La liturgia posee belleza y una gran fuerza pedagógica. Va calando en quienes la celebran consciente y amorosamente, deja su huella: es como el rocío suave de la mañana que lentamente lo empapa todo.
Ni es complicada ni es extraña. Basta tener oídos abiertos, ojos despiertos y el corazón bien dispuesto. De este modo la pedagogía de la liturga va educando, repitiendo cada año determinados cantos, determinados textos, determinado ritmo espiritual.
1) Por ejemplo: uno de los elementos de los cincuenta días de Pascua es el canto o rezo del Regina Coeli, en su sustitución del Ángelus (ver aquí). Cantado, habitualmente, al final de la Vigilia pascual como salutación mariana gozososísima, se canta cada día de la Pascua. Le da así un tono muy concreto a la liturgia de los cincuenta días pascuales.
Pues bien. Érase una vez una parroquia, la mía, donde existía costumbre inmemorial de que todos los días al final de la Misa se canta a la Virgen (aunque no se haya cantado nada en la Misa, ni el salmo ni el santo). Durante los cincuenta días de Pascua se cantó cada día el Aleluya antes del Evangelio, el salmo y el Regina Coeli. ¡Era lo apropiado! ¡Qué mejor canto a la Virgen en Pascua!
Carmen y David... ¡se han aprendido el Regina Coeli! Lo cantan ellos solitos (David sigue a su hermana, claro) y se lo saben perfectamente. ¿Cómo? Por haberlo escuchado cada día en Misa, porque les ha gustado con tanto "Aleluya" y sus padres se lo han repetido en casa. Si cada día de Pascua se hubiese cantado cualquier canto a la Virgen como cualquier otro día del año, ni parecería que es Pascua ni el Regina Coeli formaría parte de la espiritualidad pascual, ni nadie lo aprendería cantado.
La liturgia, a base de repetir, permite memorizar e interiorizar, da un color concreto, una tonalidad, un sabor. Repetir no es malo, es pedagógico. Por eso Carmen y David, los pequeñajos, cantan perfectamente el Regina Coeli a la Virgen. ¡Es para comérselos!
2) La liturgia dice cosas interesantísimas en sus oraciones y plegarias. Los textos litúrgicos poseen belleza y santidad, son teología hecha oración. Lástima que a veces se reciten tan apresuradamente que ni nos damos cuenta de lo que se ha rezado. Pero, si cogemos un ritual en nuestras manos, y miramos atentamente el texto litúrgico, veremos qué material de hondura tendríamos para orar, estudiar, predicar, enseñar.
Pues érase una vez que una amiga viene a consultarme: debe dar una charla-catequesis a un grupo de adultos-cooperadores sobre "el perdón y la comprensión en el Matrimonio". ¿Cómo plantearla? Evidentemente a ella, que está casada, no le voy a explicar el perdón y la comprensión, porque ya lo vive y lo sabía formular. Me fui a la raíz de todo: la gracia del sacramento del Matrimonio que es más que un contrato, es el don del Espíritu Santo que confiere la caridad conyugal como una gracia específica. Y es el Espíritu Santo quien modela la caridad conyugal para vivir el perdón, la comprensión, el respeto.
Nos fuimos al Ritual, especialmente, sobre todo, como no podía ser de otra manera, a las distintas plegarias de bendición de los esposos; éstos la reciben después del Padrenuestro y antes del rito de la paz estando de rodillas mientras el sacerdote impone las manos.
Fotocopié los textos; decían cosas tan interesantes como éstas:
"Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,para que tu amor, derramado en sus corazones,los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.Abunde en tu hija N., el don del amor y de la paz,e imite los ejemplos de las santas mujeres,cuyas alabanzas proclama la Escritura.Confíe en ella el corazón de su esposo,teniéndola por copartícipe y coherederade una misma gracia y una misma vida,la respete y ame siemprecomo Cristo ama a su Iglesia" (RM 82).
También:
"que en la alegría te alaben, Señor,y en la tristeza te busquen;en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuday en la necesidad sientan cercano tu consuelo;que participen en la oración de tu Iglesia,y den testimonio de ti entre los hombres" (RM 113).
