miércoles, 8 de junio de 2011

Revelación del Nombre (Ex 3)

Algo maravilloso sucede en el episodio del Horeb. No solamente hay unos signos hierofánicos que provocan la fascinación y la adoración, sino que también hay una locución de Dios mismo comunicándose con Moisés. ¿Quién es Dios? Moisés es elegido y enviado para librar al pueblo de la esclavitud, pero Moisés en un diálogo conmovedor con Dios expone razones de distintos tipos para excusarse de realizar la misión. Descalzo ante Dios, reconociendo su pequeñez y sus limitaciones evidentes, se siente superado por el Misterio y la misión le parece enorme para su capacidad. El hombre se reconoce ante Dios pequeño y limitado.

    En el diálogo, una de las preguntas de Moisés tiene enorme trascendencia. ¿Quién me envía? ¿Quién digo que me ha enviado? ¿Cuál es tu nombre? Pide una seña de identidad que al mismo tiempo le avale a él, como después veremos. Requiere poder remitir a Dios y llamarlo, poderlo nombrar, a semejanza de los otros dioses que tienen nombre, pero sabiendo ahora, en esta epifanía, que Éste que se le revela es distinto y único. ¿Cuál es tu Nombre?

   Entonces Dios va a revelar su Nombre: “Yo soy el que soy”, “Yo soy el que estoy”, “Yo soy –viene a decir- el que existo y voy con vosotros”. Los demás dioses simplemente no-son, no existen, no tienen existencia ni poder salvador. Esos dioses se los ha creado el propio hombre, “no-son”. Pero Dios es el que Es, el que existe y sustenta todo y, además, no se desvincula del hombre, de su pueblo ni de su historia, sino que se revela acompañando al hombre, actuando bondadosamente en su vida, incluso, como ahora en el Horeb, dialogando con él. Estamos ante un momento sublime, cumbre, referente, en la historia salutis:
“Dios se reveló progresivamente y bajo diversos nombres a su pueblo, pero la revelación del Nombre Divino, hecha a Moisés en la teofanía de la zarza ardiente, en el umbral del Exodo y de la Alianza del Sinaí, demostró ser la revelación fundamental tanto para la Antigua como para la Nueva Alianza” (CAT 204).

    a) Dios quien lo sustenta todo

    El primer aspecto de este Nombre vendría a ser la afirmación de Dios sobre sí mismo, como Quien sustenta todo, lo crea todo, llama a la existencia a lo que no existe porque Él es el único que existe, el existente. Es el principio de todo. Pudiera calificarse de un orden metafísico pese a la alergia que hoy parece suscitar esta afirmación (y que no estaría propiamente en la mente del redactor del episodio).

    Es el que Es , y se define a sí mismo como el Dios vivo, “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, por lo que Él es quien permanece siendo el Todopoderoso. 


“Dios llama a Moisés desde una zarza que arde sin consumirse. Dios dice a Moisés: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob" (Ex 3,6). Dios es el Dios de los padres. El que había llamado y guiado a los patriarcas en sus peregrinaciones. Es el Dios fiel y compasivo que se acuerda de ellos y de sus promesas; viene para librar a sus descendientes de la esclavitud. Es el Dios que más allá del espacio y del tiempo lo puede y lo quiere, y que pondrá en obra toda su Omnipotencia para este designio” (CAT 205).

    Este Dios vivo, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no es localizable en ningún lugar, como si su presencia se restringiera a un sitio y no a otro, al modo de los dioses de otros pueblos. Se presenta y revela en ciertos lugares, más proclives a ser hierofánicos, pero nada contiene al Dios vivo. Por eso Moisés debe bajar de la montaña, Dios no se queda allí aunque ahí se haya manifestado. Ha de caminar, ha de vivir y peregrinar, y en todo momento conocerá el poder y la actuación de Dios que se revela en hechos y palabras (“verbis gestisque”, DV 2). “En contra de la tendencia pagana por un numen locale, por una divinidad concretada en un lugar y limitada a él, el Dios de los padres representa una decisión completamente distinta. No es el Dios de un lugar, sino el Dios de las personas: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que, por lo mismo, no se limita a un lugar sino que muestra su presencia operante en todos los parajes donde se encuentra el hombre. Por eso, se piensa en Dios con categorías completamente distintas” (Ratzinger, Introducción al cristianismo, p. 95).

    Con palabras y poesía de san Efrén:

“Reveló a Moisés su nombre,
cuando se llamó a sí mismo “el que soy”,
que es el nombre de la esencia divina.
Y no llamó jamás
con este nombre a ningún otro,
como hacía con sus otros nombres,
que se los puso a muchos.
Con este único nombre que se reservó
quería dar a conocer
que sólo Él es el Ser, y no hay ninguno más” .
   
       b) Nombre sublime

    Un segundo aspecto: ese Nombre en cierto modo es innombrable, no es definitorio. Un nombre cualquiera podría indicar que el hombre puede llamar a Dios y someterlo a él porque conocer y pronunciar un nombre conlleva el dominio sobre el llamado. Por ejemplo, es Adán el que impone nombre a todas las criaturas porque está por encima de ellas. Pero Dios ¡es innombrable!, porque no se le puede abarcar ni disponer de Él al antojo humano ni el Misterio se puede cosificar. Por eso el nombre es sagrado, se escribirá sólo el tetragrama de su nombre sin las vocales, se empleará una expresión equivalente, “Señor” . 

