San Agustín es un verdadero maestro y como tal su enseñanza no pasa de moda, se convierte siempre en una fuente de espiritualidad para quienes tengan sed de Dios y quieran vivir según Dios.
Seguimos, pues, con algunos pensamientos suyos (recopilados por Miserere mei).
Fe y oración van unidas, se reclaman la una a la otra. La fe -que cree- quiere tratar con Aquel a quien conoce; la oración es ferviente y continua en los hombres de fe, en los verdaderos creyentes:
San Agustín es llamado también el Doctor de la humildad, el maestro de la humildad, porque la establece como la virtud fundamental para que, descendiendo, subamos a Dios, mientras que el soberbio, cuanto más se sube él solo, más desciende al abismo apartándose de Dios:
Unidad y crecimiento de la Iglesia van unidos; si favorecemos la unidad de la Iglesia y en nada desgarramos su unidad mediante criterios particulares, bandos, grupúsculos cerrados en sí mismos, entonces edificamos la Iglesia como un Cuerpo hermoso, variado, lleno de armonía:
¿Qué amor hay en el corazón por el Señor? ¿Suficiente? Difícilmente lo podremos calibrar o medir, pero seguro que siempre necesitaremos más amor para abrazar a Dios que es Amor:
El hombre, para aprender de Dios y sobre Dios, debe acudir a la lectura de la Palabra: leerla, rumiarla, meditarla... por un contacto directo con el Verbo que habla al corazón y a la inteligencia:
Creer es encontrar el verdadero alimento. ¿Quién no siente hambre y sed de algo mayor y último? Es el corazón que busca y que necesita algo más:
Señor, danos crecer en Ti.
Señor, aliméntanos de Ti.
Señor, haz que acudamos a nuestro interior donde Tú nos instruyes como Maestro.
Cuantas verdades plocama el conocimiento.
ResponderEliminarSeñor dame humildad que tambien yo pueda conocerte como tú eres.
¿Qué amor hay en el corazón por el Señor? ¿Suficiente?. Sí, necesito más amor para abrazar al Amor...
ResponderEliminarQue me sea permitido volver los ojos hacia tu luz desde lejos o del fondo de mi abismo. Enséñame a buscarte, muéstrate al que te busca, porque no puedo buscarte si no me enseñas el camino. No puedo encontrarte si no te haces presente. Yo te buscaré deseándote, te desearé buscándote, te encontraré amándote, te amaré encontrándote. San Anselmo de Canterbury.
Saludos a todos, con mi oración. Feliz día.
La humildad es la virtud diríamos, más amada por
ResponderEliminarDios.( Te doy gracias Padre...)
( Proclama mi alma la grandeza...)
En comunión de oraciones.
Dios les bendiga!!!
El corazón ha de vaciarse de lo que no debe para llenarse de lo que debe; vaciarse de lo que estorba, para llenarse de Dios. ¡Cuántas veces no lo habremos de pedir!
ResponderEliminarEn cuanto a la humildad... ¡ay, qué falta nos hace!
Espero que estos textos de san Agustín os agraden y sirvan para todos.
Eso sí, dando las gracias a Miserere que es quien las recopila... y luego aquí las presentamos de vez en cuando.
pax.