8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
Dos bienaventuranzas se entrelazan en este momento del Viacrucis; las mujeres piadosas son conmovidas por la misericordia hacia el Señor pues “dichosos los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”; y por otra parte, llorando por el sufrimiento de Cristo, reciben consuelo de Él, pues “dichosos los que lloran porque ellos serán consolados”.
Misericordia, y bien grande, sienten aquellas mujeres viendo la injusticia que con Cristo se está cometiendo ¡y ya quisieran paliarle sus sufrimientos! Desfigurado ya no parece hombre y provoca repulsión mirarlo a la cara. La misericordia, el mayor y más excelente atributo de Dios, es sufrir y pasar por el corazón la debilidad del otro, del prójimo. Un corazón misericordioso nunca pasa ajeno ante el sufrimiento de nadie, ni ante su debilidad, ni su dolor, ni su soledad (tan aguda soledad de nuestro mundo que a tantos lacera). El corazón no se vuelve insensible, ni indiferente, ni altanero: la misericordia es un amor eficaz y activo, con obras reales –las obras de misericordia- para el prójimo que sufre. No conoce palabras ni discursos grandilocuentes ni cuotas ni límites para luego no hacer nada, pero siempre quedar bien. El amor más excelente se llama misericordia. “La misericordia –predicaba san Gregorio de Nisa- es afecto lleno de amor hacia aquellos que están afligidos por cosas tristes y molestas... la misericordia nace de alguna forma de amor... Luego la misericordia, como la definición misma la manifiesta, es madre de la benevolencia, la prenda del amor, el vehículo de todo afecto amistoso” (Hom. Bienav., 5).
Las mujeres de Jerusalén lloran; Jesús las consuela. Y se cumple aquí la Bienaventuranza: “Dichosos los que lloran porque ellos serán consolados”. Hay un llanto que merece el consuelo de Dios: el llanto conmovido viendo el egoísmo, la iniquidad, el pecado del mundo; viendo a los hombres que no aman a Cristo, que le rechazan, que siguen hoy rechazándole, apartándose de Él y alejándose de la Iglesia; que sufre viendo que el Redentor no es amado, que la Iglesia es atacada o perseguida a veces por sus propios hijos; un llanto misericordioso cuando se ven tantas vidas rotas, tanta maldad, tantos hombres –incluso católicos- que viven como si Dios no existiera o no tuviera nada que ver con ellos; lloran por tantos católicos que sólo lo son de nombre, de apariencia y aparentar, sin vida de oración, sin participar de la Eucaristía, que nunca se les ve ante el Sagrario, sin apostolado, sin obras de caridad... que usan de la Iglesia para parecer que son algo ante la sociedad. Ese llanto... ese llanto será consolado por el mismo Señor.
San León Magno enseñaba: “Este llanto... no es común con la aflicción de este mundo... Es otra la razón de este llanto, otra la causa de estas lágrimas. La tristeza religiosa o llora el propio pecado o el ajeno” (Serm. 95). Bienaventurados aquellos que “no dejan de llorar por las iniquidades del mundo y los delitos de los que pecan. Estos pues, que tan santamente lloran, les promete el Señor justamente la consolación del júbilo eterno” (Cromacio de Aquileya, Com. Ev. Mat., 17, 3, 2).
La misericordia y las lágrimas... y Cristo cargando con el pecado del mundo. Pero será Él, sólo Él el que triunfará y Resucitado será misericordioso con los que tuvieron misericordia, y ya Glorioso consolará a los que lloraron por el pecado del mundo. Sigue tu camino, Cristo, no te detengas. Te acompañaremos y aguardaremos tu consuelo. No estás solo, contigo estamos, Jesús.
Éste es un blog que pretende ser formación y catequesis de adultos, mistagogia de la liturgia, pensamiento teológico, vida espiritual y aliento para la santidad. Y lo pretende con fidelidad a la Iglesia, al sentir eclesial y a la Tradición. ¡Sé bienvenido!
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Padre, hermano Javier, QUE DIOS TE BENDIGA, TE GUARDE Y PROTEJA, siempre, por poseer el don sacerdotal como llama en tu corazón.
ResponderEliminarEncontré tu blog de "casualidad", buscando leer claramente qué le había dicho Jesús a las mujeres, cuando las consuela, camino al Calvario. Y de pronto, en google, entro a este blog! Eres de España, yo soy de Argentina. Si me permites, seré una seguidora tuya. Soy devota del Padre Pío de Pietrelcina, en verdad, gracias a él, me reafirmé en el Catolicismo.
Hice un intento de Blog, pero como no estoy muy ducha con el formato, lo empecé, pero aún no lo pude terminar. Te invito a que lo veas: http://guardianesdelaluz.blogspot.com
Gracias por tan hermoso regalo,
QUE EL SEÑOR TE BENDIGA, SIEMPRE!!!
Nancy.
Nancy.
ResponderEliminarBienvenida al blog. En él espero que encuentre Vd apoyo en la fe, doctrina, Compañía de muchos hermanos.
Desde la Madre patria a la querida Argentina, un saludo cordialísimo.
sean bendecidos por eneseñar la palabra de nuestro señor
ResponderEliminarDios los acompañe y guarde.