Como en anteriores ocasiones, traemos aquí algunos pensamientos, frases breves o máximas, de san Agustín (gracias al trabajo de Miserere).
Pueden ser buenos puntos de reflexión y por su estilo es fácil que se nos queden grabadas.
Hemos de ser pacíficos y pacificadores los que somos siervos y hermanos del Príncipe de la Paz:
¿Quiénes son los pacíficos? Los que construyen la paz. ¿Ves a dos personas discordes? Actúa en medio de ellas como servidor de la paz. Habla bien a aquél de éste y a éste de aquél (San Agustín Sermón 53A,12).
En todo tiempo la limosna de la misericordia y del bien ofrecido es una marca distintiva:
Existen dos clases de limosnas: el dar y el perdonar; dar el bien que posees y perdonar el mal que sufres (San Agustín. Sermón 42,1).
La humildad edifica, la soberbia destruye... incluso las obras más santas que hagamos:
Pueden perderse por el apetito de alabanza las empresas que laudablemente ejecutamos (San Agustín, Contra los Académicos 118,3.22).
El cristiano es siempre apóstol y busca que todos, aquellos que amamos y son amigos también, lleguen a Cristo:
Tratemos, pues, con todas nuestras fuerzas de que lleguen también a El aquellos a los que amamos como a nosotros mismos, si amando a Dios sabemos ya amarnos a nosotros mismos (San Agustín. Cartas 155,4.14).
¿Y qué es vivir en la verdad, qué es el amor a la verdad?
Consiste el amor verdadero en vivir justamente adheridos a la verdad y en despreciar todo lo perecedero por amor a los hombres, a quienes deseamos vivan en justicia (San Agustín. De Trinitate 8,7,10).
La soberbia hizo caer al hombre, pero la humildad de Cristo lo levanta y restaura:
Como el hombre cayó por la soberbia, empleó la humildad para sanarlo. Fuimos engañados por la sabiduría de la serpiente, y librados por la necedad de Dios, pero la que se llama sabiduría fue necedad para los que despreciaron a Dios, y la que se llama ignorancia, es sabiduría con la que se vence al demonio (San Agustín, La Doctrina Cristiana 1,14,13).
Pensemos de modo práctico:
Los humildes son como la piedra; la piedra aparece cosa baja, pero es sólida. Y los soberbios, ¿Cómo aparecen? Como humo; cuanto más alto suben, tanto más pronto se disipan (San Agustín Comentarios a los Salmos 92,3).
Ante la situación de tibieza, mejor, de mediocridad, donde a Dios se le regalan las migajas de nuestra vida si sobran, san Agustín nos reconviene y alerta:
Todo el que adora superficialmente a Dios, intenta más bien agradar a los hombres, pues, sintiendo otra cosa en su interior, no ofrece holocausto abundante o central (San Agustín. Comentarios de los Salmos 65,20).
Y la belleza de lo creado, es alterada pero no rota definitvamente, por el pecado del hombre. Sí, el pecado tiene repercusiones en todo, también en el orden y la belleza de la creación:
Dios es el creador perfectísimo de las naturalezas, y el ordenador justisimo de los pecadores, de tal modo que si algunas cosas en particular se hacen disformes pecando, sin embargo siempre y aun con ellas será hermoso el universo (San Agustín. Comentario al Génesis 3,24,37).
Un principio constante en la filosofía agustiniana y en la predicación (lo teológico y espiritual) es la interioridad: debe el hombre volver a su interior sin vagar fuera de sí mismo perdido por los sentidos. Así, en la interioridad, podrá Cristo ser Maestro que sentado en el cielo, habla en lo interior del creyente:
Volveos a vuestro interior, y si sois fieles, allí encontraréis a Cristo. Es él quien os habla allí (San Agustín. Sermón 102,2).
La oración constante permite oír a Cristo en lo interior y mantenerse en comunión con Dios; pero, ¿qué hacer si la oración la hemos abandonado, nunca meditamos, jamás escuchamos, no creamos espacios de tiempo y silencio para estar con Cristo?
Creamos, pues, para poder orar. Y para que no decaiga la fe mediante la cual oramos, oremos. De la fe fluye la oración; y la oración que fluye suplica firmeza para la misma fe (San Agustín. Sermón 115,1).
Buenos días don Javier.Difícil quedarse sólo con uno; lo de saberse amar uno mismo después de amar a Dios creo que es un buen arranque para ordenar el amor. ¡Qué hermosa sencillez en la que se puede profundizar tanto!.Un abrazo.
ResponderEliminar¡ Son geniales todos ! Me los quedo ( con su permiso, Don Javier :) y con el permiso de San Agustín, también ) Me encantan. De verdad que sólo los santos tienen el arte de impactarnos casi, casi tanto como Cristo mismo.
ResponderEliminarMuchas gracias también a Miserere.
Unidos en la oración y el Amor que nos habita.
:O)
Qué preciosa y a la vez difícil, la segunda clase de limosna!
ResponderEliminarY qué familiar me resulta eso de dar sólo las migajas de mi vida a Dios, si es que hay migajas!
Pero si me tengo que quedar con una sola, me quedo con la última: Creamos para orar y oremos para creer.
Gracias a Miserere y a don Javier.
(Mi portátil funciona de nuevo. Sólo he tenido que comprar un transformador por 60 euritos de nada (:-))
Muchos saludos a todos.
Llegar a este blog, es toda una sorpresa. Además hay que venir con calma porque hay mucho que aprender.¡Me han encantado todos las frases San Agustín!Todas las tengo que aplicar a mi vida.¡Muchas gracias, Don Javier, también a Miserere.En comunión de oraciones.
ResponderEliminarDios le bendiga.
Gracias a Miserere y a usted, D. Javier por trarnos tan hermosas frases de San Agustín. Todas me parecen maravillosas pero una en especial me llega al alma:
ResponderEliminar"Los humildes son como la piedra; la piedra aparece cosa baja, pero es sólida. Y los soberbios, ¿Cómo aparecen? Como humo; cuanto más alto suben, tanto más pronto se disipan (San Agustín Comentarios a los Salmos 92,3)".
Feliz tarde para todos.
Muchas de nada :).
ResponderEliminarCompartir es duplicar la dicha. D. Javier sabe de eso. Aquí la centuplicamos con frecuencia, a Dios gracias.
Confieso mi fascinación por el pensamiento de San Agustín. Pocos autores tienen tal cantidad de breves y profundas reflexiones. Suelo coger una al azar cada mañana y rumiarla según las obligaciones diarias me lo permiten. A veces sólo le dedico cinco minutos, pero incluso así, son de gran provecho.
Me alegra muchísimo que este bien compartido llegue y dé frutos en todos.
Seguimos en oración :)
"Compartir es duplicar la dicha"
ResponderEliminarAcabo de ver una oración publicada en el blog de Bruno Moreno, que creo que es digna de ser compartida:
http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1106200409-oracion-del-p-mcnabb#comments
Miserere:
ResponderEliminarEs de justicia darle las gracias, todos nosotros, por la recopilación de citas agustinianas.
Yo únicamente las presento aquí, las gloso un poco y las introduzco, pero el trabajo es todo suyo. Gracias, amigo.