lunes, 3 de agosto de 2009

Adoración al Santísimo (I)


La adoración al Santísimo Sacramento -¡qué duda cabe!- ha sido fuente de santidad para muchas almas; se ha convertido en fuente y manantial para generar apostóles convencidos y entregados en el mundo. Nadie que ore de rodillas sosegadamente ante el Santísimo permanece indiferente o igual: desea que el fuego de Cristo arda ya en todo el mundo, un fuego de amor y salvación. Es por lo que es tan urgente promover y vivir la adoración eucarística en nuestras iglesias. Para educarnos en ella, empecemos a leer esta carta de Juan Pablo II, que puede servirnos en este día de catequesis y formación cristiana.

"2. Jesús ya no está presente entre los hombres de la misma manera que lo estuvo por los caminos de Palestina. (...) Cristo no se ha alejado de los hombres. Permanece para siempre en medio de sus hermanos y como prometió, los acompaña y los guía mediante su Espíritu. Ahora su presencia es de otro tipo. En efecto, “en la última cena, después de haber celebrado la Pascua con sus discípulos, cuando iba a pasar de este mundo a su Padre, Cristo instituyó este sacramento como el memorial perpetuo de su pasión (...), el más grande de todos los milagros; y a quienes su ausencia llenaría de tristeza, les dejó este sacramento como consuelo incomparable” (S. Tomás de Aquino, Oficio del Corpus Domini, 57,4)...

3. Fuera de la celebración eucarística, la Iglesia se preocupa por venerar la santa reserva, que ha de ser “conservada (...) como centro espiritual de la comunidad religiosa y de la parroquia” (Pablo VI, Mysterium fidei, 38). La contemplación prolonga la comunión y permite encontrarse constantemente con Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, dejarse observar por él y experimentar su presencia. Cuando lo contemplamos presente en el Santísimo Sacramento del altar, Cristo se acerca a nosotros con más intimidad que la que podemos tener nosotros mismos; nos hace partícipes de su vida divina en una unión transformadora y, por el Espíritu nos abre el acceso al Padre como dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9). La contemplación, que es también comunión de deseo, nos une íntimamente a Cristo y de manera muy especial une a quienes no pueden recibirlo.
Permaneciendo en silencio ante el Santísimo Sacramento, es a Cristo, total y realmente presente, a quien descubrimos, a quien adoramos y con quien estamos en relación. Sin embargo, no lo percibimos y estamos cerca de él gracias a nuestros sentidos. La fe y el amor nos llevan a reconocer, bajo las especies del pan y del vino, al Señor, a aquel que nos comunica plenamente “los beneficios de esta redención que ha realizado él, el Maestro, el buen Pastor, el mediador más grato al Padre” (León XIII, Mirae caritatis). Como recuerda el Libro de la fe de los obispos de Bélgica, la oración de adoración en presencia del Santísimo Sacramento une a los fieles “en el misterio pascual; los hace partícipes del sacrificio de Cristo, cuya Eucaristía es el “sacramento permanente””.

4. Al venerar el Santísimo Sacramento, realizamos también una profunda acción de gracias al Padre, pues por su Hijo ha visitado y redimido a su pueblo. Por el sacrificio de la cruz, Jesús dio la vida al mundo y nos convirtió en hijos adoptivos, a su imagen, estableciendo relaciones particularmente íntimas, que nos permiten llamar a Dios con el hermoso nombre de Padre. Como nos recuerda la Escritura, Jesús pasaba noches enteras orando, especialmente en los momentos en que debía hace opciones importantes. En la oración, con un gesto de confianza filial, imitando a su Maestro y Señor, el cristiano abre su corazón y sus manos para recibir el don de Dios y darle gracias por sus favores, concedidos gratuitamente".


(Mensaje de Juan Pablo II a monseñor Albert Houssiau, obispo de Lieja, en el 750 aniversario de la fiesta del Corpus Christi, 28-5-1996).

