martes, 28 de julio de 2009

Plegaria a Cristo (Tipología - I)



¡Déjanos, Señor, penetrar en tu Misterio!

Tú eres insondable, Señor Jesús,
inabarcable tu Misterio
y admirable tu Persona.

Cristo, Tú eres el Logos, el Verbo, la Palabra creadora,
el Primogénito de la creación, Unigénito del Padre,
por quien todo fue hecho,
vistiéndolo todo de suavidad y hermosura.

Cristo, Tú eres el nuevo Adán,
que restauras en el hombre la imagen de Dios resquebrajada,
que rescatas al hombre caído
y lo introduces en el paraíso
cuyas puertas quedaron cerradas,
que has sido constituido Cabeza de todo,
espíritu que vivifica,
el Hombre celestial,
que genera una nueva humanidad que no sirve a la carne
ni está bajo la ley,
sino que sirve al Espíritu y por Él es conducida.

Cristo, Tú eres el verdadero Abel,
el hombre bueno y servidor fiel,
que con corazón puro se ofrece a Sí mismo
como las primicias agradables a Dios,
asesinado en la cruz por el odio de Caín.
Tu sangre derramada en la tierra,
más elocuente que la de Abel, ya no clama “venganza”,
sino que pronuncia “Misericordia”, “Perdón” y “Salvación”.

Cristo, tú eres el nuevo y verdadero Noé,
que salvas del pecaminoso mundo que se hunde
a los hombres en el arca de la Iglesia
a través del agua del bautismo.
La embriaguez de Noé sólo anticipaba
la embriaguez del cáliz de tu Pasión, que apuraste por completo.

¡Déjanos, Señor, penetrar en tu Misterio!



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