Palabra... de quién está oculto en el Sagrario para que lo adoremos, nos arrodillemos y lo amemos eternamente entregándole nuestra alma cada día y cada segundo de nuestra vida, pero estamos... ¡tan tentados! Sería para pararnos y meditar muy despacito con los ojos y el corazón puestos en Él hasta que nos diéramos cuenta quién es quién nos mima y nos ama cada instante.

    Muchas gracias y que el Señor le bendiga.

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  4. El Misterio es incómodo para la sociedad actual. No nos educan para acercarnos a esta dimensión de nosotros mismos y de todo cuanto nos rodea.

    Pararse a pensar, reflexionar, arrodillarse y adorar, ni se llega a plantear dentro de muchos ámbitos eclesiales... especialmente atareados con las campañas de Navidad. Que dejan de ser maravillosas y necesarias, pero que no son un fin en si mismas.

    Si cada vez somos menos los que nos arrodillamos en al consagración y para orar después de comulgar, qué podemos esperar respecto a la Navidad.

    Dios le bendiga D. Javier :)

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  5. A mí también me ha llegado mucho el comentario "desde Sevilla". Es de lo que más me ha gustado referente al encuentro con Jesucristo de todo lo que hasta ahora he oido o leido.
    Pero mientras éso no suceda, hay que seguir paciente y humildemente suplicando sin desanimarse y tal vez también estar vigilantes para que ese encuentro "no pase sin detenerse".
    Desde Sevilla me ha devuelto de nuevo al adviento.

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  6. Es verdad lo que usted dice muchas veces tenemos miedo de dejarno envolver de ese misterio de amor en ese gran silencio que habla de Dios gracias

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  7. ¡Cuántos comentarios! ¡Qué bien! Y ciertos todos...

    pax

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