miércoles, 27 de octubre de 2010

"La Eucaristía hace la Iglesia" (De Lubac)

La Eucaristía y la Iglesia se relacionan como el corazón con el cuerpo; una no existe sin la otra. La obra de De Lubac, gran teólogo francés, expone las mutuas relaciones:

“Todo esto nos invita a considerar las relaciones entre la Iglesia y la Eucaristía. Se puede afirmar que hay una causalidad recíproca entre ambas. Puede decirse que el Salvador ha confiado la una a la otra. Es la Iglesia la que hace la Eucaristía, pero es también la Eucaristía la que hace la Iglesia. En el primer caso, es la Iglesia en cuanto la hemos considerado en su sentido activo, en el ejercicio de su poder de santificación; en el segundo, se trata de la Iglesia en su sentido pasivo, de la Iglesia de los santificados. Y en virtud de esta misteriosa interacción, es el Cuerpo único, en fin de cuentas, el que se construye, en las condiciones de la vida presente, hasta el día de su definitiva perfección” (Meditación sobre la Iglesia, p. 112).
 
 
Y “la Eucaristía hace la Iglesia”. Significada la Iglesia en el agua y la sangre del Costado de Cristo, la Iglesia es Cuerpo del Señor que se construye por el Cuerpo eucarístico, asimilando a Cristo y Cristo, a su vez, asimilando a quien lo come. Por la celebración del misterio “la Iglesia se hace a sí misma. La Iglesia santa y santificante construye la Iglesia de los santos. El misterio de comunicación se remata en un misterio de comunión, y éste es precisamente el sentido, antiguo y siempre actual, de comunión, por el que se designa ordinariamente a este sacramento” (p. 127). Si esta perspectiva de la Eucaristía, de la Iglesia y de la comunión sacramental, asumida plenamente por la encíclica “Ecclesia de Eucharistia” de Juan Pablo II, se presentase mejor a la vida de la Iglesia –formación, catequesis, espiritualidad, celebración- y se viviese, muchos elementos distorsionadores, con cariz secularista, desaparecerían privados de raigambre en la Tradición.

    La comunión eucarística realiza la comunión eclesial, como un don recibido. Y sin comunión eucarística, es imposible que pueda darse la comunión eclesial, porque entonces la Iglesia sería una simple agregación humana, de matiz moral, con compromisos estables que los miembros se darían a sí mismos y que se remitirían para justificarse, a un principio mayor. Es lo horizontal, la agregación, la pobreza en considerar a la Iglesia como simple solidaridad humana, o, con lectura tergiversada, simple pueblo de Dios en tono democraticista. O como simple conclusión pastoral: ¿puede haber compromiso cristiano en catequesis o cáritas sin la comunión eucarística, es decir, la inserción en el Cuerpo eucarístico y en el Cuerpo eclesial del Señor? ¿Puede haber algo en la Iglesia que no brote de la Eucaristía: la catequesis, la vocación y los carismas, la evangelización, el testimonio?

¡No hay Iglesia sin Eucaristía!

¡No hay vida cristiana sin Eucaristía!

¡No hay testimonio ni familia cristiana sin Eucaristía!

¡Todo brota de la Eucaristía, celebrada y adorada!

1 comentario:

  1. Por desgracia, el compromiso cristiano es para muchos de nosotros un compromiso humano y no un compromiso sobrenatural que parte del mismo Amor... que es Dios.

    La eucaristía nos comunica este Amor, que hace que nuestro amor tenga sentido más allá de los que somos.

    Sé que es imposible comprender el Misterio que encierra la Eucaristía, pero gracias a Dios mismo, alguna conciencia podemos tener del milagro que se nos presenta delante nuestra.

    Dios le bendiga D. Javier :)

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