Una variedad de frases y máximas, de diversos contenidos, nos pueden ayudar a crecer y formarnos, sabiendo la precisión de san Agustín y la variedad de temas que aborda.
Esta escuela, en la que solamente Dios es el maestro, busca alumnos buenos, asiduos y aplicados. En esta escuela aprendemos cada día: una cosa en los preceptos, otra en el ejemplo y otra en los sacramentos. Todo esto es la medicación de nuestras heridas y el estímulo de nuestro celo (San Agustín. Sermón 16A,1).
Dios quiere siempre educarnos y Él mismo es un Maestro. Ahora bien, hemos de ser alumnos buenos, asiduos y aplicados, que sepamos recibir las lecciones de Dios, las interioricemos y las pongamos en práctica. Hemos siempre de aprender porque siempre hemos de avanzar.
La verdadera amistad está basada en la Verdad, se vive en la Verdad y se busca juntos la Verdad. Pero si la Verdad es sustituida por otros intereses humanos, o la Verdad no tiene lugar, esa amistad se quiebra y se alía con la mentira.
Nadie puede ser con verdad amigo del hombre si no lo es primero de la misma verdad; y si tal amistad no es gratuita, no puede existir en modo alguno (San Agustín, Carta 155,1,1).
¿Cómo se es libre? ¿Sólo porque haya distintos objetos de elección? Más bien se es libre cuando la voluntad está sana y guiada por la Verdad y la Misericordia, por el Bien y la Belleza. Entonces, sanada, elige bien.
Tanto será más libre cuanto más sana la libre voluntad. Y tanto más sana cuanto más subordinada a la misericordia y gracia divina (San Agustín, Carta nº 157,2.8).
Sabemos, porque en muchas ocasiones lo hemos tratado aquí, que San Agustín da una gran importancia a la humildad en la vida cristiana y ve su principal obstáculo en la soberbia. Una expresiva comparación nos permiten admirar la grandeza de la humildad y la esterilidad de la soberbia.
Los humildes son como la piedra; la piedra aparece cosa baja, pero es sólida. Y los soberbios, ¿cómo aparecen? Como humo; cuanto más alto suben, tanto más pronto se disipan (San Agustín, Enar. in Ps. 92,3).
La gracia lo es todo para la vida cristiana; sin la gracia, nada podemos. La ley, los preceptos, los mandamientos no nos ayudan, sólo nos señalan cómo vivir; la gracia viene en nuestra ayuda para vivir.
Hay que distinguir la ley y la gracia. La ley sabe mandar; la gracia, ayudar. No mandaría la ley si faltase la voluntad, ni ayudaría la gracia si se bastase la voluntad (San Agustín, Carta 177,5).
Los cristianos siempre somos peregrinos pues nuestra patria es el cielo. Caminamos hacia la Ciudad de Dios. Mientras peregrinamos hemos de saber cómo vivir bien, cristiana, santamente, en esta peregrinación para no desviarnos de la meta.
Los ciudadanos de la santa ciudad de Dios, que viven según Dios en la peregrinación de esta vida, temen y desean, se duelen y se gozan. Y como su amor es recto, son también rectos estos afectos en ellos (San Agustín, La Ciudad de Dios 14,9,1).
En todos nosotros obra el Espíritu Santo para nuestro bien y santificación. Sana, consuela, corrige, inflama, ilumina, aconseja. Hemos de invocar constantemente al Espíritu Santo y ser dóciles a sus inspiraciones.
Cuando el Espíritu habita, llena, rige, obra, frena para el mal, excita para el bien, hace suave la justicia, para que el hombre obre el bien por amor a la rectitud, no por el temor del suplicio (San Agustín. Sermón 72A,2).
Y el Espíritu Santo nos introduce en la Catolicidad de la Iglesia, hablando todas las lenguas, es decir, la caridad.
Quien tiene el Espíritu Santo está dentro de la Iglesia que habla las lenguas de todos. Quienquiera que se halle fuera de ella, carece del Espíritu Santo (San Agustín sermón 268,2).
Este Espíritu Santo es Espíritu de unidad; quien la rompe, apartándose de la Iglesia, no tiene el Espíritu Santo. Se ha llenado del espíritu del mundo, de la división y del pecado.
Nadie que esté separado de la unidad de todos los pueblos posee el Espíritu, aunque haya recibido el baño del sacramento del bautismo (San Agustín, Sermón 269,2).
El Espíritu, múltiple en su sabiduría, sin embargo es simple, porque busca la sencillez de la unidad.
"El Espíritu de Sabiduría es múltiple"; hay que decir con razón que es también simple. Es múltiple porque abarca muchas cosas, pero es simple porque es aquello que abarca (San Agustín, Carta 169,2-7).
La verdadera amistad está basada en la Verdad, se vive en la Verdad y se busca juntos la Verdad…-
ResponderEliminar“Nadie puede ser con verdad amigo del hombre si no lo es primero de la misma verdad; y si tal amistad no es gratuita, no puede existir en modo alguno”. “La ley sabe mandar; la gracia, ayudar”.
¿Se pueden expresar realidades más bellas?
Voy a intentar leer a Balthasar, aunque no muy entusiasmada. Su utilización por tirios y troyanos, la finalidad (¿) de su “estética teológica y/o teología estética” y, sobre todo, su consideración sobre san Juan de la Cruz no me llaman precisamente. Empezaré con “¿Por qué soy todavía cristiano?”; espero no cerrarlo a la mitad.
