viernes, 13 de diciembre de 2013

Salmo 84: Dios anuncia la paz...

El salmo 84 es un salmo de acción de gracias, un salmo de contemplación, que es empleado muchas veces en la liturgia; se ven las maravillas de Dios.

    La paz de la que habla el salmo la vemos más que cumplida en nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Dice el salmo: “Voy a escuchar lo que dice el Señor: Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón”. Es el anuncio que hace el mismo Señor cuando se aparece en el Cenáculo ante los apóstoles acobardados; su saludo es “la paz con vosotros”. Es la paz de estar en amistad con Dios, de no tenerle miedo a Dios, porque hemos ido venciendo nuestro pecado y no tenemos porqué escondernos, como Adán y Eva se escondieron al ver su realidad de desnudez, su realidad de pecado. 

“Dios anuncia la paz”. Cristo, dice también el apóstol san Pablo en la carta a los efesios, “es nuestra paz”, porque Él, en la cruz, unió dos cosas antagónicas, opuestas: Dios y el hombre. Estaban separados por el pecado y por la muerte, pero en la cruz el Señor los une: ¡estamos en paz! Reconcilió el cielo y la tierra, lo humano y lo divino. Y en la cruz, definitivamente, unió al pueblo judío y al pueblo gentil, la humanidad dividida. Cristo es nuestra paz. Y la fórmula de la absolución, cuando confesamos nuestros pecados y el sacerdote impone las manos en nuestra cabeza y recita la oración del perdón, se dice: “te conceda por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz”, el volver a la comunión con Dios, esa comunión que nosotros hemos roto por nuestros pecados. 

En la misma paz de Dios, el Evangelio resuena esta paz, es la que expresamos, que significamos, en el momento de la paz en la Misa: sin movernos de nuestro sitio, porque no hay porqué moverse, sin tenerle que dar la paz a todo el mundo, sólo a quien se tiene al lado, como signo de vivir en la comunión de la Iglesia, de ser miembro vivo de la Iglesia y estar unidos a los hermanos en la Iglesia. De hecho el saludo que se hace es “la paz contigo”.

   “Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón”. Y ahí está la obra de salvación de Cristo: “la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan”. La misericordia de Dios baja a la tierra, se encuentra con la fidelidad, se unen para siempre. “La justicia y la paz se besan” en la cruz. “La fidelidad brota de la tierra”, Cristo Jesús que nace de la tierra, Cristo que es fiel, la fidelidad brota de la tierra, y “la justicia mira desde el cielo”, Dios Padre mira a su Hijo que nace como hombre, igual que nosotros, lo mira, lo contempla y espera la salvación.

    El salmo proclama el signo de bendición para el pueblo de Israel, que Dios esté con ellos. El signo de que el Señor está es la bendición, la prosperidad en las cosechas; por eso, “el Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto”. Dios da fecundidad como un don. Confiamos en el Señor. Es también la lluvia de la gracia del Señor, la lluvia del Espíritu Santo, “y nuestra tierra”, nuestra alma, “dará su fruto”, frutos de vida eterna, de buenas obras.

 

5 comentarios:

  1. ¡Qué precioso altar para el Santísimo!

    “Dios anuncia la paz...” Un amigo me enseñó a rezar el Padrenuestro en arameo; en una de sus peticiones: -concédenos la paz contigo como la hemos concedido a quien nos debe algo-. Paz ofrecida por Dios, aceptada y agradecida por el hombre en la conversión; la paz verdadera ¡Qué lejos de nuestros gestos de paz!

    No pueden imaginarse los sacerdotes lo que sufrimos los fieles en esas celebraciones en las que todo el mundo se obstina en darte la mano o un beso, mientras tú intentas recoger toda tu persona en el altar.

    Una tesis decente puede muy bien llevarse 4 años. Necesitamos “como el comer” excelentes y apasionados liturgistas; nuestro aliento está con vd.

    “Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente que mantuvo la llama en la tardanza, vuestra antorcha encendida ansiosamente ha colmado de luz vuestra esperanza.”

    Concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.

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  2. Julia María:

    Apoyo su tesis sobre la tesis de D. Javier... bueno, y todo lo demás. ¡Ya somos dos "contra" uno!!

    Desde luego, entro en el "reparto" de tareas, como es justo y lógico.

    Saludos.

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    1. Entre mis papeles, me ha hecho reír.

      Creo que hablo con una mujer; no lo recuerdo bien. Si es vd mujer: somos “más listas”…; sin presión y sin “contaminación ambiental y mental”, elegimos siempre “la mejor parte”. Si es varón: gracias por acercarse al espíritu femenino ya que ese acercamiento le suele resultar difícil al cerebro masculino.

      Encantada de “charlar” con vd. Un saludo cordial.

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    2. Gracias a usted, Julia María. Y gracias también por su colaboración tan rica en este blog.

      ¡Cuánto podemos aprender en el, en cualquier momento, edad, circunstancia... Si Le buscamos, Le encontramos. A veces, es cierto que hacen falta unas gafas adecuadas, pero EL... ahí está, ¿verdad?

      Saludos y oraciones.

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  3. Si, ciertamente, necesitamos excelentes y apasionados liturgistas, y esa Paz y esos dones y frutos de los que habla el salmo. Necesitamos que ese AMOR sin medida que nos llega de nuestro CREADOR UNO y TRINO, no salga de nosotros hacia los demás transformado en un AMOR medido, sino en un AMOR sin medida tal como nos llega de nuestro CREADOR, ese UNO y TRINO, para QUIEN la prioridad somos nosotros. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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