Así como también:
"Derrama en sus corazonesla gracia del Espíritu Santo.Que a lo largo de su nueva vida común,santificada por este sacramento,se comuniquen los dones de tu amor;y que, siendo el uno para el otro signo de tu presencia,sean en verdad un solo corazón y un solo espíritu" (RM 143).
Por último, la plegaria de bendición de origen hispano-mozárabe, introducida en el ritual (Formulario tercero):
"A estos hijos tuyos,a quienes mediante esta bendición unimoscon el vínculo del Matrimonio,santifícalos con la gracia del Espíritu Santoy acompáñalos benignamente con tu amorosa protección. Amén.Concédeles, Señor, mutua armonía de espírituen tu santo temor,y semejante bondad de costumbresen el amor del uno al otro. Amén.Que se amen, Señor,y que nunca se aparten de ti. Amén..." (RM 179).
¿Y qué pasó?
¡Que quedaron encantados! Nunca habían escuchado (es decir, nunca se habían dado cuenta cuando asistieron a una boda) semejantes textos. Incluso la responsable y organizadora del círculo se sorprendió al ver a esta amiga explicar la vida matrimonial (perdón y comprensión incluidos) a partir de los textos del Ritual. La ponente del tema encantada (claro, si hasta la felicitaron), los oyentes encadilados, y la responsable del círculo... con los ojos abiertos por la sorpresa...
¡Pero si es tan fácil! La liturgia es un venero que nunca deja de manar agua pura. ¿Cómo vamos a explicar tantos y tantos aspectos de la vida cristiana sin acudir a los respectivos rituales? Luego, cuando se desgranan en charlas, círculos, retiros, catequesis, etc. los textos de la liturgia, suelen ser tan enriquecedores que los oyentes descubren un mundo nuevo.
¿Cuántas charlas o conferencias matrimoniales se imparten partiendo de la belleza del ritual, partiendo de lo que pedimos a Dios por los esposos? ¿No nos quedamos sólo en la fórmula del consentimiento y pasamos a la moral? Abordamos el matrimonio y la familia desde muchas perspectivas, en Semanas para la Familia, en Escuela de Padres, en conferencias en los distintos COF, pero jamás he tenido conocimiento de que se parta del Ritual, es decir, de lo que la Iglesia celebra en el Sacramento mismo y de lo que la Iglesia pide a Dios para vivir los esposos, dándoles una forma Christi.
Hemos de acostumbrarnos a trabajar con los textos litúrgicos.
Son dos anécdotas... como para pensarlas.
Le felicito, don Javier. Realmente una maravilla su experiencia. Los textos litúrgicos que nos expone, como usted dice, poseen belleza y santidad, son teología hecha oración. Gracias.
ResponderEliminarGracias "Desde Sevilla". A veces el Señor nos regala experiencias reconfortantes.
EliminarY, desde luego, no me cansaré de presentar la belleza de los textos litúrgicos para que todos nos aprovechemos de tanto como encierran: fe, oración, plegaria, belleza...
La Liturgia es pedagógica, basta como dice la entrada, tener oídos abiertos, ojos despiertos y, sobre todo, (este añadido es mío con mis disculpas) el corazón bien dispuesto.
ResponderEliminarEjemplo claramente meridiano: semana grande en Toledo que celebra hoy la solemnidad del Corpus Christi gracias a la resistencia de los mozárabes toledanos en 1.085 y a la audacia de don Marcelo en el siglo XX. En palabras de Don Braulio: hizo falta mucha audacia para plasmar esta fiesta del Corpus en una misa como la que hoy se celebra en Toledo en rito mozárabe, pues la Misa de la solemnidad de Corpus nació en el siglo XIII como una cima señera en el rito romano y no estaba como tal solemnidad en el rito hispano-mozárabe. Esta audacia la tuvo el cardenal don Marcelo con la creación de un formulario completo para la Misa en la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo en este rito, Misa en la cual uno se siente envuelto en un diálogo vivo entre la comunidad y su Salvador. Las campanas sonarán en concierto durante 50 minutos y la Embajada mejicana se ha unido con sus mariachis (no en la liturgia, claro).
La anécdota de los niños es deliciosa y muestra que nuestros pequeños pueden ser educados en la fe sin ñoñerías, de las que resultan los primeros perjudicados
Como vos queríais, he añadido "bien" a corazón dispuesto en el cuerpo de la catequesis. Acepto su sugerencia.
