El micrófono para un lector puede ser un gran aliado o su gran enemigo si no sabe si situarse ni emplearlo.
Sé que la "catequesis" de hoy es sencilla... pero alguna vez hay que decir cosas tan básicas, tan mínimas, para tenerlas en cuenta.
* Hay que colocar el micrófono en dirección a la boca, de donde va a salir el sonido. Un lector atento debe tener cuidado en situarlo en dirección a su boca (sobre todo si es un micrófono unidireccional y no ambiental). Debe dirigirlo pero con cuidado de no provocar un ruido desagradable con el micrófono que predispone negativamente a todos; con suavidad.
* Fijarse en algo tan sencillo como que el micrófono esté encendido (un piloto rojo, o un interruptor que marque "On"). ¿Una tontería? Puede. Pero es difícil escuchar la lectura si está apagado y hay que ir y encender el micrófono dejando a los fieles sin escuchar la mitad de la lectura y nerviosos por saber qué pasa.
* Como norma general (depende luego de cada micrófono y cada equipo de megafonía), la distancia para hablar por un micrófono es de unos 20 ctms. Si se tiene soltura:
-zona de intimidad (2- 10 ctms.) con un texto muy suave, amable...
-zona de conversación (15-20 ctms.) para las narraciones, la inmensa mayoría de lecturas...
-zona de proclamación (25-35 ctms.) para un texto lírico, un profeta... que requiere entonación y fuerza.
No se debe improvisar estos aspectos. Queda por último la voz del propio lector: una voz apagada deberá acercarse, una voz fuerte alejarse un poco para que no quede estridente.
¿Lo recordaremos cuando vayamos a proclamar las lecturas?
Amigo Javier...
ResponderEliminarme parecen unas catequesis muy interesantes. La Palabra de Dios se perece todo tipo de cuidado para ser dignamente proclamada. Así como un buen lector no debe improvisar o "leer a primera vista" la lectura que "toca", tampoco debe aventurarse a proclamarla sin saber como funciona o si está encendido el sistema de megafonía. Para esto, un consejo: a los micros no se les pega! jeje, parece obvio, pero cuántas veces no hemos visto que se le da dos golpecitos al micro para ver si está encendido? pues esto, acorta la vida de los micros porque se daña la membrana que hace amplificar nuestra voz. ¡a los micros, como a las personas, se les habla, nunca se les pega!
Y por último, aunque no está directamente relacionado con la Palabra... creo que es muy importante que cuando el coro o la asamblea interviene con el canto... el sacerdote, por muy bien que cante, se aleje un poco del micro o se calle.
Interesante, interesante... UN ABRAZO, JAVIER.
Interesantes detalles, Óscar.
Eliminar¿Ves cómo tienes que venir por aquí e iluminarnos? Pero te has empeñado en irte y dejar este blog, y no hay manera de que avancemos. ¡Apórtanos tus luces, carísimo!
Pues nada chico, me alegro de tu retorno!!!!!!!!
Lo práctico también es importante.
ResponderEliminarTiene razón Julia maría: "lo práctico también es importante". En algún sitio se tienen que decir estas cosas prácticas para que se sepan, jeje.
EliminarMe he perdido los post II y I. ¿Puedes ponerlos con un vínculo o algo?
ResponderEliminarQuerido Adolfo:
EliminarLa memoria te ha jugado una mala pasada. Sí estuviste en los post II y I, no te los perdiste, incluso participaste. Lo que pasa que uno fue en enero y otro en febrero. Como el blog no es específico de liturgia, voy alternando con muchas otras cosas y catequesis, y por eso no están tan seguidas a veces las específicamente litúrgicas.
http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com.es/2012/01/sugerencia-para-lectores-i.html
http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com.es/2012/02/sugerencia-para-lectores-ii-las-pausas.html
Un fuerte abrazo!!
No es la primera vez que me la juega... Tantos posts, tanta información, y al final no te acuerdas ni del autor ni del lugar. En fin.
EliminarBuenos días don Javier. Me acordaré de esas tres zonas. Ahora marcho a repasar la II y la I. Un abrazo.
ResponderEliminarNIP:
EliminarVd. acuñó hace mucho en este blog la "teoría del salmón", ir saltando hacia atrás y repasar catequesis. Hoy le toca a vd. remontar hacia las "Sugerencias... I y II".
Creo que todos, de vez en cuando, cuando se tengan tiempo y ganas, deberían ir hacia atrás, hacia julio de 2009, y releer.
No obstante, de vez en cuando, tendré que ir trayendo antiguas catequesis para que no se pierdan en un archivo inmemorial.
Un abrazo. Pax!
Suelo leer todos los domingos en misa, habitualmente la segunda lectura. Ya que empleo un seudónimo en internet, no pecaré de orgullo si digo que, modestamente, soy bastante buen lector, posiblemente porque hablar en público forma parte de mi pofesión.
ResponderEliminarEl micrófono de mi parroquia es "ambiental", lo cual favorece mucho la acústica. Yo lo recomiendo.
Es absolutamente cierto que para proclamar correctamente la Palabra de Dios, no sólo es recomendable repasar la lectura previamente, en mi opinión es imprescindible tener costumbre de leer con frecuencia las Escrituras, cada día, en casa o donde sea.
Es fundamental no tener ni el más ligero atisbo de "vergüenza". Estamos leyendo el núcleo mismo de nuestra fe, ¿vergüenza?, no, debemos sentirnos orgullosos de lo que leemos.
Debemos leer pausadamente, con especial atención a los signos de puntuación, con voz potente y decidida, tal como debe ser nuestra fe, viviendo la lectura, descubriendo su profundidad insondable y a la vez cercana y visible.
