El Magisterio de la Iglesia ha sido prolífico a la hora de presentar qué es la evangelización, qué es evangelizar, a qué retos nos enfrentamos, cuáles son sus necesidades y características, el ímpetu de la nueva evangelización, el convencimiento de que la Iglesia existe para evangelizar y concretar los diversos campos, tareas, métodos a la hora de evangelizar.
Tan prolífico magisterio eclesial no puede pasar desapercibido.
Más aún, hemos de convencernos de la necesidad de una nueva evangelización, ya puesta en marcha, sin pensar ingenuamente que todo va bien y que basta hacer cuatro "cositas" (las de siempre) y seguir como se pueda. Lo nuestro, lo específico, es evangelizar en sentido amplísimo. Tal ha de ser el enfoque de toda pastoral eclesial y parroquial, éste el principio motor de todo apostolado y compromiso, la guía de toda acción.
Comencemos una serie inagotable, la de textos del Magisterio sobre la evangelización, a fin de crear una conciencia evangelizadora, cuestionarnos y enriquecernos entre todos.
"46. En varias partes de Europa se necesita un primer anuncio del Evangelio: crece el número de las personas no bautizadas, sea por la notable presencia de emigrantes pertenecientes a otras religiones, sea porque también los hijos de familias de tradición cristiana no han recibido el Bautismo, unas veces por la dominación comunista y otras por una indiferencia religiosa generalizada. De hecho, Europa ha pasado a formar parte de aquellos lugares tradicionalmente cristianos en los que, además de una nueva evangelización, se impone en ciertos casos una primera evangelización.
La Iglesia no puede eludir el deber de un diagnóstico claro que permita preparar los remedios oportunos. En el « viejo » Continente existen también amplios sectores sociales y culturales en los que se necesita una verdadera y auténtica misión ad gentes.
47. Además, por doquier es necesario un nuevo anuncio incluso a los bautizados. Muchos europeos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero realmente no lo conocen. Con frecuencia se ignoran ya hasta los elementos y las nociones fundamentales de la fe. Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y los signos de la fe, especialmente en las prácticas de culto, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y una adhesión a la persona de Jesús. En muchos, un sentimiento religioso vago y poco comprometido ha suplantado a las grandes certezas de la fe; se difunden diversas formas de agnosticismo y ateísmo práctico que contribuyen a agravar la disociación entre fe y vida; algunos se han dejado contagiar por el espíritu de un humanismo inmanentista que ha debilitado su fe, llevándoles frecuentemente, por desgracia, a abandonarla completamente; se observa una especie de interpretación secularista de la fe cristiana que la socava, relacionada también con una profunda crisis de la conciencia y la práctica moral cristiana. Los grandes valores que tanto han inspirado la cultura europea han sido separados del Evangelio, perdiendo así su alma más profunda y dando lugar a no pocas desviaciones.
« Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra? » (Lc 18, 8). ¿La encontrará en estas tierras de nuestra Europa de antigua tradición cristiana? Es una pregunta abierta que indica con lucidez la profundidad y el dramatismo de uno de los retos más serios que nuestras Iglesias han de afrontar. Se puede decir – como se ha subrayado en el Sínodo – que tal desafío consiste frecuentemente no tanto en bautizar a los nuevos convertidos, sino en guiar a los bautizados a convertirse a Cristo y a su Evangelio: nuestras comunidades tendrían que preocuparse seriamente por llevar el Evangelio de la esperanza a los alejados de la fe o que se han apartado de la práctica cristiana".
(Juan Pablo II, Exhortac. Ecclesia in Europa, nn. 46-47).
Señor, convierte nuestro entusiasmo en Tu Amor, nuestro sentimentalismo y subjetivismo en Tu Palabra, nuestros modos de control en Tu Reino, nuestra vida en Tu Vida y, por favor, manda sobre nosotros una inmensa lluvia de sensatez que nos libre de vanas ingenuidades.
ResponderEliminarEsta es mi oración que se une al Magisterio ante la nueva evangelización y el Año de la Fe.
En oración ¡qué Dios les bendiga!
Contestamos todos: "Amén".
EliminarEsta mañana he estado pensando en el sentido de lo sagrado de las personas que me rodeaban en ese momento en la Iglesia. Los pitidos de los teléfonos, el parloteo, los saludos antes del comienzo de la misa. En realidad, estos pequeños gestos, hechos o actos, son irrelevantes. Incluso pudiera ser que nada tuviera que ver con la vivencia interior de CRISTO de estas personas. Para cada uno esa vivencia es diferente porque CRISTO se manifiesta en la vida de cada uno de forma muy diferente.
