sábado, 13 de octubre de 2012

Santa Teresa, reformadora (I)

Hace 450 años se fundó en Ávila, un día de san Bartolomé, el primer Carmelo reformado.

Nacía así un estilo nuevo, el estilo teresiano, que tanta luz iba a dar no solamente a sus hijas carmelitas descalzas, sino a todos aquellos que quisieran emprender el camino de entrar hasta Dios por el castillo interior.


Es un hecho significativo esta fundación, y nos permite mirar el valor de esta fundación y el beneficio de la doctrina teresiana.

Con tal fecha memorable, Benedicto XVI dirigió un Mensaje al Obispo de Ávila (16-julio-2012) que resulta orientador.


"Al venerado Hermano
Monseñor Jesús GARCÍA BURILLO,
Obispo de Ávila

1. Resplendens stella. «Una estrella que diese de sí gran resplandor» (Libro de la Vida 32,11). Con estas palabras, el Señor animó a Santa Teresa de Jesús para la fundación en Ávila del monasterio de San José, inicio de la reforma del Carmelo, de la cual, el próximo 24 de agosto, se cumplen cuatrocientos cincuenta años. Con ocasión de esa feliz circunstancia, quiero unirme a la alegría de la querida Diócesis abulense, de la Orden del Carmelo Descalzo, del Pueblo de Dios que peregrina en España y de todos los que, en la Iglesia universal, han encontrado en la espiritualidad teresiana una luz segura para descubrir que por Cristo llega al hombre la verdadera renovación de su vida. Enamorada del Señor, esta preclara mujer no ansió sino agradarlo en todo. En efecto, un santo no es aquel que realiza grandes proezas basándose en la excelencia de sus cualidades humanas, sino el que consiente con humildad que Cristo penetre en su alma, actúe a través de su persona, sea Él el verdadero protagonista de todas sus acciones y deseos, quien inspire cada iniciativa y sostenga cada silencio.


2. Dejarse conducir de este modo por Cristo solamente es posible para quien tiene una intensa vida de oración. Ésta consiste, en palabras de la Santa abulense, en «tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama» (Libro de la Vida 8,5). La reforma del Carmelo, cuyo aniversario nos colma de gozo interior, nace de la oración y tiende a la oración. Al promover un retorno radical a la Regla primitiva, alejándose de la Regla mitigada, santa Teresa de Jesús quería propiciar una forma de vida que favoreciera el encuentro personal con el Señor, para lo cual es necesario «ponerse en soledad y mirarle dentro de sí, y no extrañarse de tan buen huésped» (Camino de perfección 28,2). El monasterio de San José nace precisamente con el fin de que sus hijas tengan las mejores condiciones para hallar a Dios y entablar una relación profunda e íntima con Él.


3. Santa Teresa propuso un nuevo estilo de ser carmelita en un mundo también nuevo. Aquellos fueron «tiempos recios» (Libro de la Vida 33,5). Y en ellos, al decir de esta Maestra del espíritu, «son menester amigos fuertes de Dios para sustentar a los flacos» (ibíd. 15,5). E insistía con elocuencia: «Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, quieren poner su Iglesia por el suelo. No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios asuntos de poca importancia» (Camino de perfección 1,5). ¿No nos resulta familiar, en la coyuntura que vivimos, una reflexión tan luminosa e interpelante, hecha hace más de cuatro siglos por la Santa mística?

El fin último de la Reforma teresiana y de la creación de nuevos monasterios, en medio de un mundo escaso de valores espirituales, era abrigar con la oración el quehacer apostólico; proponer un modo de vida evangélica que fuera modelo para quien buscaba un camino de perfección, desde la convicción de que toda auténtica reforma personal y eclesial pasa por reproducir cada vez mejor en nosotros la «forma» de Cristo (cf. Gal 4,19). No fue otro el empeño de la Santa ni el de sus hijas. Tampoco fue otro el de sus hijos carmelitas, que no trataban sino de «ir muy adelante en todas las virtudes» (Libro de la Vida 31,18). En este sentido, Teresa escribe: «Precia más [nuestro Señor] un alma que por nuestra industria y oración le ganásemos mediante su misericordia, que todos los servicios que le podemos hacer» (Libro de las Fundaciones 1,7). Ante el olvido de Dios, la Santa Doctora alienta comunidades orantes, que arropen con su fervor a los que proclaman por doquier el Nombre de Cristo, que supliquen por las necesidades de la Iglesia, que lleven al corazón del Salvador el clamor de todos los pueblos".