Si leemos así, con convicción, casi no hacen falta micrófonos.
No quiero parecer misógino, nada más lejos, pero creo que las Escrituras están hechas para ser leídas por varones, y eso a pesar de que en general hay más mujeres dispuestas a leer.
Las preces u otras intervenciones esporádicas de los fieles en la liturgia pueden ser aptas para voces femeninas, pero las lecturas... en fin, es una opinión, que nadie se ofenda.
Aparte de mi disponibilidad absoluta, y mis aptitudes para la lectura en alta voz, no sé muy bien por qué tienen tendencia a asignarme la segunda lectura, aunque creo que en parte es debido a que, al terminar, acostumbro a entonar en solitario el aleluya, con la melodía tradicional.
Espero que no le moleste que disienta respecto a la mayor adecuación de la voz masculina a la lectura de la Palabra de Dios. En la libertad que nos concede el titular de este blog y con la libertad que me proporciona que “me hayan obligado” a leer (opinan que lo hago bien ¿Qué pensará Dios?), creo que la clave no es esa.
ResponderEliminarVarón o mujer, no se debe leer del mismo modo a Shakespeare que a Perrault o a Bécquer si se pretende transmitir su espíritu o moraleja y la adhesión del corazón del lector al autor. Además de una técnica de lectura correcta en términos gramaticales, para leer a otros la Palabra de Dios es necesario tener la capacidad verbal de trasmitir sin aspavientos el estado del propio corazón y hasta el estado de las emociones sin sensiblerías que suscitan en el lector y que la convierten para él en una Palabra única a la que adhiere en espíritu, alma y cuerpo, y que requiere, por tanto, un modo de lectura único y diferente. No dudo que hermanos peores lectores que yo, tengan una fe mayor y sean mucho más santos; seguramente la tienen y lo son, pero cuando leen las lecturas no parece que estén transmitiendo la maravilla que es la Historia de la Salvación.
Si uno hubiera estado perdido por el desierto…, por la jungla…, rodeado de animales salvajes… y alguien hubiera ido ayudándole, sosteniéndole, advirtiéndole…, en una palabra amándole de un modo único hasta nacer y dar la vida por él para salvarle ¿cómo lo contaría? ¿No pondría toda su vida, su corazón, su alma al contarlo? Esa para mí es la clave.
A mis hijos les ha encantado que les contara cuentos antes de dormirse, así que de cama en cama iba contando a cada uno sus preferidos. A mi hija María José le encantaba el cuento de Pulgarcita, una niña pequeñita a quien su mamá encontró en una flor; me reí a carcajadas cuando la noche antes de su boda me dijo: mamá, cuando era muy pequeña llegué a creerme que me habías encontrado en una flor ¡eras tan convincente! No era real, no me adhería a una fantasía, pero mi espíritu, mi alma, mi cuerpo transmitían a mi pequeña lo especial que era ella para su mamá.
Disculpe, don Javier, por no ajustarme a la entrada.
Respondo y espero no molestar ni crear polémica.
ResponderEliminarEn relación a lo que escribe Alphonse: es verdad que es un gran servicio, que requiere una familiaridad orante y meditativa con las Escrituras y una preparación previa a su lectura en la santa liturgia.
Difiero, respetuosamente, con que las lecturas están hechas para ser leídas por varones. También hay lectoras buenísimas, con entonación y capacidad de transmitir y darle vida al texto (sin teatralidad, claro).
Pero más difiero aún con la siguiente frase: "Las preces u otras intervenciones esporádicas de los fieles en la liturgia pueden ser aptas para voces femeninas...", porque esa es una práctica tan extendida como secularista, es decir, las preces son propias del diácono y en su defecto, y sólo en su defecto, de un lector/a. Lo demás, "intervenciones esporádicas", veo que en general más estorban que ayudan, porque se están inventando demasiadas "intervenciones esporádicas": moniciones para todo, incluso una monición a cada "ofrenda simbólica" (¡horror de los horrores!) y esa novedad de que, tras la comunión, sube alguien a leer una "acción de gracias".
Alphonse: ciertamente, si es capaz de entonar el Aleluya, ya sabe entonces el porqué siempre leerá vd. la segunda lectura. Y con razón, y hace bien.
Julia: No creo que haya tanta oposición en su comentario con el de Alphonse. Ambos resaltáis la capacidad de comunicar y transmitir adecuadamente el espíritu del texto bíblico, con diferentes enfoques o acentuaciones.
Y, aunque no os hayáis ajustado propiamente a la entrada del blog hoy, no pasa nada: al revés, nos enriquecemos, compartimos, nos escuchamos, aprendemos.
Saludos a ambidue!!!
Totalmente de acuerdo contigo (qué rabia!).
EliminarY con respecto a la gran cantidad de catequesis... UN LIBRO, estructúralas y publícalas con motivo del 50 aniversario de la Sacrosanctum Concilium. Yo lo compraría... eso sí, me lo tendrías que dedicar (por si "diventas" obispo, jejeje, nunca se sabe).
Un abrazo.
Óscar, queridísimo:
EliminarYo no diventaré vescovo! Tranquilo!!!!
Y si estás de acuerdo conmigo, sufre tu rabia de no poder rebatirme: ya tienes materia de mortificación hoy. Hala!!
En serio:
Si tengo mucho material, artículos, catequesis, en el blog y en revistas de distinto nivel como para empezar a publicar. Tengo proyectos. Pero soy novato en eso de publicar libros: no sé cómo hacerlo.
Un gran abrazo, caro amico e fratello!!