Madre de espirituales, reformadora del Carmelo, santa Teresa de Jesús entregó su corazón por completo a Cristo y Cristo se le dio.
Su acción apostólica y reformadora fue muy amplia, pero si fue amplia es porque antes se entregó a Cristo en horas de contemplación. No es la reformadora de discursos ni de reuniones, de panfletos o manifiestos, sino la reforma que nace del interior de la persona que se ha dado a Cristo y experimenta una conversión profunda.
Ella funda los conventos carmelitanos donde irradiar una acción apostólica desde la contemplación, sirviendo a la Iglesia. Y sus mismos escritos son apostólicos por cuanto son un apostolado sobre las almas, no únicamente de sus hijas carmelitas, sino de todos los que se acercan a ellos.
Un 24 de agosto de 1562 comenzó la reforma teresiana con la fundación del convento de San José de Ávila, hace ahora 450 años; y pronto se multiplicaron los Carmelos. Era una acción desbordante la que nacía de la contemplación.
Completemos la visión de conjunto sobre santa Teresa que nos ofrece el papa Benedicto XVI en el Mensaje con motivo de ese aniversario fundacional:
"4. También hoy, como en el siglo XVI, y entre rápidas
transformaciones, es preciso que la plegaria confiada sea el alma del
apostolado, para que resuene con meridiana claridad y pujante dinamismo
el mensaje redentor de Jesucristo. Es apremiante que la Palabra de vida
vibre en las almas de forma armoniosa, con notas sonoras y atrayentes.
En
esta apasionante tarea, el ejemplo de Teresa de Ávila nos es de gran
ayuda. Podemos afirmar que, en su momento, la Santa evangelizó sin
tibiezas, con ardor nunca apagado, con métodos alejados de la inercia,
con expresiones nimbadas de luz. Esto conserva toda su frescura en la
encrucijada actual, que siente la urgencia de que los bautizados
renueven su corazón a través de la oración personal, centrada también,
siguiendo el dictado de la Mística abulense, en la contemplación de la
Sacratísima Humanidad de Cristo como único camino para hallar la gloria
de Dios (cf. Libro de la Vida 22,1; Las Moradas 6,7). Así
se podrán formar familias auténticas, que descubran en el Evangelio el
fuego de su hogar; comunidades cristianas vivas y unidas, cimentadas en
Cristo como en su piedra angular y que tengan sed de una vida de
servicio fraterno y generoso. También es de desear que la plegaria
incesante promueva el cultivo prioritario de la pastoral vocacional,
subrayando peculiarmente la belleza de la vida consagrada, que hay que
acompañar debidamente como tesoro que es de la Iglesia, como torrente de
gracias, tanto en su dimensión activa como contemplativa.
La
fuerza de Cristo conducirá igualmente a redoblar las iniciativas para
que el pueblo de Dios recobre su vigor de la única forma posible: dando
espacio en nuestro interior a los sentimientos del Señor Jesús (cf. Flp
2,5), buscando en toda circunstancia una vivencia radical de su
Evangelio. Lo cual significa, ante todo, consentir que el Espíritu Santo
nos haga amigos del Maestro y nos configure con Él. También significa
acoger en todo sus mandatos y adoptar en nosotros criterios tales como
la humildad en la conducta, la renuncia a lo superfluo, el no hacer
agravio a los demás o proceder con sencillez y mansedumbre de corazón.
Así, quienes nos rodean, percibirán la alegría que nace de nuestra
adhesión al Señor, y que no anteponemos nada a su amor, estando siempre
dispuestos a dar razón de nuestra esperanza (cf. 1 Pe 3,15) y viviendo, como Teresa de Jesús, en filial obediencia a nuestra Santa Madre la Iglesia.
5.
A esa radicalidad y fidelidad nos invita hoy esta hija tan ilustre de
la Diócesis de Ávila. Acogiendo su hermoso legado, en esta hora de la
historia, el Papa convoca a todos los miembros de esa Iglesia
particular, pero de manera entrañable a los jóvenes, a tomar en serio la
común vocación a la santidad. Siguiendo las huellas de Teresa de Jesús,
permitidme que diga a quienes tienen el futuro por delante: Aspirad
también vosotros a ser totalmente de Jesús, sólo de Jesús y siempre de
Jesús. No temáis decirle a Nuestro Señor, como ella: «Vuestra soy, para
vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?» (Poesía 2). Y a Él le pido
que sepáis también responder a sus llamadas iluminados por la gracia
divina, con «determinada determinación», para ofrecer «lo poquito» que
haya en vosotros, confiando en que Dios nunca abandona a quienes lo
dejan todo por su gloria (cf. Camino de perfección 21,2; 1,2).
6.
