viernes, 20 de abril de 2012

Las celebraciones de la palabra (II)

Recientemente, sobre el sentido que tienen estas celebraciones de la Palabra de Dios, se pronunciaba el Papa Benedicto XVI en la exhortación "Verbum Domini", recogiendo lo tratado por los Padres sinodales y dándole su matiz y orientación.


Escribía el Santo Padre:

"65. Los Padres sinodales han exhortado a todos los pastores a promover momentos de celebración de la Palabra en las comunidades a ellos confiadas:[227] son ocasiones privilegiadas de encuentro con el Señor. Por eso, dicha práctica comportará grandes beneficios para los fieles, y se ha de considerar un elemento relevante de la pastoral litúrgica. Estas celebraciones adquieren una relevancia especial en la preparación de la Eucaristía dominical, de modo que los creyentes tengan la posibilidad de adentrarse más en la riqueza del Leccionario para orar y meditar la Sagrada Escritura, sobre todo en los tiempos litúrgicos más destacados, Adviento y Navidad, Cuaresma y Pascua. Además, se recomienda encarecidamente la celebración de la Palabra de Dios en aquellas comunidades en las que, por la escasez de sacerdotes, no es posible celebrar el sacrificio eucarístico en los días festivos de precepto. Teniendo en cuenta las indicaciones ya expuestas en la Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis sobre las asambleas dominicales en ausencia de sacerdote, recomiendo que las autoridades competentes confeccionen directorios rituales, valorizando la experiencia de las Iglesias particulares. De este modo, se favorecerá en estos casos la celebración de la Palabra que alimente la fe de los creyentes, evitando, sin embargo, que ésta se confunda con las celebraciones eucarísticas; es más, «deberían ser ocasiones privilegiadas para pedir a Dios que mande sacerdotes santos según su corazón».


Además, los Padres sinodales han invitado a celebrar también la Palabra de Dios con ocasión de peregrinaciones, fiestas particulares, misiones populares, retiros espirituales y días especiales de penitencia, reparación y perdón. Por lo que se refiere a las muchas formas de piedad popular, aunque no son actos litúrgicos y no deben confundirse con las celebraciones litúrgicas, conviene que se inspiren en ellas y, sobre todo, ofrezcan un adecuado espacio a la proclamación y a la escucha de la Palabra de Dios; en efecto, «en las palabras de la Biblia, la piedad popular encontrará una fuente inagotable de inspiración, modelos insuperables de oración y fecundas propuestas de diversos temas»".

No es un invento de nadie, ni una innovación moderna, sino más bien la recuperación de una práctica litúrgica habitual en las distintas Iglesias desde bien antiguo, que reservaban la Eucaristía al domingo y algunos días más en la semana, con solemnidad, canto, suficientes ministros y todo el pueblo cristiano. 

Repasemos ahora qué utilidad pueden tener estas celebraciones, o qué fines encierran y contienen y pueden, por tanto, ayudar a los fieles.

 Son medios pedagógicos para conocer sapiencialmente la Escritura, interpretada por la Iglesia y leída en la Iglesia, en clima de oración y escucha. Los salmos que en ella se cantan iluminan de modo orante las lecturas proclamadas; la homilía adquiere el tono de una amplia catequesis sobre la Palabra escuchada.

Los libros litúrgicos las ofrecen para distintos momentos y circunstancias en función de esa utilidad espiritual y pastoral.

            a) En el catecumenado

Los catecúmenos, tanto los de ayer como los catecúmenos actuales, según el Ritual, son formados por medio, entre otros elementos, de las celebraciones de la palabra de Dios:

“Por una catequesis apropiada, dirigida por sacerdotes, diáconos o catequistas y otros seglares, dispuesta por grados, pero presentada íntegramente, acomodada al año litúrgico y basada en las celebraciones de la palabra, se va conduciendo a los catecúmenos no sólo al conveniente conocimiento de los dogmas y de los preceptos, sino también al íntimo conocimiento del misterio de la salvación, cuya aplicación desean” (RICA 19).

Más adelante señala la importancia de estas celebraciones de la Palabra a lo largo del tiempo de catecumenado: “ténganse las celebraciones de la palabra de Dios, acomodadas al tiempo litúrgico, que sirvan lo mismo para la formación de los catecúmenos que para las necesidades espirituales de los fieles” (RICA 100).

Cada celebración de la palabra de Dios en el catecumenado será temática, organizando las lecturas y sus salmos en torno al programa de catequesis catecumenal para que sea la Palabra divina la que los forme y modele sus corazones. Por eso, “para la utilidad de los catecúmenos prepárense peculiares celebraciones de la palabra de Dios, procurando en primer lugar los fines siguientes:


a)      que la doctrina recibida penetre en las almas, v.gr., la ética propia del Nuevo Testamento, el perdón de las injurias y de las ofensas, el sentido del pecado y de la penitencia, la misión de los cristianos en el mundo, etc.;
b)      que enseñen a saborear los diversos métodos y aspectos de la oración;
c)      que explanen a los catecúmenos los símbolos, gestos y tiempos del misterio litúrgico;
d)     que les vayan introduciendo gradualmente en los actos de culto de la comunidad total” (RICA 106).