En oración ¡qué Dios les bendiga!
Julia María:
Eliminar¡Bien, bien, bien! ¡¡Podemos pelearnos!! Ya era hora, después de tanto coincidir...
No sé si yo seré tirio, troyano, romano o egipcio..., pero llevo años leyendo a Balthasar, me encanta, lo he dicho muchas veces; creo que él, De Lubac, Danielou y Ratzinger han sido los grandes bastiones de la teología en el siglo XX. Y aconsejo su lectura fervientemente.
Y encima en un comentario el otro día, avaló una tesis tomista (!!!) en mi blog. Señora mía, ¡qué mal andamos!!!!
Bueno, no entraré a rebatirle ya que tiene alquilado el espacio fijo en este blog, aun sin haber firmado contrato alguno con mi abogado. Pero enmiéndese (jeje)
Cita a los fundadores de la revista Communio pero, aun siendo grandes intelectuales (y al parecer buenos amigos) que brillan en la triste situación de la Teología en el siglo XX, algunas de sus opiniones, la finalidad de las mismas así como las interpretaciones a que han dado lugar son, a mi juicio, al menos discutibles, como por ejemplo algunas de las vertidas en la trilogía que comienza con Gloria.
EliminarNo sé si mi propósito de enmienda (¡con tal de chincharme!) llegará para poder retomar la obra pues, cuando empecé, me iba enfadando a medida que avanzaba en su lectura. Eso sí, puede que nos diera para discutir largo y tendido.
Y santo Tomás… ¡hombre! ¡es santo Tomás! ¿Quién hubiera podido escribir un canto eucarístico que llevara a san Buenaventura a romper el suyo? Pues lo hizo ese santo sabio al que se tacha de frialdad intelectual porque sólo habló de Cristo y nunca de sí mismo. Yo también defiendo a mis amigos, ja, ja; lo malo es que tengo muchos…
Me da por pensar cosas que son lo mismo, AMOR, VERDAD, AMISTAD, ... o que están tan íntimamente unidas que es imposible que lo uno se pueda dar sin lo otro. También me da por pensar que como el AMOR es la esencia de todas las cosas que proceden de DIOS, el AMOR sea la raíz de todo lo creado. Cualquier cosa que no tenga su raíz en el AMOR, no viene de DIOS. Alabado sea DIOS.
ResponderEliminarMuchas gracias, Padre, por esta selección.
Julia María, yo por mi parte, creo que aún no estoy "preparado" para abordar a Balthasar, por favor, mantenganos informado de como el va en el.
Antonio Sebastián:
ResponderEliminarAnímese a leer las obras llamadas menores de Balthasar, tales como:
-Católico
-¿Por qué soy católico?
-El complejo antirromano
-Puntos centrales de la fe
-Sólo el amor es digno de fe
-Meditaciones sobre el credo apostólico
-¿Nos conoce Jesús? ¿Lo conocemos?
-El corazón de la historia
-El compromiso del cristiano en el mundo
-Etc.
Un abrazo!!!!!
Padre, muchas gracias por sus sugerencias, de las que voy a tomar buena nota, pero le confieso que no estoy muy animado a leerlo. No tengo ninguna información sobre el, solo la idea preconcebida (prejuicio) de que no voy a entender nada de lo que lea en sus libros. Mi formación es muy precaria, me da para entender bien a San Agustín, pero intuyo que no me dará para entender ni bien, ni mal a von Balthasar.
EliminarAbrazos, Padre, y gracias por el listado. Me da confianza su sugerencia, porque el AUDI FILIA me parece magistral. DIOS le bendiga.
Antonio Sebastián:
EliminarSi es capaz de leer al gran Agustín, ¿cómo no va a poder leer a Balthasar? Al menos, de verdad, las "obras menores" citadas.
De nuevo, un cordial saludo
Una cosa solamente y termino por hoy (aún no he cenado... y debo leer un poco):
ResponderEliminarSé que hoy Balthasar es considerado por un sector como heterodoxo, progre, y no sé cuántas más maldades y cualquiera que lea y trabaje a Balthasar, es sospechoso. Aún sabiéndolo, apoyo su lectura y su estudio. Y siento si a alguien le molesta este tipo de afirmación;
Recordemos, entre otras cosas, que es Cardenal, nombrado en junio de 1988 (aunque murió antes de la imposición de la birreta). Además, Benedicto XVI le dedicó un mensaje maravilloso sobre Balthasar: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/pont-messages/2005/documents/hf_ben-xvi_mes_20051006_von-balthasar_sp.html o si vamos al buscador de la página web del Vaticano y tecleamos "Von Balthasar", veremos las veces que Benedicto XVI lo cita... o también cómo está en el magisterio de Juan Pablo II (por ejemplo, en la Mulieris dignitatem).
Aunque un naciente clima de sospecha de todo lo quiera relegar, Balthasar no es un hereje, ni mucho menos; el Magisterio pontificio lo avala, por ejemplo.
Utilizar el pensamiento de otros para sustentar las tesis propias, de cualquier signo, es bastante habitual, tal y como hace el cine que, al servicio del pensamiento del director, dice basarse en sucesos históricos o en obras literarias, tergiversándolas.
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