martes, 12 de octubre de 2010

Algo más sobre la sede

La sede es uno de los lugares litúrgicos necesarios para la Eucaristía y otros oficios litúrgicos, así como el ambón o el altar son otro de los lugares. Desde la sede se preside, se ora, se dirige la oración y se enseña en la homilía. En la sede se significa el oficio de Cristo, Cabeza, Pastor y Maestro, y se supera la mera utilidad de sentarse durante unos cantos en tres sillas iguales al simbolismo de la cátedra. Bastaría ver las antiguas basílicas (como San Vital o San Clemente) para descubrir el lugar de la sede (en el ábside) de manera preeminente (el que preside está más elevado que el banco de piedra corrido para los sacerdotes).

La sede como lugar litúrgico ha de habilitarse allí donde se celebre la Santa Misa y no únicamente en la parroquia, sino también en cualquier oratorio, capilla o iglesia de contemplativas. Es un contrasentido y ahora una grave infracción comenzar la Misa ya directamente desde el altar. Éste se reserva para el sacrificio y por tanto al altar se acerca el sacerdote para depositar la oblata y pronunciar la plegaria eucarística: los demás oficios (ritos iniciales, también la homilía, etc. y al final la bendición) los dirige desde el sitio de la presidencia. "El lugar de presidencia o sede del sacerdote celebrante significa la función de presidir la asamblea litúrgica y de dirigir la oración del pueblo santo" (Bend 982).

El Misal prescribe las características de la sede:
"La sede del sacerdote celebrante debe significar su ministerio de presidente de la asamblea y de moderador de la oración. Por lo tanto, su lugar más adecuado es vuelto hacia el pueblo, al fondo del presbiterio, a no ser que la estructura del edificio u otra circunstancia lo impidan, por ejemplo, si por la gran distancia se torna difícil la comunicación entre el sacerdote y la asamblea congregada, o si el tabernáculo está situado en la mitad, detrás del altar. Evítese, además, toda apariencia de trono. Conviene que la sede se bendiga según el rito descrito en el Ritual Romano, antes de ser destinada al uso litúrgico.

Asimismo dispónganse en el presbiterio sillas para los sacerdotes concelebrantes y también para los presbíteros revestidos con vestidura coral, que estén presentes en la celebración, aunque no concelebren.

Póngase la silla del diácono cerca de la sede del celebrante. Para los demás ministros, colóquense las sillas de tal manera que claramente se distingan de las sillas del clero y que les permitan cumplir con facilidad el ministerio que se les ha confiado" (IGMR 310).

El simbolismo litúrgico de la sede se resalta cuando hay que inaugurar una sede nueva; entonces se procede a bendecirla para destinarla al uso litúrgico. La plegaria de bendición acude a la contemplación del ministerio de Cristo en cuanto Pastor que sigue pastoreando desde la sede litúrgica:

"Alabamos tu Nombre, Señor, unidos en una sola voz, y te suplicamos humildemente
a ti que viniste como buen Pastor
para reunir en un solo redil a tu rebaño disperso,
por medio de aquellos que tú has elegido
como cooperadores en la propagación de la verdad.
Apacienta a tus fieles
y llévalos por el camino de la santidad,
y así, pastores y ovejas podrán un día
entrar con gozo en los pastos eternos" (Bend 987).

O también:

"Señor Jesucristo,
que enseñaste a los pastores de tu Iglesia
a servir a los hermanos y no a ser servidos,
te pedimos que hagas con tu gracia
que todos los que vengan a esta cátedra (sede)
proclamen siempre tu palabra
y administren dignamente tus sacramentos,
y así, junto con el pueblo a ellos confiado,
te alaben sin cesar en la sede eterna del cielo" (Bend 999).

Así se entiende el valor litúrgico que tiene la toma de posesión de un Obispo en su diócesis. Cuando preside el Metropolitano (sic.), una vez leídas las Letras Apostólicas, "el Metropolitano invita al Obispo a sentarse en la cátedra. Luego el Obispo se pone de pie y se canta el Gloria" (CE 1145).


Es una lástima que muchas veces la sede queda al margen de la liturgia y se haga la homilía delante del altar con un micrófono: se busca entonces impactar de forma mediática, pero pierde todo el valor de signo.

También en la inauguración del ministerio del párroco en su parroquia; el Obispo le hace entrega al nuevo párroco de los distintos lugares litúrgicos (fuente bautismal, sede penitencial...) y también la sede para presidir (Cf. Entrada del nuevo párroco, n. 12).

La sede deberá poseer prestancia, ser visible, elevada, y apta para dirigir la oración y poder realizar desde allí la homilía.


6 comentarios:

  1. Cuando prescindimos de los signos, nos olvidamos de que, por medio de ellos, es cómo podemos acercarnos a mis Misterios que se nos presentan delante en la Liturgia. Una Liturgia desprovista de sus signos, es una celebración social.

    Basta leer a San Ambrosio de Milán, para darse cuenta de que lo signos son las puertas que abren la Liturgia a nuestro entendimiento.

    Dios le bendiga :)

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  2. Estimado Javier,
    tras varios días de "atraso" en la lectura, hoy me he puesto al día. Promete ser sumamente enriquecedora la serie de entradas que anuncias sobre los elementos litúrgicos. Por cierto, yo consulto mucho el libro "La Fe explicada", de Leo J. Trese. Dime si es de "confianza". Un saludo.

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  3. Oportuno post y más aún fotografía. Yo estuve allí y me consta que Ud. conoce el lugar. La pregunta que le lanzo es la siguiente: ¿qué le parece el presbiterio y más en concreto el altar redondo? Espero que me ilustre, como es costumbre en Ud.

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  4. Miserere:

    Como siempre, de acuerdo.

    Ricardo:

    El libro lo he tenido en mis manos alguna vez para curiosearlo; si mal no recuerdo es de la editorial Patmos... con lo cual, sin problema.

    Anónimo:

    El presbiterio desentona estéticamente con la arquitectura gótica, sobria, de la Catedral. La sede episcopal apenas se distingue con asientos semejantes aunque más bajos en el respaldo; el ambón no es tal, sino un atril de mármol con columnas y el altar no tiene referentes en la Tradición litúrgica de la Iglesia: los ángulos del altar (cf. Sal 117) hacen referencia a Cristo piedra angular, incluso para su unción. Jamás ha existido un altar circular en la tradición; sí, sin embargo, es hermoso el detalle de las doce columnas, los doce apóstoles. Lo siento, pero no me parece una realización adecuada del presbiterio de una catedral gótica.

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  5. Yo conozco un sacerdote mayor que celebra en privado (privado del todo, ni siquiera hay acólito) todos los días, y celebra toda la Misa (Novus Ordo) de pie, frente al altar (que está unido a la pared, es una capillita lateral de la sacristía). ¿Está eso mal?

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  6. Anónimo:

    Extraña pregunta. Es posible en circunstancias razonables, según IGMR:

    "254. No se celebre la Misa sin un ministro, o por lo menos algún fiel, a no ser por causa justa y razonable. En este caso se omiten los saludos, las moniciones y la bendición al final de la Misa.

    255. Antes de la Misa se preparan los vasos necesarios en la credencia o sobre el altar al lado derecho".

    Y a continuación describe el rito de la Misa con un solo ministro, empleando los tres lugar es: altar, sede, ambón.

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