miércoles, 24 de marzo de 2010

Viacrucis: La Resurrección de Jesús (XV)

15ª Estación: La santa Resurrección de Jesús

Nada tendría sentido y quedaría la redención inacabada, si el Señor no hubiese resucitado de entre los muertos. ¡Resucitó el Señor!. Lo vieron vivo, el sepulcro vacío, las vendas y el sudario –como si el cadáver se hubiese evaporado dentro de la sábana- estaban en su sitio, comieron los discípulos con él, se les apareció en distintas ocasiones. ¡Resucitó el Señor! Cada año, la noche de Pascua, la Iglesia reúne a sus hijos en vela en la liturgia más solemne y espectacular del año, la santa Vigilia pasc
ual, para asistir gozosa a la Resurrección de su Señor y Esposo. ¡Qué deseo, qué anhelo, qué impaciencia en el corazón de un católico fiel por llegar a asistir, vivir, exultar en la Vigilia pascual!

¡Resucitó el Señor!

Resucitó: todo cambia, la creación se renueva.

Resucitó: su luz disipa las tinieblas del corazón y del
espíritu.
Resucitó: triunfa el amor de Cristo sobre el odio del pecado.

Resucitó: venció sobre la muerte, comienza la vida nueva
.

Y porque Cristo ha resucitado es posible la esperanza, la caridad, la vida, la gracia, la misericordia, la luz, la razón. Y porque Cristo ha resucitado, el hombre no está solo, pues el Señor se hace Compañero de camino, Presencia, Palabra cálida y reconfortante. Y porque Cristo ha resucitado la vida no queda confinada a los límites del tiempo y aniquilada por la muerte, sino que la vida se proyecta a la eternidad del cielo, al Amor de Dios y la Compañía de los Santos, como explicaba Pablo VI: “Quien ha muerto en Cristo, en Cristo resucitará. La muerte corporal no es el inexorable fin de nuestra existencia: es el sueño que precede a una nueva jornada sin ocaso. ¡Maravilloso, maravilloso! Sí, así es, ciertamente. ¿No cambia entonces la valoración de todo lo presente? Si esta breve, precaria, sufrida existencia, juzgada según la ley del reloj universal, el tiempo, está en coordinación con otra sucesiva y sin fin, ¿no cambia entonces la clasificación de los valores presentes? ¿No deben ser juzgados en función de los futuros? Y si estos bienes futuros quedan determinados según los presentes: ¡qué responsabilidad, qué precio adquieren precisamente estos valores de nuestra cotidiana existencia!” (Pablo VI, Mensaje Pascual, 10-abril-1977).

Resucitó el Señor.
El Cordero pascual ha sido inmolado.
Brilla la luz de Cristo sobre el mundo.
Cristo, nuestra Pascua, ha resucitado.

(n.b. ¿Cómo es posible, así pues, que los católicos no acudan en masa a sus parroquias para celebrar la Vigilia pascual? ¿Cómo para esto muchos se sienten con libertad para ignorar la Tradición de la Iglesia (y para algunas minucias se les llena la boca con la Tradición)? ¿Tal vez porque no hay costumbre de asistir? ¿Celebramos su muerte acudiendo a la iglesia, abandonamos su resurrección en la Vigilia? ¡Santa Pascua, te ansiamos, te saludamos ya!)

2 comentarios:

  1. Me hicieron bien estas palabras escritas. Hace unos días también escuché en www.jorgenardi.com.ar unas palabras grabadas por un padre católico y me hicieron bien. Yo todavía no practico mucho en la Misa pero me van encaminando para acercarme al catolicismo

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  2. Feliz Pascua!!

    Me alegro que estos artículos le puedan ayudar a redescubrir la vitalidad del catolicismo, la juventud de la Iglesia... ¡y el amor inmenso de Jesucristo!

    Sólo en Él hallamos plenitud, sentido, vida y redención.
    ¡Sólo Jesucristo!
    De verdad, le aseguro que es lo mejor que nos ha podido pasar en la vida: CONOCER A JESUCRISTO, amarlo y seguirlo en la Iglesia, su Cuerpo.
    El día que lo descubra y se incorpore convencido a la Iglesia, se sentirá Vd. como nuevo, distinto...

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