Es verdad que aún está por hacer un directorio para las celebraciones de la palabra con los catecúmenos, con la propuesta por temas, lecturas, salmos y oraciones del sacerdote, y no dejarlo a la improvisación de los diferentes itinerarios catecumenales o de la creatividad de cada catequista. Siempre, por supuesto, usando los leccionarios litúrgicos, ya que ofrecen la traducción litúrgica aprobada.


            b) Para la catequesis infantil

Ese carácter propedéutico parece apropiado para iniciar los niños en la Escritura y en la forma de celebrar la liturgia:

“En estas celebraciones debe darse a la palabra de Dios una importancia cada vez mayor según la capacidad de los niños. Más aún, a medida que crezca su capacidad espiritual, ténganse con ellos con mayor frecuencia celebraciones de la palabra de Dios propiamente dichas, sobre todo en tiempo de Adviento y Cuaresma. Tales celebraciones pueden fomentar grandemente el aprecio de la palabra de Dios por parte de los niños” (Directorio para las Misas con niños, n. 14).

Continuaremos otro día con el resto de la normativa litúrgica donde se señala para quiénes y en qué momentos tendrán utilidad y beneficio espiritual.

3 comentarios:

  1. El mayor problema de las normas (a excepción de las leyes claramente injustas) es la interpretación en su aplicación práctica: “el canon dentro del canon”, el autoabastecimiento de la comunidad, adicción al micrófono,la comunidad que se celebra a sí misma…

    La Liturgia de la Palabra tal y como expone perfectamente la entrada de hoy debería ser un camino eficaz para el conocimiento de la Palabra de Dios tan necesario para nuestro camino de conversión, pero si al término de la lectura proclamamos “Palabra de Dios” confesamos que es la Palabra intemporal que Dios dirige a TODO su pueblo.“Se dijeron uno a otro ¿no ardían nuestros corazones dentro de nosotros mientras en el camino nos hablaba y nos declaraba las Escrituras?” (san Lucas); “no tendrá menor pecado el que oye negligentemente la palabra de Dios, que aquel que por negligencia deja caer en tierra el cuerpo de Cristo” (san Agustín).

    Leído en un blog de una mujer católica al dirigirse a un sector determinado de católicos: ¡por favor! no hagan una nueva quintita dentro de la Iglesia, ayuden a hacer una sola Iglesia de las mil quintitas en que está dividida. Ella lo escribe todo en mayúsculas, es decir ¡grita! Me parece genial.

    Comprendo que es imposible que un sacerdote pueda recorrer muchísimos Kilómetros para celebrar la Santa Misa en diversas parroquias en domingo pero no entiendo que en una ciudad española, en cuyo centro urbano existen unos 10 templos con distintos horarios de Misa dominical, sea necesario celebrar la Liturgia de la Palabra en uno de esos templos por vacaciones del párroco, y me rechina sobre todo porque muchos hermanos nuestros de otros países recorren varios kilómetros para participar en la Santa Misa y lo hacen con alegría porque saben que nada es más importante.

    ¡Qué Dios le bendiga!

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  2. Celebraciones de la palabra, no de la comunión. ¿Alguien se imagina una celebración de la PALABRA sin comunión? Mientras no nos quitemos de la cabeza que las celebraciones de la palabra son una "misa" presidida por laicos/as, no valoraremos precisamente la Palabra de Dios.
    En el catecumenado y en la catequesis infantil NECESARIAMENTE tienen que ser sin comunión, si es que realmente son para los catecúmenos y los niños que no han hecho la primera comunión.
    Yo sigo con mis reservas, Javier, porque lo vivo de cerca. Ojalá fueran de la palabra, ojalá.

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    1. Adolfo:

      ¡¡ahora he entendido lo que querías decir cuando tratabas de la Liturgia de la Palabra!!

      Pues bien, estoy de acuerdo con tus reservas, claro que sí. La Liturgia de la Palabra no puede ser sin más una Misa sin Canon para pasar a distribuir la comunión. Yo te decía que debería valorarse la falta de Canon, etc., en otro comentario, porque incluía en mi cabeza también la no distribución de la Comunión.

      Eso en cuanto a las celebraciones en ausencia (a la espera) de presbítero.

      Cobra mayor importancia destacar bien y celebrar adecuadamente toda la parte eucarística de la Misa. Los fieles al participar deben entender que toda la liturgia eucarística y la plegaria eucarística es el centro y culmen. Pero no la echan de menos en esas celebraciones sustitutorias porque normalmente asisten a una Misa con una mega Liturgia de la Palabra, para luego escuchar velozmente la plegaria eucarística II: sin canto de las partes propias, ni incensación alguna, etc. ¿Qué valor reconocen los fieles a esta parte eucarística? ¡Si ven algo que se despacha a la carrera!

      Y finalmente, y dejando el punto estricto de esas celebraciones dominicales en ausencia de sacerdote, hoy traía dos ejemplos más y su utilidad. Son un fin en sí mismo: se celebra la Palabra con los catecúmenos según el RICA y con los niños en edad catequética.

      Tal vez estas entradas estrictamente litúrgicas ayuden a esclarecer estos puntos controvertidos y a darnos cuenta de lo que tú decías, que liturgia = misa es un empobrecimiento y hay que romper ese signo de igualdad; hay muchas más celebraciones y sacramentales aptos para la vida eclesial.

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