Un católico, trabajando en los medios de comunicación, no lo tiene fácil. Va contracorriente, y pronto se dará cuenta de que es una minoría en medio de una masa muy activa que prejuzga la realidad, que hace que los hechos se ajusten a sus presupuestos y que adoctrina desde el consenso y lo "políticamente correcto". El reto está ahí.
Pero un católico, trabajando en los medios de comunicación, con una clara vocación laical -ordenar las realidades temporales según Dios, impregnar las realidades del mundo del espíritu evangélico- debe poseer una solidez interior para no dejarse llevar por las mareas ideológicas. Dios debe ser lo primero: lo primero más amado, lo primero en el orden de las cosas, lo primero en la escala de valores.
"Queridos hermanos y hermanas, quien trabaja en los medios de comunicación, si no quiere ser sólo «bronce que suena o címbalo que retiñe» (1 Co 13, 1) —como diría san Pablo— debe tener fuerte en sí la opción de fondo que lo habilita a tratar las cosas del mundo poniendo siempre a Dios en el primer puesto de la escala de valores" (Benedicto XVI, Discurso al Congreso internacional de la prensa católica, 7-octubre-2010).
La fe, es decir, la vida divina en nosotros y la adhesión racional y razonable a Dios, unifica a la persona, le da coherencia influyendo, iluminando, santificando, todo lo que uno es y vive. También siendo periodista, o en general, trabajando en los medios de comunicación, Dios debe ocupar el lugar que merece porque eso es lo razonable. Los verdaderos profesionales católicos saben que la fe, si se relega a un sentimiento emotivo y se arrincona en la esfera de lo privado, se arruina y se desfigura; la fe tiene que ver con todo lo humano, por tanto, también con la profesión y el modo de vivirla y realizarla.
Los medios de comunicación hoy en día conforman las conductas humanas, generan cultura, uniforman sistemas y modos de vida. Todo el mundo consume las mismas marcas, emplea hasta las mismas muletillas en el lenguaje, va a ver las películas que se anuncian (claro, no se anuncian todas las buenas, sino las afines al sistema). Desarrollan un gran poder orientador. Y en el marasmo de indicaciones y luces parpadeantes que distraen y subyugan, ¿un periodista católico, un comunicador, un cineasta, un locutor o presentador, no puede orientar a Cristo? ¿No puede ofrecer una propuesta cristiana radical, que responde al deseo del corazón, sin minimizarla, sin disolverla en los aspectos más folclóricos o de religiosidad popular, en mostrar sólo procesiones y acción benéfica, sino la belleza íntegra de la vida cristiana?
"Los tiempos que estamos viviendo, aunque tengan una carga notable de positividad, porque los hilos de la historia están en manos de Dios y su eterno designio se revela cada vez más, están marcados por muchas sombras. Vuestra tarea, queridos operadores de la prensa católica, es ayudar al hombre contemporáneo a orientarse hacia Cristo, único Salvador, y a mantener encendida en el mundo la llama de la esperanza, para vivir dignamente el presente y construir adecuadamente el futuro. Por esto, os exhorto a renovar constantemente vuestra elección personal por Cristo, alimentándoos de los recursos espirituales que la mentalidad mundana subestima, mientras que son muy valiosos, es más, indispensables" (Benedicto XVI, ibíd.).
Como siempre, el binomio oración-formación, será el acicate para un profesional católico -en el ramo que sea-; la oración como reconocimiento de la Presencia de Cristo y afirmación de la propia identidad cristiana junto a Él (oración personal, Misa diaria, visita al Sagrario, adoración eucarística); la formación para la solidez del conocimiento de la fe y dar razón de nuestra esperanza.
Nuestra fe es lo que tiene: o impregna todos los aspectos de nuestra vida o no es fe. La cultura que pretende ser dominante dificulta el ejercicio de determinadas profesiones pero nadie nos dijo que fuera fácil ser católico.