EliminarLos niños siempre serán niños, pero no tontos. En ocasiones las Misas "PARA" niños, (no Misas con niños), son demasiado ñoñas, a veces casi obritas de teatro. Distraen, tal vez, pero no educarán en la fe. Quedarán relegadas a experiencias infantiles que en cuanto crezcan, dejarán.
También a los niños, hay que educarlos bien en la fe, con el respaldo doméstico de los padres.
Un abrazo.
Muchas gracias D. Javier por estas bonitas palabras hacia "sus" niños, pero sobre todo por el cariño que les profesa. Gracias, de corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ana Belén(la mamá de Carmen y David)
Ana Belén.
EliminarSon palabras justas. Tus niños cantando el Regina Coeli son un ejemplo viviente de que la liturgia, si se celebra bien, si se cuida, es educativa.
¡Y claro que les quiero! Sus padres lo sabéis de sobra.
Un abrazo.
Muy buena experiencia. Y lo del Regina coeli todo un éxito.
ResponderEliminarGracias, Adolfo. Repito -y coincidirás conmigo-: la liturgia es educativa. Se la suele acusar de ""no ser pastoral"" porque se entiende lo "pastoral" por la creatividad personal del grupo o de celebrante. Estas experiencias echan por tierra tales teorías pastoralistas. ¿No te parece?
EliminarTendría que darme una ayudita por estos lados, llevo dos años indicando en el colegio que en Pascua no se reza el Angelus que en su lugar es el Regina Coeli. Pero nada, este año nuevamente toda la Pascua con el Angelus, ya que lo rezan solo en el mes de Mayo todo el colegio a las 12. Con mis alumnos del Preescolar hicimos una tarjeta y en su interior coloqué el Regina Coeli,y lo hice llevar a casa con una pequeña explicación. Rezamos toda la Pascua en mi clase el Regina Coeli.
ResponderEliminarYa ve qué difícil es inculcar el espíritu de la liturgia. ánimo y adelante.
EliminarMuchos se empañarán, por ejemplo, en seguir con el Ángelus toda la Pascua, "para no complicar a la gente". Buenismos estériles. Tenemos que educar y ofrecer alimentos sólidos, en consonancia con la vida de la Iglesia a lo largo del año litúrgico.
Un abrazo!
Gracias D. Javier por su paciencia, constante y optimista a pesar de las contrariedades,por hacer con la formación que nos va trasmitiendo desde su Parroquia o en este blog que vayamos conociendo el valor de la Liturgia, por enseñarnos a apreciarla,comprenderla,utilizarla como materia de oracíón y consulta para una reunión de formación.
ResponderEliminarOjalá si alguna vez, cuando nos quieran regalar un libro, no piensen que somos un "bicho raro" por pedir un "Ritual" como materia pedagógica para nuestra formación y la que tengamos que trasmitir.
Sea benévolo con esta alumna.
Catequista:
EliminarHago lo que puedo, hago lo que puedo...
D. Javier le felicito como presenta y cuida las celebraciones liturgicas.la verdad es una joya. segùn los oraciones del ritual es una espiritualidad muy elevada y educativa. lo malo los fieles algunas veces pensamos que son oraciones del sacerdote y no damos atencion lo que dice, por eso no descubrimos el tesoro escondida. por culpa tambien de participar con rutina con el corazón lejos de la celebracion. otra cosa que he notado que en este celebracion necesita una delgadeza y vinura enorme. un abrazo.
ResponderEliminarYa verá, amiga, cómo en este blog ese principio se repetirá claramente unas veces y otras estará implícito. La liturgia, que es acción, rito, posee también el componente de la oración mediante los textos litúrgicos. Éstos están para rezarlos en común y responder conscientemente "Amén", porque el sacerdote los pronuncia en nombre de todos.
EliminarTambién enriquecerán nuestra oración personal y nos conducirá a vivir mejor la liturgia si tomamos el misal en nuestras manos y oramos tranquilamente las plegarias de la Misa.
Esto nos ayudará a tener mayor delicadeza y finura de alma en la vivencia de la liturgia.
Geniales las dos anécdotas. Qué bien y qué alegría saber que 'pasan' cosas como las que cuentas.
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