Plácidamente, pero también
esperanzadamente, con tensión espiritual, escuchamos las profecías de
Isaías cada día de este primera parte de Adviento (hasta las ferias
mayores, a partir del 17 de diciembre), y cómo se cumplen todas en
Nuestro Señor Jesucristo, eligiendo el evangelio según la lectura de
Isaías, en armónica relación -y no cada lectura en paralelo o lectura
semi-continua-.
El peso fuerte -ya lo señalamos- recae en la lectura semicontinua de Isaías, y luego el Evangelio se une a la primera lectura como su cumplimiento. Sabiendo esto, oíamos hoy: "Él
da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido... los que
esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, les nacen alas como de
águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse" (Is 40, 30-31).
¿Quién no experimenta cansancio, desolación, vacío? ¿Y dónde descansar el corazón, sentir la paz más íntima y honda? El profeta anuncia que Dios será el descanso, la fuerza, el alivio para el cansado.
Entonces el evangelio muestra la plenitud y el cumplimiento de la profecía: "Venid a mí... encontraréis vuestro descanso". El título de la lectura de Isaías (frase en rojo que resume el sentido de la lectura y el motivo de su elección) es: "El Señor todopoderoso da fuerza al cansado", y el título del evangelio, en relación con la lectura, es: "Venid a mí todos los que estáis cansados". Lo que el profeta señalaba se realiza en Jesucristo. ¡Ya sabemos dónde encontrar descanso verdadero, renovada vitalidad! ¿A qué da alegría oír estas palabras, saborear esta Palabra?
Y ya que estamos, tomemos otra lectura y así captaremos más claramente cómo se organiza el leccionario ferial.
El miércoles de la I semana de Adviento se proclamaba el evangelio de la multiplicación de los panes y peces según Mateo.
¿Quién no experimenta cansancio, desolación, vacío? ¿Y dónde descansar el corazón, sentir la paz más íntima y honda? El profeta anuncia que Dios será el descanso, la fuerza, el alivio para el cansado.
Entonces el evangelio muestra la plenitud y el cumplimiento de la profecía: "Venid a mí... encontraréis vuestro descanso". El título de la lectura de Isaías (frase en rojo que resume el sentido de la lectura y el motivo de su elección) es: "El Señor todopoderoso da fuerza al cansado", y el título del evangelio, en relación con la lectura, es: "Venid a mí todos los que estáis cansados". Lo que el profeta señalaba se realiza en Jesucristo. ¡Ya sabemos dónde encontrar descanso verdadero, renovada vitalidad! ¿A qué da alegría oír estas palabras, saborear esta Palabra?
Y ya que estamos, tomemos otra lectura y así captaremos más claramente cómo se organiza el leccionario ferial.
El miércoles de la I semana de Adviento se proclamaba el evangelio de la multiplicación de los panes y peces según Mateo.
¿Por qué?
¿Para hablar de la solidaridad, de la distribución de la riqueza o de la Campaña de Navidad (donde todos nos sentimos tan solidarios por llevar unos kilos de alimentos no perecederos)?
¿Tal vez de la Eucaristía?
La primera lectura, Is 25, nos habla del festín que va a preparar el Señor, el monte, los manjares suculentos y cómo enjugará las lágrimas
de los rostros de los que sufren; la profecía se cumple en Cristo que
en un monte se manifiesta como Dios mismo preparando un manjar -panes y
peces- para la multitud cuando antes ha curado a muchos, a muchos que
lloraban en su dolor.
Los dos aspectos se resumen en los títulos de las lecturas (¡hay que mirarlos siempre para entender las lecturas en su contexto litúrgico!): "El Señor invita a su convite y enjuga las lágrimas de todos los rostros" (1ª lect.), "Jesús cura a muchos y multiplica los panes". Y, para que no haya duda: "título" es el resumen escrito en tinta roja al principio de la lectura en los leccionarios (y se supone que en ediciones populares de misales o subsidios...).
Éste es el método de lectura e interpretación en Adviento.
Si tomamos el evangelio aisladamente, no comprenderemos el sentido que la liturgia le da en Adviento; la perspectiva es considerar la profecía de Isaías (lectura semicontinua cada día) y luego ver el Evangelio como su cumplimiento.
Pues... ¡a descansar el corazón en el Señor! ¡Que nada nos quite la fuerza, el ánimo, el vigor!
Por eso recordemos y tengamos todos claro:
La catequesis de hoy no es para hablar del descanso que nos proporciona el Señor, sino y sobre todo, para recordar la hermenéutica del Leccionario, la forma de leerlo e interpretarlo en Adviento. El esquema, hasta el 16 de diciembre inclusive, es: 1ª lectura semicontinua es profecía: el Evangelio, se busca que concuerde con esa lectura semicontinua para mostrar su cumplimiento.