15 comentarios:

  1. Precioso post de inicio a fin. Y actualísimo, como dice el Papa en el párrafo 3.
    Ojalá todos los carmelitas, hombres y mujeres, sean muy fieles al carisma de sus admirables santos fundadores y en los laicos también se siga extendiendo esa espiritualidad tan atrayente.

    No hace mucho terminé de leer el Tercer Abecedario de Francisco de Osuna por el bien que le hizo a santa Teresa. Me costó, porque está en castellano antiguo, pero merece mucho la pena.
    Por si alguien se anima, se encuentra también en la red.

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    1. Aprendiz2:

      Ya sabéis cómo santa Teresa me gusta y lo mucho que le debo. Hay que darle difusión a su doctrina.

      Confiesto que desde hace años tengo el "Tercer abecedario", pero no he sido capaz de leerlo entero y sigue postpuesto a tiempos mejores.

      Y el detalle del icono: la pandereta; las recreaciones en el Carmelo siempre han sido muy alegres, festivas.

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    2. El Tercer Abecedario se me hizo cuesta arriba, de hecho, lo empezaba y no era capaz de continuar, hasta que comencé a tomarle gusto.
      Si quiere d. Javier, cuando tenga un hueco, le envío algún fragmento especialmente jugoso, incluso en castellano actual para mayor facilidad.
      Pero yo también confieso que no he leído el Catecismo ni el CVII, ni las estupendas catequesis de JP II y BXVI, ni el Audi filia, etc, etc. Y las pocas buenas lecturas que he hecho, como las obras de sta Teresa, sólo aumentan mi "rubor" por seguir siendo quien soy.


      Sobre la pandereta, no entraré en si debe o no, estar en la música litúrgica, para no colisionar con los puristas partidarios sólo del maravilloso gregoriano, pero, como he dicho otras veces, para mí sigue siendo válido eso de:
      Alabad al Señor al son de trompetas... con platillos sonoros, etc.
      Ante la salvación que nos ha traído Cristo ¿cómo no tener estallidos de alegría, con timbales, y todo lo que se nos ponga por delante capaz de hacer ruido (al menos de vez en cuando)? Es algo así como, cuando el Madrid gana alguna copa importante, incluso con vubuzelas (no sé cómo se escribe)
      Un abrazo, d. Javier. Ayer le recordé especialmente.

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  2. Me encanta el detalle: santa Teresa tiene en sus manos ¡una pandereta!

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  3. ¡Qué bello, cuán verdadero, qué sugestivo, qué "urgente"!

    Aunque no sea carmelita, cómo me seduce y anima a "consentirle" al Amor, iba a decir todos sus caprichos... pero... ¡ojalá fueran de verdad TODOS!

    ¡Eterna es su Misericordia, que nos llama a todos!

    Saludos y unidos en la oración...

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    1. SIL:

      En la espiritualidad carmelitana hay diversos senderos o modos, como el de santa Teresa, san Juan de la Cruz o santa Teresa del Niño Jesús. Realmente les debemos mucho.

      En común, la contemplación y el amor. Las formas de vivirlos varían según los autores. Pero todos ellos son geniales.

      Un gran abrazo!!

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  4. “tiempos recios”, “son menester amigos fuertes de Dios". “Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, quieren poner su Iglesia por el suelo. No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios asuntos de poca importancia”

    La santa de Ávila se dirige hoy a nosotros y se refiere a nuestro tiempo, a nuestro año 2012.

    En oración ¡qué Dios les bendiga!

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    1. La Santa de Ávila -ésta sí, amiga mía, no como la otra doctora Catalina de Siena- tiene plena actualidad y vigencia en casi todo.

      Es una delicia esta mujer!!!

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    2. y ya que estoy con vd., doña Julia María:

      ¿Me va preparando el escrito sobre cómo ser un abogado católico realmente? No me urge, pero me interesa muchísimo como ya le dije. No decaiga en el intento.

