1. Entonces los varones santos se purifican más sinceramente de la inmundicia de los vicios cuando oponen a cada uno de estos las correspondientes virtudes. De vez en cuando, los vicios pugnan útilmente con las virtudes, para que, a resultas del conflicto, ora la mente se ejercite, ora el ánimo, apartado de la arrogancia, se modere.
2. Frente al ímpetu de los vicios hay que luchar con las virtudes contrarias; a saber: frente a la lujuria hay que emplear la pureza de corazón, frente al odio hay que aprestar el amor, frente a la ira proponer la paciencia. Asimismo, frente al temor hay que servirse de la virtud de la confianza; frente a la indolencia, la actividad del celo; igualmente, a la tristeza hay que enfrentar el gozo; al desánimo, la fortaleza; a la avaricia, la liberalidad; a la soberbia, la humildad. Y así, cada virtud reprime los vicios que surgen contra ella y domina los impulsos de las tentaciones con la fuerza de la divina caridad.
3. La abstinencia reprime la pasión carnal, ya que, en la medida en que el cuerpo se mortifica por la falta de comida, el alma se aparta del deseo prohibido.
4. Contra la ira pugna la paciencia; mas la ira se aniquila a sí misma; la paciencia, en cambio, al resistir, se alza con la victoria.
5. A la aflicción de la tristeza sobrepuja la esperanza del gozo eterno; y a quien le abate su espíritu, acongojado por las cosas sensibles, le mitiga la dulzura del sosiego interior.
6. Contra la envidia aprestemos la caridad y contra los accesos de ira hagamos uso de la serenidad de la mansedumbre.
7. Los soberbios, por su parte, remedan el orgullo del diablo, al que se opone la humildad de Cristo, con la que se abate a los engreídos.
8. La soberbia es la madre y reina de los siete vicios capitales, y estos mismos siete vicios llevan en sí el germen de otros muchos, que con un cierto parentesco se unen entre sí, de tal suerte que uno nace del otro.
9. Como la soberbia, el principal de los siete vicios, no se somete bajo su poder, así Cristo, rebosante con la gracia de los siete dones, nos libera de la esclavitud de los vicios, y a los que aquella somete a los siete vicios, este los redime con el don de la gracia septiforme.
(San Isidoro, Sentencias, II, c. 37).
Precioso el texto de San Isidoro. Tras su lectura saco en claro tres cosas:
ResponderEliminar1)Los vicios y defectos pueden ser vencidos. No son algo que tengamos que sufrir toda la vida.
2)Es por medio de la Gracia cómo podemos hacer frente a ellos.
3)Que además de orar, pedir la gracia de Dios y tener una vida sacramental coherente, tenemos que poner nuestra voluntad personal de parte de la obra de Dios en nosotros. Por eso creo que San Isidoro hace tanto hincapié en la soberbia. creernos capaces mejorar por nosotros mismos o esperar que Dios actúe sobre nosotros sin que pongamos nada de nuestra parte, es soberbia. Infame soberbia humana.
Dios nos ayude a dejar la soberbia de lado. Nada somos sin Cristo. Un abrazo en Cristo a todos :)
Desde luego san Isidoro lo deja clarito, clarito. El combate empieza en el corazón y como él dice:
ResponderEliminarDe vez en cuando, los vicios pugnan útilmente con las virtudes, para que, a resultas del conflicto, ora la mente se ejercite, ora el ánimo, apartado de la arrogancia, se modere.
Es muy bueno tomar conciencia de la realidad y de lo que la Gracia nos trae, si se tiene la intención de acogerla. Un camino a la humildad.
Gracias, don Javier.
Feliz día a todos.
Buenos días don Javier. Toda la vida luchando, cuando derrocamos unos a por otros, la derrota de los impetuosos fortalece mucho porque ni son tan fuertes ni pesan tanto como parecen. Cristo nos hace libres en la cruz así que seguiré pegándome.Un abrazo.
ResponderEliminarLos pecados son como las pulgas y garrapatas que conviven con los gatos callejeros. Limpiarlos de todos estos bichitos repugnantes cuesta tanto, como vivir con el alma limpia como un jaspe.
ResponderEliminarPrecioso texto de San Isidoro.
Muchas gracias, D. Javier. Feliz día para todos.
Es cierto, tenemos que luchar contra nuestros vicios dominantes con la Gracia del Señor y practicando las Virtudes contrarias.
ResponderEliminar¡El Espíritu Santo nos asista!
Un saludo.
Anda que no me viene a mi bien el texto de San Isidoro. vamos como si me hubiera escrito un email a mi correo personal. Gracias Javier por ser tú quien me lo hace llegar.
ResponderEliminarun abrazo a ti y a los hermanos blogueros que comentan en este blog.
Amigos:
ResponderEliminarRealmente no tenga nada que decir. Vosotros lo habéis dicho todo y muy bien dicho.
Con este tipo de catequesis quiero, de vez en cuando, cubrir el área de formación moral, es decir, las consecuencias de vivir bien la liturgia es la vida moral, y hemos de formarnos.
Además, segundo objetivo, dar a conocer la moral cristiana con los Padres, en este caso, un Padre hispano, San Isidoro, que es muy interesante.
Tal como me van algunas cosas últimamente, parece que rezáis muy poco, muy poco, muy poco. Así que recuerdo que asumimos todos un compromiso: REZAR UNOS POR OTROS CADA DÍA. ¿O no somos una comunidad católica "virtual"?
Un gran abrazo. +
Rezaré más por Ud. Don Javier. Uds. los sacerdotes católicos son hijos predilectos del Inmaculado Corazón de María, por todo el Bien que Dios hace por su medio, en favor de las almas. Es deber nuestro de Caridad el encomendarles cada dia.
ResponderEliminarBuenas noches. Dios le guarde.
:O)
Qué hermosa y aleccionadora entrada D. Javier.
ResponderEliminarLuchar los vicios, con virtudes.
Que tremenda es la soberbia ¿ verdad ?
El demonio la tendría sobre abundante.
Pido al Espíritu nos vaya asemejando en
virtudes a nuestra Madre la Virgen María.
¡Gracias! En comunión de oraciones.
Me resulta muy interesante este texto.
ResponderEliminarAlgunas de las cosas que proponen me resultan sencillas, pero otras no. ¿Cómo se puede sentir gozo, cuando se siente tristeza?. Quizás adolezco más de esto, según las circunstancias. Pero cuando Job estaba batallando con tanto a la vez, ¿cómo podía sentir gozo?.
Es verdad, Don Javier, que estoy haciendo menos deberes de oración porque estoy encontrando últimamente más dificultad. No se apure, que hoy en la misa la ofrezco por todos Vds, por sus asuntos y por Pedro que andaba pasando mal rato.
Un saludo.
Paloma
Pedro, ¡felicidades!, que hoy es su santo.
ResponderEliminarFelicidades a todos los Pedros y Marcelinos que leen este blog.
Paloma
Me refería a
ResponderEliminarPedro Arroyo Gómez
que no me sabía el apellido.
Un saludo Pedro.
Paloma