8 comentarios:

  1. Pequeños detalles desde mi vivencia de adoración:
    1. No pudiendo, por problemas físicos, arrodillarme, aún soy más consciente que he de "arrodillar" mi corazón y mi razón ante Cristo Eucaristía.
    2.Al hilo del post de las jaculatorias, siempre que estoy delante de Cristo en adoración le repito "Inundame Señor de tu Amor"
    Quique Fernández(Barcelona)

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  2. Pues yo depende...
    Generalmente, suelo estar un rato de rodillas mirando simplemente, diciéndole al Señor lo de san Bernardo: "Te amo cuanto puedo", ¡y ya me gustaría amarle más!

    Otras veces, sentado un largo rato, suelo usar alguna jaculatoria que me inunde por dentro. Especialmente: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero".

    Pax.

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  3. Pedro Arroyo Gómez05 agosto, 2009 12:01

    Por mi forma de ser, soy una persona muy inquieta, esos largos silencios ante el Santísimo me desesperan. Quiero, que inmediatamente, el Señor se manifieste y me hable al corazón sin tener paciencia alguna.
    Constantemente le pido a Dios esa paciencia y templanza necesaria para poder encontrarme con El, pero me cuesta la misma vida el conseguirlo.
    Yo quisiera poder ponerme de rodillas ante el Santísimo y poder experimentar ese diálogo con Dios notando su presencia, pero en la mayoría de ocasiones, no lo consigo.
    Espero vuestra ayuda y comprensión para poder experimentar esta experiencia del Dios vivo en el Sagrario en el que creo firmemente.
    Un abrazo a todos los seguidores de este magnífico blog.

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  4. Digo yo, Pedro: ¿Por qué no lees suavamente una y otra vez el Evangelio del día, haces la composición de lugar imaginando la escena, escuchas al Señor hablar, lo ves actuar, y luego reflexionas y sacas un punto práctico?

    O también: ¿por qué no empleas 5 ó 10 minutos para relajarte, recogerte, y luego hablar despacito con Él?

    Lo que es claro es que antes de orar hay que recogerse, evitar las prisas, dominar lo que se pueda el corazón y los pensamientos. Y bucear en Cristo.

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  5. Pedro Arroyo Gómez07 agosto, 2009 12:46

    Hoy, Viernes, me he levantado temprano aunque estoy de vacaciones y me ido a visitar al Señor a una Parroquia. He estado no mas de diez minutos, pero he intentado seguir tus consejos de Pastor, me he intentado relajar (difícil en mi caso)y evitar prisas. Cuando he salido de la Parroquia, no se si he podido hablar con El, pero lo que si he experimentado es una paz interior y una tranquilidad reparadora que hace tiempo no vivía.
    Espero que este testimonio sirva a personas que, como yo, les cuesta trabajo hacer un parón en su ajetreada vida para hablar con Dios y nutrirnos de ese alimento espiritual tan necesario, por lo menos en mi caso.
    Un saludo a todos.

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  6. hermano, me alegra saber que haz intentado hacer los consejos del otro hermano, yo solo te puedo decir lo que aprendí en Talleres de Oración y vida (que te recomiento puedas hacerlo, hay en todo el mundo su web es www.tovpil.org) ..... algunas veces no tienes la predisposicion o las ganas de orar, pero :" ORA SIN GANAS DE ORAR Y ORANDO TE VENDRAN LAS GANAS".. tienes que saber hermano que Dios no es un sentimiento, y sus frutos los verás derrepente sin darte cuenta en cada segundo de tu vida, solo abre los ojos y se perseverante,Dios es Fiel y tu inquietud es lo q quiere Dios de ti, explotala en Dios.
    BENDICIONES!! desde Bolivia.

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  7. Nuestro Arzobispo nos ha dado un retiro sobre el sacerdote y la Eucaristía, ¡Buenísismo!
    José Antonio cura de Sevilla

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  8. ¿te puedo enviar una pequeña biografía de dos sacerdotes, el P. José Kentenich y el Beato Carlos Leisner que murió tras estar en el Campo de Concentración de Dachau?
    José Antonio cura de Sevilla

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