sábado, 20 de octubre de 2012

Ídolos del corazón, salmo de libertad


Es una tentación muy antigua, que persigue siempre al hombre en todo momento de su vida y sobre la cual tiene que estar vigilante para no dejarse seducir, engatusar, atrapar, porque todo ídolo es una gran mentira: una mentira que se le presenta a nuestros sentidos, a nuestra imaginación, prometiendo cosas falsas. La serpiente sedujo a Adán y Eva con una promesa falsa: “seréis como dioses”, esto es, “seréis plenamente felices, lo tendrás todo, no necesitarás de Dios, de nadie. Tú serás un dios para ti mismo”. Se idolatraron a sí mismos. Pero, ¿qué? ¿les sirvió para algo? A base de idolatrarse cayeron en lo más hondo, se dieron cuenta de que estaban desnudos, sintieron vergüenza, rompieron la armonía entre ellos, con la creación y con el Dios creador. La idolatría es la gran mentira de la serpiente.
    El pueblo de Israel lo experimentó en su historia en múltiples ocasiones, desde el becerro de oro en el desierto hasta el destierro de Babilonia. Es quitar a Dios y poner una estatua en su lugar; quitar a Dios y poner los ídolos, rechazando así a Dios, rompiendo la alianza hecha gratuitamente por el Señor y ratificada, “alianza nueva y eterna”, definitiva, por la sangre del Cordero, Cristo Jesús.

    ¿Cómo son los ídolos? El salmo 113B es el gran canto al Dios único, vivo y verdadero, el canto a la grandeza de Dios y a la libertad de sus hijos obtenida por la cruz del Señor: “nuestro Dios está en el cielo y lo que quiere lo hace; sus ídolos en cambio son plata y oro, hechura de manos humanas: tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen orejas y no oyen...” Los ídolos son todo apariencia, engaño. ¿Qué ídolos tiene el hombre hoy ya que no adora becerros de oro?
 
El primer gran ídolo es uno mismo, el yo; cuando uno se hace a sí mismo medida de todas las cosas, juez de todo y de todos, siempre midiendo y tasando a los demás, usándolos. “Es que yo...”, “porque yo soy...” 

¿Otro ídolo? La afectividad, es decir, buscar ser querido, amado y aceptado, mendigando cariño; esclavo de los afectos y sin descubrir que la libertad está en amar y aceptar al otro tal cual es y no como uno quisiera que fuera. 

Ídolo fuerte y peligroso, el dinero, porque la publicidad engañosa dice que hay que tener confort, el último modelo, el coche... y presenta la felicidad como tener. El hombre hace un ídolo de su comodidad, de su dinero. Ídolo, todo aquello que pueda sustituir a Dios: proyectos de futuro, deseos, amistades, dinero, droga, etc., tantos ídolos como promesas que el hombre piensa que le van a dar vida y felicidad y pone en ellas su confianza. Aquí está la trampa: la vida, la felicidad, la libertad vienen de Dios, los ídolos sólo traen muerte, decepción, angustia y esclavitud.

Así el salmo 113 B canta diciendo, frente a los ídolos, que “los fieles del Señor confían en el Señor; él es su auxilio y su escudo”, porque Cristo ha desenmascarado todo ídolo: la VIDA, la FELICIDAD, está en Cristo. Éste es el Evangelio que nos salva y libera, y los cristianos, “abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1Tes 1,9). Rompe, pues, tus ídolos, estréllalos contra la cruz del Señor y sé libre, porque aquí está tu salvación y libertad, “a tu nombre da la gloria, Señor”, y reza este salmo 113 B como cántico de libertad y alabanza: “Nosotros -cristianos- sí, bendeciremos al Señor, ahora y por siempre”.

Pongámonos en oración con este salmo, cristianizando el corazón:

No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:

tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;

tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.

Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.


11 comentarios:

  1. Qué buena reflexión.

    --Este salmo es uno de mis preferidos, sobre todo en la lengua del Espíritu Santo, es decir, en lengua latina.

    --Como diría Bloy: "La idolatría es preferir lo visible a lo Invisible"

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    1. La frase de León Bloy, de sus Diarios, es reveladora. Magnífica descripción de la idolatría.

      Por eso hay que revisarse siempre, para no erigir ídolos.

      Un abrazo, y gracias por aportar en esta comunidad.

