martes, 30 de octubre de 2012

Educar a los hijos

Uno de los puntos débiles que hoy tenemos, fruto de la secularización, es la transmisión de la fe en la familia. Ésta, con la dignidad peculiar de ser "Iglesia doméstica", es el primer y habitual ámbito de educación en la fe, con la palabra y con los gestos sencillos cristianos. Los esposos han recibido para ello la gracia propia y peculiar del sacramento del Matrimonio.


Es incongruente que, después de bautizar a los hijos -a veces por motivos pintorescos, poco coherentes con la fe- se piense que la formación cristiana de los niños llegará una hora a la semana con la catequesis de primera comunión (¡caramba, para esto todos tienen prisa e interés de pronto!) y con la clase de religión... Ilusos, a veces pensamos que hacemos una gran labor con estas catequesis en las parroquias y colegios, dedicando horas, recursos y energías, sin darnos cuenta de que no servirán para nada si no está detrás el respaldo, el ambiente cálido, de la fe en la familia. Lo siento, no sirve como consuelo piadoso pensar que al menos han aprendido algo en una hora a la semana: primero porque no se trata de "aprender" (meramente el nivel nocional, por otra parte, reducido a mínimos), sino de forjar una personalidad cristiana y esto, si la familia no lo vive, no se puede lograr.

En el semanario Alfa y Omega, que siempre es interesante leer cada jueves, venía hace ya tiempo una serie de puntos sobre cómo educar a los hijos. Básicos. Lógicos, incluso. Pero ¡muy poco practicados! Decía:

Para llevar a tus hijos al cielo:
- Primero vivamos nosotros mismos una relación profunda con Dios: si damos importancia a Dios, Dios será importante para nuestros hijos.

- Procuremos no vivir solos la fe: unirnos a un grupo, a una comunidad en la que alimentarnos y vivir. 

- La familia que reza unida...: los padres deben rezar juntos, y también con los hijos, todos los días.

- Sólo el amor es digno de fe: quiéreles como el Señor los quiere, y ellos darán crédito a tus palabras, y a la Suya.

- No reducir la fe a una moral: el Niño Jesús también nos quiere cuando somos malos: éste puede ser el primer encuentro de un niño con la misericordia de Dios.

- Apaga la tele, y ojo con Internet: la mayor parte de sus contenidos son una contracatequesis. Cuando no lo son, quitan tiempo para hablar y estar juntos. Y lo que no es bueno para un niño, tampoco lo es para un adulto: somos lo que vemos, y eso es lo que al final transmitiremos.

- Vivir la vida y explicarla desde una perspectiva sobrenatural: debemos confiar en Dios ante la falta de trabajo, darle gracias por lo que tenemos, rezar por quienes no tienen nada o están enfermos...

- Hay que recuperar las devociones diarias: vivir la fe es más que ir a misa; hay que bendecir la mesa, ir a saludar a la Virgen después de la Eucaristía, rezar por la mañana, por las noches, cuando se inicia un viaje, montar el belén y rezar delante de él, ir a la Misa del gallo...

- Recupera el Rosario y rézalo con tus hijos: no hay mejor atajo que María para llevarnos a Dios.

- Tus hijos son más de Dios que tuyos: recuerda la responsabilidad que Dios te ha dado al confiarte su custodia en esta vida. Tu primera tarea como padre: intentar llevarles al cielo.

- No desesperes: si las cosas no salen como esperas, recuerda que, si tú los quieres mucho, Dios los quiere todavía más; no pueden estar en mejores manos, y Él maneja los tiempos.
(Alfa y Omega, 716, 16-12-2010).
El camino hoy para esta nueva evangelización y para la evangelización de las mismas familias es poner todo el cuidado posible y el mayor interés, no tanto en las catequesis infantiles y en las "primeras comuniones" (convertidas en espectáculos lúdico-infantiles, con muchas "intervenciones"), sino en trabajar y formar adultos, tanto en la catequesis para ellos, como en Grupos de matrimonios y familias, COF, etc.

Para unos padres cristianos, la mayor felicidad es recibir los hijos de Dios y mostrarles la Paternidad de Dios vivida en la Iglesia. Ojalá muchos padres pudieran afirmar que "lo mejor que le dimos: la fe". Y de camino, releamos este artículo sobre la misión cristiana de los padres.

12 comentarios:

  1. La formación moral y religiosa no se improvisa. El hogar es la familia encarnada en actos concretos, la gran escuela donde todos aprenden porque no existe mejor maestro que un hijo, por eso educar en la fe a un hijo obliga y produce necesariamente tu propia conversión, fe y razón involucradas personalmente en este dinamismo porque no se puede dar lo que no se tiene.

    Se requiere, como sabemos los padres, buena dosis de imaginación, paciencia, sentido del juego, pero también hábito de escuchar a los pequeños y tomarlos rigurosamente en serio.

    Los actos concretos son muy diversos: desde enseñar las primeras oraciones infantiles, la imagen de la Virgen o de Jesús encima de su cama, contarles con gracia e imaginación la vida de Nuestro Señor, suscitando en los peques la admiración y el atractivo por su Figura, la oración espontánea de agradecimiento.

    A medida que crecen: rezar y vivir la Santa Misa en familia, las visitas a templos o monasterios significativos en nuestros viajes de turismo (importantísimo localizar un templo católico en Turquía, Toronto, Alhucemas… para asistir a la Santa Misa, aunque sea el único de la ciudad); en el templo, la compostura, tono de voz, genuflexiones; las virtudes en sentido positivo, como deporte y aventura y la lectura de los santos "de toda la vida".