“Al revelar su nombre misterioso de YHWH, "Yo soy el que es" o "Yo soy el que soy" o también "Yo soy el que Yo soy", Dios dice quién es y con qué nombre se le debe llamar. Este Nombre Divino es misterioso como Dios es Misterio. Es a la vez un Nombre revelado y como la resistencia a tomar un nombre propio, y por esto mismo expresa mejor a Dios como lo que él es, infinitamente por encima de todo lo que podemos comprender o decir: es el "Dios escondido" (Is 45,15), su nombre es inefable (cf. Jc 13,18), y es el Dios que se acerca a los hombres” (CAT 206).

El hombre ante el Misterio sólo puede adorar, descalzarse y respetar lo que se le presenta. El nombre además, cuando se da a conocer, permite entablar una relación cordial de tú a tú. El hombre no puede nombrar a Dios ni ponerle nombre a Dios, pero Dios dándose a conocer al revelar su Nombre está tendiendo la mano a su criatura, está ofreciendo su amistad. “Dar a conocer el nombre, por consiguiente, es entregarse en manos de otro: el que conoce el nombre puede llegar a manipular a quien lo lleva. Al revelar su nombre, Dios hace el don de sí mismo a Moisés y, por él,  cuantos acepten su misterio. A este Dios no se le descubre; conocerlo es una gracia salvadora. Dar a conocer su nombre es algo más que información, es una invitación a creer y confiar en él como anticipo de la herencia prometida” (Comentario al AT, La Casa de la biblia).

“A su pueblo Israel Dios se reveló dándole a conocer su Nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado personalmente” (CAT 203).
  
Moisés pregunta el Nombre, y es Dios quien se lo revela. Necesita conocer su Nombre porque para él será una garantía. “Sólo los íntimos de Dios conocen su nombre y son sabedores de su forma de actuar. Moisés quiere alcanzar la realidad profunda de lo que este Dios puede ser y hacer. El nombre es la garantía para el enviado, Moisés, y para los destinatarios del mensaje: el faraón o los ancianos. El nombre es el signo que legitima la misión del mediador, y también el poder –nombre es igual a fuerza- que garantiza la eficacia de su mensaje” (Comentario al AT, La Casa de la Biblia).

    Tan sublime es el Nombre, tanto encierra, que será objeto de meditación constante y progresará su conocimiento hasta la revelación plena que hace Cristo, el Hijo y Verbo encarnado a quien se le da el “Nombre-sobre-todo-Nombre” (Flp 2,11). Hay una progresividad en la revelación que culminará en Jesucristo:

“El designio divino de la revelación se realiza a la vez "mediante acciones y palabras", íntimamente ligadas entre sí y que se esclarecen mutuamente (DV 2). Este designio comporta una "pedagogía divina" particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.

S. Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre: "El Verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre" (haer. 3,20,2; cf. por ejemplo 17,1; 4,12,4; 21,3)” (CAT 53).

“Ante Moisés, Dios se da a sí mismo un nombre y lo interpreta en la fórmula: “Yo soy el que soy”. El episodio es inagotable. Toda la historia ulterior de la fe, hasta la confesión de la divinidad de Jesús, consiste en la reiterada interpretación de estas palabras, que van revelando así una profundidad cada vez mayor... Éste no es un nombre entre tantos, pues su portador no es uno entre muchos de su misma especie. Su nombre es misterio, es un nombre que le pone por encima de toda comparación. “Yo soy el que soy” significa cercanía, poder sobre el presente y sobre el futuro. Dios no es el prisionero de lo que ha acontecido “desde toda la eternidad”; es siempre presente: “Yo soy”. Es contemporáneo y previo a todo tiempo. Yo puedo invocar a ese Dios aquí y hora: es de ahora, y responde al momento presente” (Ratzinger, El Dios de los cristianos, pp. 20-21).

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Como en días anteriores, en esta semana intensa espiritualmente, oremos ahora unos por otros, en este blog, que se convierte en Cenáculo virtual, pidiendo:

Concédenos vivir de tu Espíritu,
para ser de verdad miembros vivos de tu cuerpo.

Oremos. 
Te pedimos, Dios de poder y misericordia,
que envíes tu Espíritu Santo,
para que, haciendo morada en nosotros,
nos convierta en templos de su gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Cantemos, implorando el Espíritu Santo prometido: 




14 comentarios:

  1. Dios se reveló a Moisés de forma admirable y única, hasta la venida de Cristo. Reveló que El era quien daba el Ser a todo lo que existe. Esto quiere decir que es causa y sentido de todo. Hasta los falsos dioses son visiones deformadas, incompletas, imperfectas, manipuladas y corrompidas de Dios. Entonces entendemos la existencia de la revelación natural y de la posibilidad de ver a Dios por medio de las ciencias y el razonamiento. Entendemos que nosotros somo imagen Suya y que nuestro prójimo también lo es. Entendemos los mandamientos y el resumen de lo esencial que Cristo nos legó.

