jueves, 30 de junio de 2011

La Palabra de Dios proclamada

    La liturgia tiene una estructura dialogal, una relación entre dos sujetos: Dios y la Iglesia, no cada creyente individualmente o la suma de los bautizados, sino la Iglesia como Cuerpo y Templo del Espíritu, porque el Señor convoca a un Pueblo, habla a su Pueblo, no a los individuos en particular. Así se refleja esta estructura dialogal en la liturgia, es Palabra eclesial para que la Iglesia responda a su Señor:
"En la liturgia, Dios habla a su Pueblo; Cristo sigue anunciando el Evangelio; y el pueblo responde con el canto y la oración" (SC 33).
    La Iglesia sigue estando plenamente abierta a estas Palabras del Señor, nutriéndose de las dos Mesas, la de la Palabra y la de la Eucaristía: 
"La Iglesia, esposa de la Palabra hecha carne, instruida por el Espíritu Santo, procura comprender cada vez más profundamente la Escritura para alimentar constantemente a sus hijos con la Palabra de Dios" (DV 23),

 para luego distribuir a todos los hombres lo que aquí ha visto y tocado, la Palabra de la Vida hecha Vida eucarística:
"La Iglesia, sobre todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de la palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo" (DV 21).
    Por otra parte, la liturgia es el último momento de la historia de la salvación, es decir, la última actuación eficaz de Dios en la historia hoy, donde realiza aquello que ya se verificó en el Misterio Pascual de Jesucristo, comunicándonos hoy la salvación; de tal forma que Dios sigue actuando en la historia, perdonando, consolando, haciendo nuevos hijos adoptivos, donando el Espíritu, sanando... Hasta tal punto es verdad esto, que lo que la Palabra anuncia, el Sacramento luego lo hace real, eficaz, concreto.
 
   
La historia de la salvación no está cerrada, sino que continúa hoy con su Pueblo que es la Iglesia, y se realiza mediante la liturgia, donde Dios se sigue manifestando, hablando a su Pueblo y regalando la salvación a su Iglesia. Así, en la liturgia Dios habla con una Palabra poderosa y eficaz, que transmite y comunica su salvación, hecha signo sacramental en la liturgia... hasta que el Señor vuelva en la claridad de su Gloria.

Leamos y releamos estos párrafos de la Ordenación del Leccionario de la Misa, síntesis densa de teología litúrgica:
La Iglesia se edifica y va creciendo por la audición de la palabra de Dios y las maravillas que, de muchas maneras, realizó Dios, en otro tiempo, en la historia de la salvación se hacen de nuevo presentes, de un modo misterioso pero real, a través de los signos de la celebración litúrgica, Dios, a su vez, se vale de la comunidad de fieles que celebran la liturgia para que su palabra siga un avance glorioso, y su nombre sea glorificado entre los pueblos.
Por tanto, siempre que la Iglesia, congregada por el Espíritu Santo en la celebración litúrgica, anuncia y proclama la palabra de Dios, se reconoce a sí misma como el nuevo pueblo en el que la Alianza sancionada antiguamente llega ahora a su plenitud y total cumplimiento. Todos los cristianos, constituidos, por el bautismo y la confirmación en el Espíritu, pregoneros de la palabra de Dios, habiendo recibido la gracia de la audición, deben anunciar esta palabra de Dios en la Iglesia y en el mundo, por lo menos con el testimonio de su vida.
Esta palabra de Dios, que es proclamada en la celebración de los sagrados misterios, no sólo atañe a la actual situación presente, sino que mira también el pasado y vislumbra el futuro, y nos hace ver cuán deseables son aquellas cosas que esperamos, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría (OLM 7).

5 comentarios:

  1. San Agustín, comentando este pasaje del Evangelio de Juan (Jn 1,11-14), dice sugestivamente: «Por el Verbo existes tú. Pero necesitas igualmente ser restaurado por Él».Vemos aquí perfilarse el rostro de la Iglesia, como realidad definida por la acogida del Verbo de Dios que, haciéndose carne, ha venido a poner su morada entre nosotros (cf. Jn 1,14). Esta morada de Dios entre los hombres, esta Šekina (cf. Ex 26,1), prefigurada en el Antiguo Testamento, se cumple ahora en la presencia definitiva de Dios entre los hombres en Cristo...

    En la Palabra de Dios proclamada y escuchada, y en los sacramentos, Jesús dice hoy, aquí y ahora, a cada uno: «Yo soy tuyo, me entrego a ti», para que el hombre pueda recibir y responder, y decir a su vez: «Yo soy tuyo». De la Exhortación Apostólica Verbum Domini

    Gracias, don Javier. La Palabra siempre busca ser acogida...y a los que la reciben les da el poder de hacerse hijos de Dios.
    Con mi oración. Feliz día a todos.

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  2. Somos unos privilegiados por estar y formar parte de la iglesia, esposa de Cristo.
    Un abrazo para todos.

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  3. La Palabra y la Eucaristía. Somos lo que somos en Ellas. Gracias Don Javier.
    Dios le guarde.
    Unida a vuestras oraciones.
    ;O)

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  4. Mento:

    ¡cuánta razón! Somos unos privilegiados de estar en la Iglesia, porque es una Gracia que el Señor nos haya convocado a Ella, nos haya insertado en Ella, y por Ella nos comunique la vida divina.

    Felicitas: Palabra y Eucaristía, nuestras fuentes cotidianas. ¡Imprescindibles!

    Desde Sevilla:

    El texto que nos trae, la Verbum Domini, es la clave para todas estas catequesis sobre la Palabra en la liturgia que están apareciendo aquí y las que vendrán.

    Verbum domini es un documento riquísimo que merece ser desglosado en catequesis distintas para todo el pueblo cristiano.

    A todos saludos.

    Acabo de terminar hoy un triduo al Corazón de Jesús: tres catequesis, en tono de catequesis, sobre la espiritualidad del Corazón de Jesús: amor, reparación, Eucaristía.

    Mañana, espiritualmente, es día grande. ¿Por qué si no, este blog se llama "Corazón eucarístico de Jesús"?

    ¡Celebradlo bien!

    pax +

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  5. "Dios habla con una Palabra poderosa y eficaz, que transmite y comunica su salvación, hecha signo sacramental en la liturgia... "

    No hace mucho, esta manera de hablar ni siquiera la entendía. Ahora en cambio la entiendo y me suena tan bien... Y doy muchas gracias a Dios por ello.
    No todo el mundo comprende esta "jerga católica" como le llamaba nuestro amigo Miserere en su blog.

    Quizás ese párrafo y casi todo el post de hoy los carismáticos lo sintetizan en esa exclamación asombrosa: ¡Cristo está vivo!

    Muy buenas noches para todos.

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