A los santos no se les reza únicamente, es decir, la devoción a los santos no es exclusivamente rezarles en nuestras necesidades. Esa exclusividad -sólo pedirles- degenera muchas veces en superstición, en una religiosidad muy infantil, incapaz de acercarse a Cristo y a la vida sacramental.
La verdadera devoción a los santos es rezarles con amistad, encomendándoles nuestras intenciones, así como leer sus vidas y ver en ellos la acción de Dios a lo largo de sus biografías, y, por último, leer sus escritos si los tienen para imbuirnos de su doctrina.
Con san Juan de Ávila, ya cercana la proclamación de su doctorado, podríamos muy bien crecer en amistad con él y tomar sus obras entre nuestras manos: será una enseñanza fecunda, iluminadora.
La Conferencia episcopal española, en su Mensaje del año 2000, nos invitaban a ello:
"Conocerlo y amarlo
Muchas más facetas podríamos evocar de la vida y enseñanza de San Juan
de Ávila. Las indicadas bastan para comprobar la calidad de su doctrina y
la actualidad de su mensaje y testimonio. Queremos con estas
sugerencias animaros a todos a leer sus escritos y orar con ellos. Ahí
encontraréis la riqueza y hondura de un clásico. A las editoriales y
revistas católicas les pedimos la difusión de la figura y obras del
Maestro Ávila. Invitamos a las Facultades de Teología a que promuevan
cursos monográficos y trabajos de investigación en torno a sus obras. Y
asimismo a los especialistas en literatura, historia y otras áreas del
saber, para que, en un trabajo interdisciplinar, descubran y den a
conocer las diversas facetas de este autor tan relevante de nuestro
privilegiado siglo XVI. Desde la Conferencia Episcopal queremos impulsar su conocimiento con una nueva edición de sus obras y la celebración de un Simposio.
Con ocasión del Vº Centenario de su nacimiento os exhortamos también a
hacer de San Juan de Ávila un santo querido, cuya devoción se extienda
en nuestras parroquias y comunidades, a rezarle y ponerlo como
intercesor y, sobre todo, a imitar su ejemplo de vida. Éste será un buen
año para peregrinar a los lugares relacionados con su vida,
particularmente Almodóvar del Campo, donde nació y fue bautizado, y
Montilla, donde murió y se conservan sus restos. De manera especial a
los sacerdotes os animamos a participar en el Encuentro nacional de
sacerdotes que se celebrará en Montilla el 31 de Mayo del año 2000 como
homenaje del Clero español a su Patrono.
El Santo Padre nos recuerda en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente que “el
mayor homenaje que todas las Iglesias tributarán a Cristo en el umbral
del tercer milenio, será la demostración de la omnipotente presencia del
Redentor mediante frutos de fe, esperanza y caridad en hombres y
mujeres de tantas lenguas y razas, que han seguido a Cristo en las
distintas formas de la vocación cristiana”.
Nuestra Iglesia en España, tan bendecida en frutos de santidad, se
alegra particularmente por San Juan de Ávila en el Vº Centenario de su
nacimiento.
Por estas razones hemos presentado al Santo Padre la petición de que sea declarado Doctor de la Iglesia Universal,
convencidos de que ello puede contribuir a la gloria de Dios y a la
salvación de los hombres. También nosotros, como Pablo VI el día de la
canonización, pedimos a San Juan de Ávila que “sea favorable intercesor de las gracias que la Iglesia parece necesitar hoy más: la firmeza en la verdadera fe, el auténtico amor a la Iglesia, la santidad del clero, la fidelidad al Concilio y la imitación de Cristo tal como debe ser en los nuevos tiempos”. Que
su doctrina y ejemplo influyan en nuestra vida y nos impulsen a
anunciar el Evangelio a las generaciones del nuevo milenio, de tal modo
que el Santo Maestro Ávila sea hoy para todo el Pueblo de Dios ―laicos,
consagrados y sacerdotes―, como también lo fue en su tiempo, “Maestro de evangelizadores”.
La Constitución Divinus Redemptoris Magister dice que, "Desde tiempos inmemorables la Sede Apostólica propone a la imitación, veneración e invocación a algunos cristianos que sobresalieron por el fulgor de sus virtudes en la perfección de la vida cristiana", perfección a la cual todos estamos llamados por el mismo Señor: "Sed perfectos como Mi Padre es perfecto”. Además de la declaración expresa del Sumo Pontífice, los requisitos para que alguien pueda ser considerado Doctor de la Iglesia, según Benedicto XIV, son insigne santidad de vida y doctrina celestial eminente.
ResponderEliminar¡Qué Dios les bendiga!
Solamente darle un abrazo, señora letrada. (Extensible a toda su colmena, como siempre, ¡faltaría más!)
EliminarPadre, cuando veo la longitud de lo que escribe, a veces me parece larguísimo. Y es que en ocasiones, al entrar en su blog, me dejo llevar por la apresurada dinámica del día. Y cuando empiezo a leer, sigo y sigo, y aunque no esté demasiado centrado en la lectura, reconozco que cuando llego al final me sabe a poco. Aprendo y eso me entusiasma. Muchas gracias, Padre, DIOS le bendiga.
ResponderEliminarAntonio:
EliminarLa extensión de las entradas del blog es la que es; no son anécdotas breves o impresiones del autor, sino una catequesis amplia, tanto como para leer en varias ocasiones e incluso en distintos días, luego releerla, confrontarla, etc.
Sé que es un arte, que yo no poseo, catequizar más brevemente, pero creo que es preferible ofrecer buenos alimentos pero también en grandes cantidades, para que nadie vaya a quedarse con hambre en su alma.
¡Menos mal que me dice que aprende! Si no, este blog serviría de poco.
Saludos.
Padre, Javier, perdone mi torpeza al expresarme, en realidad no era una crítica, sino todo lo contrario. Le pido disculpas.
ResponderEliminarPor otra parte, no me suscita mucho interés que me catequicen brevemente, entre otras razones, porque, a mi, las catequesis breves me han perjudicado mucho más que ayudado. No me resulta nada enojoso leerle entero, sino todo lo contrario, Padre.
El lenguaje escrito es lo que tiene, no aparecen las inflexiones de la voz, que en algún caso, pueden transformar por completo una frase. DIOS le bendiga, Padre.
Antonio:
EliminarNo se preocupe, incluso aunque fuera una crítica.
Sé que en Internet hay que valorar la agilidad, la inmediatez y no los párrafos interminables. Miserere (Néstor Mora) en eso nos enseña a todos. Pero yo no sé dar catequesis breves y eso en Internet es un inconveniente que aleja a personas.
Ya me pasaba en la catequesis de adultos: explicaba un tema ampliamente y daba fotocopias de artículos o documentos para que luego se estudiasen en casa, profundizando.
La brevedad en Internet es una cualidad, pero yo no la poseo.
También es cierto que aquí no se nota la voz, las inflexiones, las pausas y entonación... ¡que tanto ayudan a la comprensión y hacer vivo un mensaje comunicado!
Tenga paciencia con la extensión de estas catequesis.
Un cordialísimo abrazo
Padre, una de las razones, por la que entro cada día aquí es para aprender de usted, y la extensión de sus escritos es un aliciente para mi. Sus explicaciones pormenorizadas me ayudan a profundizar más y más, por cierto, he seguido su recomendación, he empezado a leer "Audi, filia". Mi lectura es lenta, pero el libro me parece apasionante. Ansío saber más y más. Doy gracias a DIOS por usted. DIOS le bendiga. Abrazos y afecto.
ResponderEliminarMe alegro de las noticias, Antonio.
EliminarGracias por sus palabras.