      Un abrazo

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    3. Entre los inmensos dones que Dios me regaló sin necesidad de trabajarlos se encuentra el de la lealtad, y en su encargo estoy bajo la severísima vigilancia de la colmena que me ha advertido seriamente: "Mamá, no escribas un tratado"

      Casi está en "bruto brutísimo", pero suprimir, perfilar, estructurar, condensar, dar sentido a la lectura suele ser lo más costoso y lento. No se ganó Zamora en una hora. No le doy fecha pero voy en ello sin prisa pero sin pausa.

      Un abrazo

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    4. Amiga mía:

      Se lo agradezco infinito, por su lealtad en primer lugar, y en segundo lugar por el trabajo considerado en sí.

      Va a hacer mucho bien a quien quiero que lo lea y lo asuma, y ayer mismo se lo anunciaba. Si le sale un tratado -ya sabemos que no, que vd. y yo somos escuetos y breves escribiendo- no se preocupe.

      No le pongo fecha, sobre todo ahora que sé que va sin prisa pero sin pausa. Y se lo tendré que agradecer siempre como un favor personalísimo.

      Un fuerte abrazo extensivo a La Colmena.

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  5. Hacia los 15 años, leí obras de San Juan de la Cruz y un tomo de obras de Santa Teresa. Parte de las obras de Santa Teresa me costó leerlas, el resto no, me fue muy fácil. Por supuesto la obra de San de la Cruz ha sido una constante en mi vida. Una referencia. Pero la fascinación de por la obra no garantiza la vivencia de la misma. De la Fe que rezuma, del AMOR que desprende. Intuyo que solo la relación personal con CRISTO es la única forma, es algo intransferible. A través de esa relación personal con CRISTO, es de donde salen esas obras. Manos a la obra con nuestra relación personal. Mejor empezar ya que después. Eso siempre es urgente, urgente, del ya constante. ¡¡¡Que buenos indicadores son esas obras para hacer ese recorrido, para empezarlo, para disfrutarlo, para vivirlo!!!
    Respecto al AUDI FILIA, solo puedo decir que las ansias de leerlo, son tantas como las de que no termine. Escritura, densa, profunda, ni una letra sobra.
    Alabado sea DIOS. Gracias.

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    1. Comencé, también hace ya la tira de años, por Santa Teresa. Me fascinó. San Juan de la Cruz es una delicia pero me cuesta mucho más. Santa Teresa ha sido y es una referencia para mí.

      Hemos de tratar muchas veces a solas de amistad con aquel que sabemos nos ama; hemos de mirar al que nos mira. En Él lo hallamos todo, lo tenemos todo. ¡Oh Hermosura! ¿Qué mandáis hacer de mí?

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  6. No sé si a estas horas de la noche, y en este post que ya ha quedado atrás, me permitirá don Javier copiar y pegar el salmo al que aludía en mi último comentario, el que me sugirió la pandereta de santa Teresa. No es en absoluto con afán de polémica alguna sino sólo por la belleza del salmo. Es el último de todos, el 150:

    [¡Aleluya!]
    Alabad al Señor en su templo,
    alabadlo en su fuerte firmamento.

    Alabadlo por sus obras magníficas,
    alabadlo por su inmensa grandeza.

    Alabadlo tocando trompetas,
    alabadlo con arpas y cítaras,

    alabadlo con tambores y danzas,
    alabadlo con trompas y flautas,

    alabadlo con platillos sonoros,
    alabadlo con platillos vibrantes.

    Todo ser que alienta alabe al Señor.
    [¡Aleluya!]


    Ojalá el Señor nos conceda tener estos estallidos de alabanza como se refleja en este salmo, de acción de gracias y de alegrarnos como María en Dios nuestro Salvador.





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    1. Desde luego, sin entrar en polémica, aprendiz2.

      El salmo 150 recapitula todo el salterio como una solemne alabanza. Es un aleluya constante en cada versículo.

      Así la Iglesia alaba a su Señor, y santa Teresa le cantaba en la recreación -además de en el Oficio divino, tono recto-.

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