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  2. Una forma práctica de descubrir los ídolos es hacer la experiencia de desierto. En el ejercicio de examinar con responsabilidad ante Dios costumbres, horarios, cómo vivimos…, después de superar la primera reacción de negación como el alcohólico o el fumador (levanto la mano), descubrimos que no podemos desprendernos sin sentir el síndrome de abstinencia. Los ídolos se detectan con el desprendimiento de personas, lugares, hábitos, ahí es donde uno conoce sus ídolos. Incluso hasta cosas buenas y queridas por Dios como los hijos y los dones que Él nos ha concedido. Este es el fundamento del ayuno recomendado por la Iglesia: ayuno de tele, de móvil, de … San Pablo, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola nos advierten sobre las cuerdas más o menos gruesas que nos atan porque en ellas hemos puesto nuestra felicidad.

    Un ídolo actual ¡¡¡el móvil!!! Siglos sin necesidad de estar localizados constantemente ¿cómo podían vivir? Puede que hasta tu familia y tus amigos te echen la bronca indignados porque no estás localizada las 24 horas del día.


    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia María:

      Vd. y yo no discutimos nunca y esto pasa ya a ser soso, insulso.

      La experiencia del desierto más accesible, me parece, sería la de un buen retiro o unos Ejercicios espirituales. ¡Ay!, cómo sale todo hoy, cómo nos reclaman los ídolos en esos momentos.

      Como fumador levanto yo también la mano... y menos mal que no ha metido a los que toman mucho café en el día, solo y sin azúcar.

      Un gran abrazo y esta semana aguardaré impaciente su docto trabajo o reflexión sobre "cómo hoy ser un abogado católico". Y se lo tendré que agradecer siempre por razones personales.

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  3. Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
    ahora y por siempre.

    Así bendiciendo al Señor, reconociendo Su Realeza nos olvidaremos
    de nosotros para no caer en los ídolos.
    ¡Gracias D. Javier! Unidos en oración.

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    1. Marián:

      Un saludo y gracias.

      Pidamos siempre la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

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  4. DIOS se hizo visible en CRISTO. Reconozco que no sé muy bien discernir, creo que lo he comentado por aquí en alguna ocasión. Si, me pongo bastante pesadito con eso. Cuestionar cada uno de nuestros actos, y pequeños gestos puede parecer en principio agotador, toda vez que hay cosas que hacemos como un acto reflejo. Pero puede resultar una herramienta apasionante para el discernimiento. Vivir en un examen de conciencia cada instante del día pudiera ayudarnos a conocernos y a averiguar hasta que punto seguimos a ídolos o a ese único DIOS, a DIOS creador de todo lo visible e invisible.
    Muchas gracias, Padre. DIOS le bendiga.

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    1. Antonio Sebastián:

      Yo cifraría más bien -pero yo, esto es opinión mía, sin mayor valor- yo cifraría el examen de conciencia en uno al día y sobre todo un amplio examen a lo largo del día que vayamos a confesar. Entonces se podrán detectar mejor las ataduras.

      Será la herramiento para el discernimiento junto a la oración y la luz del Espíritu Santo.

      Un abrazo cordial

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  5. Los falsos ídolos de barro, oro,... a los que se rezaba o imploraba beneficios en la antiguedad, Satanás los ha cambiado y nos ha introducido otros dioses más fáciles de apelar por la mentalidad contemporánea. Se idolatra a un futbolista, a un cantante, etc... Para otros los ídolos son la televisión o el ordenador.
    Aunque estos ídolos yo creo que son tales cuando nos separan, de alguna forma, de Dios.
    Don Javier: Los tres ídolos que usted reseña han existido y existirán toda la vida. El del dinero recuerdo que nos lo advertía San Pablo en I Timoteo 6,10.
    Otra cuestión dentro de nuestra Iglesia es lo que ocurre en algunas personas que, equivocadamente, tienen por ídolos a una figura de madera o de escayola, como es el caso de cofrades que idolatran a la imagen en lugar de a lo que representa.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Mateo:

      Me refería a ídolos más domésticos y que atan más.

      Sí debo matizarle una afirmación suya: repitamos "algunos" cofrades, para que no sea una afirmación genérica que incluya a todos.

      Idolatramos a veces a una persona; ¡cuántos fieles van sólo por este sacerdote y exclusivamente por este sacerdote y dejan la vida eclesial o parroquial si hay un cambio! Porque no iban por Cristo sino por un sacerdote con nombre y apellidos. O un grupo de catequesis si le cambian al catequista... o tantos otros ejemplos de idolatrías.

      Un fuerte abrazo!!!!

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  6. Buenos días don Javier. Tiene más razón que un santo.Meditaré:"aceptar al otro tal cual es y no como uno quisiera que fuera". Un abrazo.

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