Con san Ignacio bien podríamos aprender a rendirnos completamente al Amor de Dios y entonces, libres de todo, buscar sólo su Gloria y el bien de los hombres.
Ese fue el ejercicio de su vida y así lo plasmó en ese proceso interior que llamamos "Ejercicios Espirituales". Al final, habiendo reconocido el fin para el que soy creado, reconocido y aborrecido el pecado internamente, siguiendo a Cristo que llama a través de la meditación de su vida, hallando contrición por su Pasión y gozo por su Resurrección, el cristiano se dispone a entregarse a Dios en su Iglesia.
Entonces surge, con la fuerza de la verdad y de la vida, la siguiente plegaria de san Ignacio, situados en el corazón de la Iglesia, sintiendo con la Iglesia:
Tomad, Señor,
y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan. Amén.
"Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén"
ResponderEliminarEl amor de Dios ya lo tenía San Ignacio, pero también la Gracia. Ya que sin la misma Gracia es imposible orar de esta forma.
Que Dios les bendiga :)
Querido Javier, hoy hemos participado en Misa con tus Agustinas de Lucena y aquello parece que tiene algo especial para nosotros.
ResponderEliminarEn este Monasterio conocimos el Amor de Dios, como San Ignacio,¿recuerdas?
Un abrazo.
Miserere:
ResponderEliminarSin duda alguna...
Pedro:
Me tocas hoy la fibra sensible. Qué buena liturgia celebrábamos allí... y marqué el ritmo para que no hubiese prisa en la Misa dominical de un Monasterio. ¡Qué tiempo aquél!
Me alegro de que para ti aquellas Misas, durante 4 años, supusiera conocer el Amor de Dios.
Un abrazo.
Algunas veces he rezado sinceramente y de corazon esta oración tan bella. Pero luego...
ResponderEliminarLuego no me gusta ver que alguien coarta mi libertad de algún modo, que intenta que haga algo que no me gusta, o quiere obligarme a ello. Y me resisto y me revuelvo en contra.
Luego, no me gusta que me engañen en el tema del dinero, cobrándome de más o devolviendome de menos, como ocurre con frecuencia.
Y más que nada porque si cedes, parece que te toman por tonto, minusvalorando o despreciando tu inteligencia.
En resumen, tal vez nos creemos generosos creyendo que entregamos a Dios todo, pero a la primera de cambio, perdemos la paz en los pequeños detalles diarios, cuando pensamos que nos arrebatan algo nuestro.
(El plural es una forma de expresión, pero hablo sobre todo por mí)
Esto me recuerda aquello de santa Teresita: a veces tenemos deseos como de águilas, cuando somos sólo pequeños pajarillos.
¡Dadme vuestro Amor y Gracia!
Cuando en el 97 fui a la JMJ en Pais, estuvimos visitando la casa de este Santo. Era la primera vez que visitaba un sitio asi. Cada rincón de aquel lugar manifestaba a Jesús. Era como si cada piedra, cada viga, cada rincón hubiera absorvido de aquella sabiduria, y uno podia respirarla. Aquella visita fue importante para mi, lo que mas marcó mi viaje. En aquella casa senti la presencia del señor y el moso en que toca a la gente. No olvido esa sensación.
ResponderEliminarUn abrazo para todos, feliz dia del Señor.
Movida por el gran amor de Dios, muchas veces
ResponderEliminarhe hecho esta ofrenda a Dios. Tomad,Señor, y
recibid toda mi libertad...Pero en los momentos
de pruebas, noches,etc. He comprobado que no se
podía sufrir más. Y cada día compruebo que si
se puede, con AQUEL QUE NOS CONFORTA.
¡Toma Señor mi vida, y haz de mi lo que gustes!.
En comunión de oraciones.
Dios les bendiga.
Una entrega total a la voluntad de Dios renunciando a nuestra libertad, es lo que realmente nos da paz, es dificil hacerlo pero debemos de tratarlo. Dios esté con todos. Martha.
ResponderEliminarBuenos días don Javier. El ejercicio de toda una vida, un alma fuerte, amor musculado.Amén.
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