Un trabajo interior, una puesta al día del dinamismo de nuestra alma e incluso de la psicología personal, un ejercicio espiritual: esto es el tiempo de la Cuaresma. Tiene un objetivo que es llegar a la Vigilia pascual renovados, habiendo crecido algo según la medida y la estatura de Cristo; pretende la Cuaresma que al llegar a la Vigilia pascual todos hayamos arrancado algo en nosotros de lo que se oponía a la acción de la Gracia de Dios, derribar algunas de las resistencias con las que queremos a veces frenar la actuación de Dios en nosotros.
¿Por dónde podríamos afrontar un trabajo interior de este tipo? Pongamos un objetivo concreto: fiarnos más de Dios, mayor confianza en Dios, porque esto nos dará una gran libertad interior. Leemos en el libro de los Proverbios: “Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia” (Prov 3). Si entramos en lo interior, y vamos adquiriendo conocimiento propio, conocernos como Dios nos conoce, veremos los obstáculos y resistencias para esta confianza absoluta en Dios.
-Quien “se fía de su propia inteligencia” es el hombre soberbio que cree que él solo, por sí mismo, por su valía personal y sin necesitar a Dios, puede construir su presente y su futuro, haciendo planes y proyectos queriendo poner a Dios a su servicio en lugar de ponerse él al servicio de Dios. Puede que incluso celebre los sacramentos y sea miembro de la Iglesia, pero Dios es un accesorio en su vida, un algo añadido y, existencialmente, superficial. No lo dirá conscientemente, pero en el fondo vive así, olvidando a Dios. Se fía de su propia inteligencia y como el hombre de la parábola, él echa sus cuentas, derriba sus graneros para construir otros más grandes queriendo controlar su incierto futuro. Se fía de su propia inteligencia el que juzga qué es bueno y qué es malo en su vida olvidando la lógica de Dios ya que muchas cosas concurren para nuestro bien aunque al principio las juzguemos malas o dolorosas según lógica humana.
-A veces son los miedos e inseguridades, difíciles de controlar, que se levantan en el alma y roban la paz. Convendrá serenar el alma, enfrentarse uno a los propios miedos, ponerles nombre, racionalizarlos y obre todo mirar a Jesucristo que, si nos hundimos en el mar como Pedro (asustado, mientras antes estaba andando sobre las aguas), y clamamos a Él, extenderá su mano. Los miedos, la angustia y la ansiedad deben confrontarse con el amor de Cristo, que lo vence todo; recordemos e integremos en nuestra vida el texto paulino: “¿Quién nos separará del amor de Dios? ¿La angustia, la persecución, el hambre...?” (Rm 8,31).
-La desconfianza en el Señor tiene mucho que ver con una mala memoria y falta de visión sobrenatural. Mala memoria cuando se olvida uno de las acciones de Dios, de sus intervenciones salvíficas en nuestro pasado y cómo actuó en nuestra vida, falta de visión sobrenatural si somos incapaces de ver la Providencia de Dios y su Presencia en nuestra vida en cada momento. ¡Hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados! Entonces, con una mirada de fe, la realidad se ve de manera muy distinta y clara.
En la Cuaresma trabajemos en la confianza atajando los miedos, creciendo en abandono, viendo la realidad con una mirada distinta y creyente. Pensemos que en la Vigilia pascual al renunciar al pecado, a Satanás y a sus obras, se nos preguntará:
¿Renunciáis a sus obras, que son:
vuestras envidias y odios;
vuestras perezas e indiferencias;
vuestras cobardías y complejos;
vuestras tristezas y desconfianzas...
vuestras faltas de fe, de esperanza y de caridad?
¿Renunciáis a todas sus seducciones, como pueden ser:
el creeros los mejores;
el veros superiores;
el estar muy seguros de vosotros mismos;
el creer que ya estáis convertidos del todo;
el quedaros en las cosas, medios, instituciones, métodos, reglamentos, y no ir a Dios?
El trabajo cuaresmal permitirá que respondamos de verdad en la Vigilia pascual.
A la vez que le sigo en esta Cuaresma, intento leer la del año pasado y esta catequesis me ha gustado mucho.
ResponderEliminarQué buen trabajo se nos propone:
... "trabajemos en la confianza atajando los miedos, creciendo en abandono, viendo la realidad con una mirada distinta y creyente".
Me ha impresionado ver escritas la obras "del enemigo" que a veces nos pueden parecer cositas sin importancia:
envidias y odios;
perezas e indiferencias;
cobardías y complejos;
tristezas y desconfianzas...
faltas de fe, de esperanza y de caridad
Gracias por recordárnoslas.