ResponderEliminar¡Qué Dios les bendiga!
Desde luego, nadie nos dijo que fuera fácil ser católico. Más bien nos advirtieron: el camino es angosto, la puerta es estrecha.
EliminarDe vez en cuando he ido poniendo catequesis -y supongo que habrá algunas más programadas- para ayudar (e iluminar) la forma católica de vivir las distintas profesiones. Todo un reto sin duda.
Un abrazo
Hoy en día todos somos "medios de comunicación del evangelio" y debemos ser fieles a la misión que tenemos encomendada. Pero quienes tienen como profesión el periodismo, tienen una responsabilidad muy grande, ya que ellos son los que crean opinión informando o desinformando.
ResponderEliminarHoy en día el poder social se ostenta dominando los medios, ya que ellos son los ojos de la sociedad.
Que el Señor ilumine a los comunicadores para que hagan su labor con responsabilidad y fidelidad a la verdad.
Que Dios le bendiga D. Javier :)
Por eso, creando opinión, los católicos que trabajen en ese mundo deben dar testimonio de la Verdad, construyendo, opinando sensatamente, informando la Verdad.
EliminarEspero que le haya servido a vd. esta catequesis, tan vinculada con lo que vive día a día.
Un gran abrazo, amigo!
Buenos días don Javier. Me aplicaré al binomio oración-formación repasando este verano las entradas de su blog.Un abrazo.
ResponderEliminarEse binomio oración-formación es casi repetitivo en mí, pero es fruto del convencimiento.
EliminarOjalá le ayuden todas las catequesis y, al repasarlas, las asuma santamente.
Un abrazo y disculpe que no trate de "ingenieros católicos", pero no domino ese campo ni conozco magisterio pontificio sobre su especialidad (jeje).
la verdad este oficio muy difícil.para testimonial la fe.
ResponderEliminar¿que tengo que hacer, cuanto encuentro en la mesa las noticias que tengo que decir el mundo,y ataca la iglesia catolica?.Es mi trabajo,pero la notica que doy el mundo aungue no es mia,destruye la fe de los fieles. ¿en este manera comparto en ataque de nustra iglesia? porque algunos me dice que tú siendo cristiana en vez de defender la fe comparte con la política atacar la iglesia? Así aungue afuera de mi trabajo intento ser fiel,ami fe la gente piensa que es hipocrecìa. un fuerte abrazo.
Anónimo plantea vd una cuestión muy compleja pero absolutamente real. Cuando uno ejerce una profesión como asalariado su margen de actuación depende de su empleador, y hoy en España existen empleadores que parecen obsesionados por minusvalorar o atacar a la Iglesia Católica, suministrar noticias que alimenten este ataque y por imponer un pensamiento único alejado de la civilización cristiana. Es difícil para un católico ejercer el periodismo excepto en un medio de comunicación de ideario católico, como freelance o en algunos casos, una vez consagrado, en artículos de opinión. No es la única profesión u oficio en la que se presentan estas dificultades, en España se está haciendo difícil ser ginecólogo católico (en otros países la situación es peor), y no digamos ya ejercer la política pues, aunque la Iglesia nos pide testimoniar nuestra fe en política, en este sistema de partidos si no te sumas al pensamiento del partido te marginan, te echan o te vas (de esto sé un poco). Y uno no tira solamente de sí mismo ya que tiene hijos. En los países en los que actualmente se persigue a los cristianos, el ejercicio de determinadas profesiones bien les está vedado o se convierte en difícil o imposible. Es difícil y a veces imposible ser profesional asalariado en un país que ignora o rechaza a Dios. El día 22 celebrará la Iglesia la vida de santo Tomás Moro, mi compañero de profesión. A este santo algunos le critican la actitud morigerada que adoptó hasta el momento en el que, considerando que se encontraba ante principios irrenunciables, murió mártir ¡Qué Dios le ayude y le ilumine!
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