Santa Teresa supo honrar con gran devoción a la Santísima Virgen, a
quien invocaba bajo el dulce nombre del Carmen. Bajo su amparo materno
pongo los afanes apostólicos de la Iglesia en Ávila, para que,
rejuvenecida por el Espíritu Santo, halle los caminos oportunos para
proclamar el Evangelio con entusiasmo y valentía. Que María, Estrella de
la evangelización, y su casto esposo San José intercedan para que
aquella «estrella» que el Señor encendió en el universo de la Iglesia
con la reforma teresiana siga irradiando el gran resplandor del amor y
de la verdad de Cristo a todos los hombres. Con este anhelo, Venerado
Hermano en el Episcopado, te envío este mensaje, que ruego hagas conocer
a la grey encomendada a tus desvelos pastorales, y muy especialmente a
las queridas Carmelitas Descalzas del convento de San José, de Ávila,
que perpetúan en el tiempo el espíritu de su Fundadora, y de cuya
ferviente oración por el Sucesor de Pedro tengo constancia agradecida. A
ellas, a ti y a todos los fieles de Ávila, imparto con afecto la
Bendición Apostólica, prenda de copiosos favores celestiales".
“…proceder con sencillez y mansedumbre de corazón….” ¿Se incluyen un par de buenos gritos? Ayuda a desahogarse y bajar la adrenalina; dígame que si, por favor... ja,ja ¡Vaya día que llevo!
ResponderEliminarEn oración ¡qué Dios les bendiga!
Querida Julia María:
EliminarAceptamos "pulpo como animal de compañía". Un buen par de gritos son sanísimos; si ofendemos a alguien ya no son buenos, pero sin ofender... ¡qué a gusto se queda uno!
Siento el día que lleva, porque el mío parece ya normal, y la semana parece que será normal, sin carreras ni nuevos trabajos de última hora. Eso sí, estreno una asignatura de teología que aún no he podido impartir y empiezo con el grupo de matrimonios adultos de mi parroquia a trabajar (materia: el Año de la Fe, doctrina, Catecismo, textos del Vaticano II).
Cuídese... no se altere mucho... grite... y siga con mi encargo de paso.
Un beso de cariño sincero.
Sigooooo....; cerrada ya una parte. Lo malo es que, como mucho "personal" ha ido más lento que una tortuga coja, lo que debió hacer en los nueve meses anteriores pretende hacerlo ahora deprisa, corriendo y mal, y al confluir en mí, me tienen llena de papeles, rechazándolos y "hasta el gorro". Parece que oigo a mi abuelo ¡qué trabajos nos manda el Señor! aguantar al "personal". De eso debe saber vd bastante.
EliminarA mi me da la impresión de que Santa Teresa fue una mujer "de armas tomar", carácter y genio y figura. Sencillez, mansedumbre y firmeza y fortaleza para decir: "Al pan, pan, y la vino vino". Es más, no creo que la sencillez y la mansedumbre, y la firmeza y la fortaleza sean incompatibles, me da por pensar que no lo son, porque seguramente en ella provengan de la Gracia de DIOS. LA santidad es Gracia.
ResponderEliminarDIOS les bendiga.
Sin duda fue mujer de armas tomar. Creo recordar que fue el nuncio (Ormaneto ?) el que exclamó a uno: "Me habíais engañado diciéndome que era mujer; no es sino varón, y de los muy barbados".
EliminarEra fortísima en todo.
Y la Gracia actúa generosamente en ella. ¡Qué grande, Teresa!
Sobre todo fue fiel a la oración, y esto la salvo de la mediocridad,
ResponderEliminar(entre comillas) que ella metida.
Hoy aunque fue ayer su santo, pido por todos los consagrados, que
seamos almas de oración. LA ORACIÓN TRANSFORMA AL ALMA, Y AL MUNDO.
Gracias don Javier : siempre que vengo hace mucho bien a mi alma.
Dios le bendiga. Unidos en oración.
Enseñaba santa Teresa que, incluso en situaciones de pecado, cuando nos vemos indignos, no abandonemos la oración porque eso nos alejaría más aún de Dios.
EliminarLa oración es profundamente transformante y así lo avalan las almas santas.
¡cuánto nos queda a todos, Dios mío!
No es necesario hacerse como un hombre, ni parecerse a un hombre para tener fortaleza y un carácter firme, atrevido y defensor de la justicia, es decir un carácter femenino, como el de Teresa de Jesús para trabajar por el Reino de Dios. Las mujeres no necesitamos parecernos a los varones y mucho menos barbudos. Lo femenino es muy adecuado para la implantación del Reino de Dios y Jesús de Nazaret lo sabía muy bien. Muchos varones no sirven para ello y lo hacen fatal. El sexo de cada persona nada tiene que ver con el cerebro, con la inteligencia. Feliz día de Santa Teresa, un ejemplo para mujeres y varones sin perder ni un ápice de feminidad, sin dejar de ser mujer. Un abrazo.
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