    La fe debe ser el ambiente que se respira.

    En oración ¡qué Dios les bendiga!


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    1. Comienzo ahora y hoy (sábado a las 20 h.) a responder todos los comentarios que pueda. Ruego a todos disculpas por tanto retraso, pero ya advertí que este año los ritmos serían otros para el blog.

      Julia María:

      apunta Vd. a un punto sugerente, el de la imaginación propia de los padres para, de distintos modos y formas, inculcar esa vida cristiana, formación y piedad, a los propios hijos. Desde luego jamás servirá el autoritarismo de "porque lo digo yo", cuando a lo mejor los padres ni viven ni lo que imponen a sus hijos.

      Concede, Señor, imaginación a los padres.

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  2. En alguna ocasión, en mi trabajo, me ha dado la impresión de que algunos padres tienen un hijo como si tuvieran una mascota. En general tiendo a pensar que los padres hacen todo lo que pueden. No sé muy bien, catequesis aparte, que contenidos son los de la asignatura de Religión en el colegio, pero en realidad, tal vez lo más peligroso es como se dan, sobre todo en un medio, generalmente hostil, como es la escuela pública.
    Si, es verdad, Padre, es la familia. Familia que ha de estar en estado de guerra permanente contra el medio y contra los medios de masas. Y si, internet es un peligro manifiesto. Lo incluyo en esos medios de masas.
    Sin duda, hay que rezar permanentemente. Alabado sea DIOS y que EL nos sostenga.
    Muchas gracias por todo, Padre.

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    1. Antonio Sebastián:

      La enseñanza religiosa escolar debe tener sus objetivos propios, y no son evangelizar directamente, sino formación y cultura católica sólida, para dar razones, para comprender la cultura, impregnada de catolicismo, hasta para saber interpretar el arte de siglos (tan bello, tan elevado).

      Pero, si con la deriva secularista, las nociones fundamentales de la enseñanza religiosa escolar se transmuta en "valores", se acabó.... y más vale que cerremos...

      Un gran abrazo!

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  3. Bien, me encanta la entrada....mucha tarea dentro de casa que se reza, se convive desde el Espiritu...y con todo soy consciente de que son de Dios antes que mios cuando no hacen caso a la primera....bien
    Perp yo que tengo 14 niños y niñas de 8 años estoy convencida de que si no rezan en sus casa no hacemos nada....quiero estar con los padres y hablarles de su responsabilidad pues no son de Iglesia la mayoria, y algunos niños no saben porqué estan en la catequesis porque no quieres estar allí....le pido oraciones.....

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    1. Pediremos, Gosspi.

      Desde luego la catequesis infantil jamás suplirá las carencias o lagunas de un hogar. Si el ambiente familiar está secularizado, la catequesis infantil degenera en un sembrar estéril que es arrancado durante una semana, y vuelta a empezar.

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  4. Buenos días don Javier. No reducir la fe a una moral es en mi caso familiar algo que hubiera cambiado muchas cosas con el devenir de los tiempos. Desde luego los 4 hermanos hemos sido, cada uno con golpes distintos, clavos en la cruz de nuestros padres. Un abrazo.

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    1. xtobefree:

      Menos mal que el Señor, de esos clavos para sus padres, es capaz de sacar bienes.

      La fe cristiana no es moral, sino entrega al Señor; la moral siempre es la consecuencia del descubrimiento de Cristo. El camino inverso es angustioso.

      Un abrazo igualmente!

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  5. Llevo poco instruyendo a los niños en la fe. Me he quedado con los mas pequeñitos, y en definitiva al ser sus padres, jóvenes matrimonios, son los niños quienes se convierten en misioneros llevando lo que les doy de mi fe a ellos para que los trasmitan a sus padres. Les encanta cuando dramatizo y los imito como un niño enseñando a los papás. Me ha asombrado la capacidad de memorización de oraciones. Sin lugar a dudas el testimonio de vida que pueda dar es lo que mas recordaran. La conversión de mi esposo y mía se dio cuando los hijos entraban a la adolescencia, se dieron cuenta del cambio y poco a poco sin obligarlos lo fueron aceptando. Hoy, ya jóvenes universitarios, uno de ellos ha tenido una experiencia de Dios en un Cursillo, en el otro esperamos que sea su momento. Mientras tanto oramos por una conversión de corazón.

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    1. Me fijo más en su experiencia familiar que en la docente... y así sus hijos pueden, en el momento de Gracia que sea, encontrarse con el Señor porque previamente, sus padres, se han encontrado con Él.

      La evangelización de los niños comienza siempre por los padres y sus hogares. ¿Cómo? ¡Habrá que seguir buscando fórmulas! Pero difícilmente, muy difícilmente, un niño será evangelizado sin el arropamiento paterno.

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  6. La educación de los hijos tiene que basarse en el ejemplo y la constancia. Ambas cosas tienen como coste para los padres, el sacrificio. Sin duda el sacrificio es algo positivo, pero no estamos acostumbrados a sacrificarnos más allá de lo que nos exigen en el trabajo.

    Que Dios le bendiga :)

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    1. Miserere:

      Yo diría que los padres sí están acostumbrados a sacrificarse por sus hijos... en todo y para todo... excepto en materias de fe, porque con la indiferencia actual jamás perciben que la fe sea relevante para la vida. Por ello no se esforzarán o sacrificarán en nada referente a esos ámbitos (y siempre hablando en general, que luego hay excepciones de padres católicos ejemplares y sacrificados por la fe de sus hijos).

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