Así lo que capítulo tras capítulo Isaías anuncia, se ve en pasajes distintos del Evangelio que se cumple en Jesucristo.
En el fondo, y siendo técnicos, esto es una catequesis de "hermenéutica del leccionario".
Así, sencillamente, sin forzar las reglas de la interpretación, sin meter con calzador nuestros conceptos en los Evangelios, sino más bien aprendiendo el significado del lenguaje bíblico ya que exclamamos: Palabra de Dios. En Jesús ¡se cumplen las promesas!
ResponderEliminarCuántas veces podría dirigirse Jesús a nosotros: - Escudriñad las Escrituras – Id y decidle a Juan – Tardos de corazón para creer lo que dijeron los profetas- …
Mi corazón se regocija por el Señor ¡Qué Dios les bendiga!
Querida amiga:
EliminarComo sabe, por los años que llevamos juntos aquí, no fuerzo las cosas; siempre intento ser objetivo y mostrar. La Palabra de Dios en el leccionario de Adviento es especial por ese criterio hermenéutico: primero Isaías leído de forma semi-continua, y luego se busque el Evangelio para que se vea bien cómo se cumplen las profecías.
Espero, de verdad, que sirva para todos y así vivan mejor el tiempo gozoso de Adviento.
Tendré que revisar mi vocabulario pues, al parecer, mi intención se ha vuelto últimamente criptica. Si yo pensara que fuerza la interpretación no permanecería en el blog.
EliminarÚnicamente exaltaba, ponía de relevancia, el acierto del contenido de la entrada porque soy de las convencidas del hilo conductor entre Antiguo y Nuevo Testamento y, en consecuencia, la imposibilidad de entender correctamente a Jesús de Nazaret sin conocer el Antiguo Testamento.
Saludos
Julia María:
Eliminarperdone, será que yo no me he explicado. Desde el principio estaba clara su afirmación: en este blog no se fuerza la interpretación.
Será que yo no supe redactar bien el comentario-respuesta.
No pasa nada!!!!!
Un abrazo!!!
Si, verdaderamente una Alegría infinita. Si consiguiéramos transmitir y contagiar esa Alegría a los no creyentes, tal vez los resultados fueren diferentes, porque en esa Alegría está DIOS.
ResponderEliminarUna vez más meteré con calzador algo más. No realmente no me siento solidario, nada solidario por llevar unos kilos de alimentos no perecederos. Es más, me siento muy incómodo porque me siento políticamente correcto, y eso me revienta. Tampoco siento mucho interés por la solidaridad, al menos como la página de la rae la define. Sigo rezando. DIOS les bendiga.
Sigo entrando cosas con calzador. Por cierto, Padre, me gusta muchísimo su fotografía, me da por pensar que la ha hecho Usted. He podido comprobar que más de una de las fotografías de las que nos regala tiene el horizonte bastante bajo, lo que deja el cielo ocupando la mayor parte el espacio de la fotografía. Eso tiene un nombre técnico preciso, y no cabe duda que Usted emplea ese recurso visual (ya sea suya la foto o no), de forma que consigue efectos muy hermosos. No entraré en analizar los efectos compositivos de la imagen, excedería con mucho el calzador.
EliminarAntonio Sebastián:
EliminarSon muchas cosas con calzador hoy, ¿eh?
Efectivamente, la foto es mía. No sé como se llama el efecto que vd. describe... pero sí digo que me encanta la foto aunque soy eterno aprendiz.
Saludos!
Padre Javier:
EliminarSi, ciertamente, son muchas cosas con calzador. ...... Y es que trabajo rodeado de fotógrafos y tantos años de escucharlos hablar, algo aprende uno, desde la profundidad de cámara, hasta la composición de la imagen. Pero, no quiero hoy abusar más del calzador. Flaco favor le haría a su blog y a Usted, sería demasiado desconsiderado. Y eso es algo que me ronda la cabeza más de una vez. Muchas gracias por todo, Padre. DIOS le bendiga. Abrazos.
antonio Sebastián:
EliminarNo me refería al tema fotográfico, sino al calzador metido para denostar "la solidaridad", palabra a la que tampoco yo soy afecto.
Lo de la foto... sí daría para un diálogo. Es una pequeña pasión y hobby mío.
Saludos de nuevo.
Padre Javier, algunas fotografías suyas especialmente, respiran teología. Supongo que será una cualidad innata. El diálogo lo tengo abierto a ese tema, a mi me gusta, disfruto con ese tema, pero supongo que no será este blog suyo el sitio más indicado. Abrazos, Padre, DIOS le bendiga.
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