    Cristo en diversas ocasiones dijo "Yo Soy" para definir claramente su divinidad. Esto lo comprendían los judíos de su época y por eso se rasgaban las vestiduras al escucharlo.

    Hoy en día, es difícil que una persona normal lea esta definición y se dé cuenta de todo lo que entraña. Por eso estas catequesis nos vienen tan bien. Gracias D. Javier, que el trabajo cotidiano sea fructífero.

    Dios les bendiga a todos. Continuamos en oración :)

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  2. Procuraré como siempre contestar los comentarios por la noche.

    Ya estoy de retiro, escribiendo en la hospedería, después de la primera meditación. Yo mismo voy a dedicar el tiempo a otros menesteres, rezar, adorar al Santísimo por las tardes, pasear.

    El Cenáculo virtual que queríais está preparado. ¿Lo estáis viviendo bien? ¿Sirve? ¿Era lo que pedisteis?

    Y ayer recibió uno de esos disgustos grandes mezclados con decepción. No odio a nadie, no guardo rencor, sólo un grandísimo dolor. ¿No era la ley de murphy la de que todo lo que puede salir mal, sale mal? Pues eso.

    Pedid, os lo ruego. Estemos en unión todos de oración en este Cenáculo.

    Aprovechad muchísimo la liturgia de estos días, VII semana de la Pascua.

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  3. ¡Es bellísimo!

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  4. Que bonito....Sabe? cuando me encuentro con mi nombre, el Nombre que El me dá en su Hijo me lleva a decir Yo quiero esto , Yo necesito esto otro , Yo te necesito...me adentra mi Yo en su Nombre y me hace sentir Su Voluntad como Mia....no es un privilegio? Que maravilla, ser uno mismo en la Unidad de la Voluntad de un Dios que se adentra en mi , para poder ser Libre Y Feliz.

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  5. Vosotros que teméis a Dios escuchad la voz de su Siervo y si alguno vive en las tinieblas, ponga su confianza en Él, que se apoye en su Nombre. Del tercer canto del Siervo.

    Para los pueblos semitas el nombre encierra la fuerza del hombre. Nosotros podemos apoyarnos en el nombre de Jesucristo, Él es Señor de señores, Dios Padre le ha concedido un Nombre por encima de todo nombre, ante Él toda rodilla se dobla...

    Gracias, don Javier. Feliz día a todos.

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  6. Amén.

    Creo que sí.Sirve. Sí y estoy encantado con la comunidad de oración en Cenáculo virtual don Javier. La meditación de hoy me lleva inevitablemente a realizarla unida a la presencia actual de Jesús, nombre sobre todo nombre, en la eucaristía; la transubstanciación y el lugar.Un abrazo.

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  7. D. Javier... si este rinconcito sólo sirviera para que orásemos unos por otros, ya sería un éxito. Cristo decía a la multitud que parecía escucharle "Quien tenga oídos que oiga"

    En todas partes hay columnas que están presentes y no son capaces de oír. Eso sí, estar enmedio y desalentar lo hacen a las mil maravillas.

    Separar es labor dia-bolica. Dejemos al adversario regodearse en sus victorias y nosotros a lo nuestro. Fíjese el bien que hacen las monjitas contemplativas y a muchas personas les parece que son inútiles. Hasta Cristo se le calificó como la piedra que desecharon los arquitectos. ¿Podemos esperar mejor trato sobre nosotros?

    Un abrazo en Cristo :)

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  8. Me gusta mucho ese diálogo de Cristo con su Padre en el evangelio de Juan en el que le pide para nosotros su Amor, ¡el Espíritu Santo!

    "Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer para que el Amor con que Tú me has amado esté en ellos y Yo también en ellos".

    (Don Javier, creo que la ley de murphy tambien se cumplió en Jesús. Un abrazo)

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  9. Me uno en la oración con todos vosotros, por d. Javier, y por la Iglesia.
    Dios les bendiga en la Gracia y la paz del Señor, Varón de Dolores.

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  10. ¡Amen! Es muy importante este tiempo de gracia de
    retiro, es un regalo de Dios.¡ Aproveche bien.!
    Unidos en oración.

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  11. ¡Qué textos tan ricos y tan bien selecionados!, gracias D.Javier. Suelo leer por primera vez a los autores y estos textos en su blog. Me encantan leer los escritos de Benedicto XVI, yo antes no había leído nada de él.
    Que los post lleven la oración incorporada y el vídeo ayuda mucho.
    ¡Mucho ánimo D.Javier!, por todo ese trabajo que está pasando ahora. Que el retiro que está haciendo le colme de gracias y paz.
    Un saludo y mis oraciones.
    Paloma.

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  12. a veces, como ahora, sólo queda la gratitud por vuestras palabras, vuestro ánimo y vuestra oración

    El Señor os dé el ciento por uno.

    pax. +

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