ResponderEliminarA mi, el sentido de lo sagrado me deja mudo y me incapacita para tomar la comunión con la mano, entre otras cosas, porque tiene en mi muchos más efectos. No sé si con estos pequeños detalles, que pudieran ser irrelevantes, se puede evangelizar o no. No sé si los que vamos a misa tuviéramos que cuidar estos detalles más. ¿Se puede ir a la Santa Misa con las mismas formas que se va a una reunión social? ¿Es contraproducente? ¿Cualquiera que vea esto desde fuera podría sentirse atraído a entrar y quedarse a la Santa Misa? Es posible que una vez más, estas cosas no tenga nade que ver ni con la Evangelización, ni con la Nueva Evangelización. Seguramente estaré de nuevo desbarrando. Pero es que esto del sentido de lo sagrado en la sociedad actual y en los católicos actuales no es de esta mañana, y me da mucho que pensar. Alabado sea DIOS.
Padre, posiblemente, al escribir esto para nosotros esta mañana, tuviera la idea de suscitar otras reflexiones o preguntas. Pero ya ve he salido por aquí. En cualquier caso, muchas gracias. DIOS le bendiga.
Seguiremos orando, Julia Maria.
Sí, Antonio Sebastián, ha salido por otro lado. Pero reconduzco su aportación.
EliminarPara evangelizar, es decir, para señalar y mostrar a Cristo, el sentido de lo sagrado es básico, porque no evangelizamos por valores y terapias afectivas, sino mostrando al Dios-con-nosotros, Jesucristo. En ese sentido, la liturgia debe mostrar brillante su aspecto sagrado conduciéndonos a Dios.
Muchas cosas no deben ocurrir en el templo: sonidos de móviles, parloteos, conversaciones..., que son más propias del atrio, o de la calle. Disiento, profundamente, de que no vea como "sagrado" el modo o la posibilidad de recibir la comunión en la mano. Cada fiel debe decidir cómo comulgar, si en la boca o en la mano. Pero es igualmente sagrada y respetuosa una forma u otra de realizarlo, mientras se haga con reverencia y adoración y el corazón en gracia de Dios.
Muchos textos patrísticos muestran esa forma de comulgar como la habitual en muchas familias litúrgicas durante siglos, antes de pasar a beber el cáliz que ofrecía el diácono.
Padre, no, no he escrito eso. Digo que yo, en mi ser, con mi sentido de lo sagrado, desde dentro de mi, repito desde mi sentido de lo sagrado, no me siento capaz de comulgar en la mano. Me impone muchísimo la idea de hacerlo así. El que mi madre o mi hermana lo prefieran hacer con la mano, por ejemplo, no significa que ellas lo consideren menos sagrado que yo. No es una crítica hacia nadie, es un sentimiento íntimo y personal que comparto, escribo sobre mis sensaciones personales al respecto. Porque yo si veo como sagrado que, por ejemplo ellas ( o cualquier otra persona), tome la comunión en la mano. Por favor, Padre, no haga extensivo lo que escribo a otras personas. Se trata solo de vivencias muy personales. Nada más que eso. No es una crítica hacia la comunión en la mano, en absoluto. Nada más lejos de mi intención. Expongo mi forma propia y personal de la cuestión. Lamento profundamente no haberme explicado con más habilidad y lamento haber dado lugar a este equívoco. Pido perdón, primero a usted Padre, y a cualquiera, que leyendo lo que he escrito haya pensado que yo considero irrespetuoso la comunión en la mano. Una vez más lo siento.
EliminarGracias por la aclaración.
EliminarEs que estoy harto de la generalización de que comulgar en la mano (reverentemente) es una falta de respeto a lo sagrado del Misterio. ¡¡Harto!!
Sus palabras son perfectas, redondas.
Un abrazo!!!!!
Pequeño aviso:
ResponderEliminarEsta semana, desde el lunes hasta creo que el jueves por la tarde-noche estaré sin ordenador. No os extrañéis si no contesto los comentarios...
Un saludo a todos!!!
Sobre la Nueva Evangelización, creo las nueces no terminan de caer por mucho ruido que se haga. A lo mejor se trata de hace mucho ruido para despertar las conciencias dormidas. :)
ResponderEliminarAhora en serio. Totalmente de acuerdo D. Javier. Hay muchos y buenos textos que nos señalan el camino a seguir. Hay personas muy comprometidas, que están haciendo mucho... pero creo que noterminamos de ver que antes de evangelizar hacia fuera, tenemos que evangelizarnos hacia dentro. Ahí creo que está el problema crucial. ¿Cómo evangelizarnos nosotros mismos si ya nos creemos evangelizados?
Un abrazo en el Señor. Que Dios le bendiga :)
Miserere:
EliminarRespetuosamente y sin entrar en detalles (para no herir sensibilidades de tantos sectores distintos), coincido con vd. en que esto de la "nueva evangelización" hay mucho ruido y pocas nueces. Creo que nadie tiene claro la dirección...
En este blog - comunidad vamos evangelizando y formando; ahora, y durante varias catequesis, profundizando en qué es la evangelización con el Magisterio en la mano. No hay otro camino.
Un abrazo
Estos dos numerales que nos trae hoy, tienen mucho parecido a lo que en Latinoamerica se vive, recordaba a uno de nuestros Obispos que nos decía: antes bautizábamos a los evangelizados, ahora evangelizamos a los bautizados, es una realidad.
ResponderEliminarHe venido muy contenta de mi primera reunión en la Pastoral Educativa de mi diócesis, ahora me siento dentro de la Iglesia en este aspecto y no aislada.
Felicitaciones, María Auxiliadora, eso es como todos los católicos debiéramos sentirnos. Alabado sea DIOS.
EliminarCuanto me alegro María A. Oremos para que lo bueno se vaya extendiendo por toda la Iglesia. Un abrazo :)
EliminarMaría Auxiliadora:
Eliminar¡¡Cierto!!, evangelizamos a los bautizados...
También me alegro, y mucho, de su sentido eclesial, reforzado así por el encuentro con el obispo.
Un fuerte abrazo que espero llegue bien fuerte a Venezuela.
Qué diagnóstico más certero de la situación actual.
ResponderEliminarEn Valencia estos dias ha dicho mons. Munilla que "los datos de la desafección juvenil son muy crudos". La realidad es cruda. Máxime si se tiene en cuenta lo que dice d. Adolfo en "lex orandi": "el católico no practicante no existe".
Hoy más que nunca es cierto aquello de: "la mies es mucha y los obreros pocos", entendiendo obreros por evangelizadores.
Realmente, no debería haber ni un católico con un poquito de tiempo libre que no se pusiera disponible para esta tarea inmensa, en su parroquia, grupo, etc.
¿Por dónde empezar? Don Javier nos ha dicho muchas veces la importancia de una buena formación de adultos que formen familias cristianas. Yo he comentado a veces la importancia que hay que darle a los niños que rápidamente pasan a la adolescencia y la juventud.
Pero esta mañana estoy pensando lo importantes que son los abuelos y abuelas y cómo algunos se han convertido presenciando su enfermedad y su muerte cristianas. La excelente relación y el gran cariño que suelen tenerle los nietos, hacen que los jóvenes puedan escucharlos a ellos más que a nadie. Y tal vez no sean muy conscientes de ésto.
Coincido con aprendiz2.
EliminarCada vez veo más clara la importancia de una pastoral integrada para la familia. Pastoral que integre a la familia y que no la divida en pastorales independientes. Incidiría en la pastoral paralela que involucre a los padres que llevan a sus hijos a las catequesis pre-sacramentales.
Saludos :)
Aprendiz2 y Miserere:
EliminarEstoy de acuerdo con vosotros. Realmente el trabajo es con adultos (las familias) y los abuelos hoy hay que "cultivarlos" por el tiempo que pasan cuidando a sus nietos y que muy bien podrían ser sus grandes catequistas.
Recomiendo el post de "Católico no practicante" de mi amigo Adolfo Ivorra en lexorandies.blogspot.com
Estamos hablando de una Pastoral de Conjunto, y eso es de lo que he comenzado a escuchar desde hace 3 años con la publicación de los documentos conclusivos de la Conferencia Episcopal Venezolana, ya di un paso, estoy integrándome y obedeciendo a mi Obispo.
ResponderEliminar"Integrándome y obedeciendo a mi Obispo"": ¡qué bello!
EliminarSepa que cuenta siempre con el respaldo de esta comunidad católica virtual.
Ánimo y adelante. ¡Mar adentro, amiga mía!
Nestor, poco a poco han comenzado los cambios en mi Diocesis, hay parroquias que cuando los niños comienzan los Itinerarios de Catequesis los padres también reciben formación paralelamente, y los frutos parecen ser un vuelco de la familia a renovar su Fe.
ResponderEliminarOlvidaba agradecerles por compartir mi alegría. Que bella comunidad!!. Padre Javier lo extrañamos, pero estoy advertida de su ausencia.
Gracias María Auxiliadora por compartir con nosotros tu alegría. Una alegría compartida se duplica!!!
EliminarMaría Auxiliadora:
Eliminar¡¡NO hay para tanto!! ¡¡Aquí estoy!!
Yo no soy tan optimista, porque los resultados son muy variados según zonas y parroquias cuando los padres reciben una formación paralela a sus hijos en la catequesis infantil. Pero esperemos que dé frutos.
Gracias por compartir sus experiencias. Aquí vamos unidos en esta vida de fe.