viernes, 20 de enero de 2012

La humildad del reconocimiento

Situados en la verdad  (no en la máscara idolátrica), con un conocimiento ajustado de sí mismo, dejar a Dios ser Dios. Dios no modela el mármol de nuestro orgullo o de nuestros engaños o de nuestra hipocresía, sino el barro sencillo de nuestro espíritu. Somos creados, y recreados en el hoy de la existencia, cuando ponemos nuestro barro en las manos creadoras y providentes de Dios. No querer reconocer los propios límites y la propia y finita naturaleza humana, es poner trabas a la acción de Dios. Reconocer nuestra masa ("somos barro") es dejar que Dios actúe.

    ¿Puede Dios cambiar el corazón del fariseo? ¿No será más fácil entrar en el corazón del publicano que reconociéndose impotente pone su barro en manos del Señor? "El publicano manteniéndose a distancia, no se atrevía ni siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: 'Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador'. Os digo que éste bajó a su casa reconciliado con Dios, y el otro no. Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado" (Lc 18, 13-14).

    La gracia se lleva como tesoro en vasija de barro. Es el único recipiente apto para la gracia. Dios actúa en el barro, en el barro de las propias miserias, en el polvo de nuestra debilidad, en la arcilla de la propia fragilidad.

    La gracia viene en ayuda de nuestra fragilidad ("sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimenta en la debilidad humana", reza una oración colecta) . El humilde deja actuar a Dios, no le opone resistencias, porque sabe que necesita de Dios. Es el enfermo que le descubre sus llagas al Médico, Cristo, para que las cure con el bálsamo del Espíritu: "También hoy como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza" (Prefacio común VIII). 

La gracia viene en ayuda de nuestra debilidad. La santidad no se consigue con los meros esfuerzos ascéticos -santidad moral, pelagiana- de cumplir unos deberes morales, sociales, de compromiso, de opción por los pobres, de prácticas "religiosas". La gracia viene al corazón débil que reconociendo la impotencia y limitación humanas -propia del ser creado- grita y clama al Señor. En sus brazos se refugia, y en Él confía su propia transformación y santidad. Ahí sí viene la gracia, gracia dada gratuitamente por Dios para llevar al hombre a la santidad y comunión con Él. ¡¡Y la gracia es verdaderamente transformante de todas las dimensiones del espíritu humano!!

9 comentarios:

  1. Buenos días. Llegar a arrepentirse entraña muchas cosas, no equivale a sentir vergüenza, incomodidad o culpa. El genuino arrepentimiento va siempre de la mano del conocimiento de sí y de la luz de Dios. La Biblia suele describir este proceso en términos de una luz que lleva a la persona a descubrir algo que antes no veía, que tiene que ver con los actos pasados y la condición presente; con lo que uno es y con quién es Dios, con la humildad, la confianza y la esperanza. Es mucho más que navegar bajo el cielo mortecino de las propias conjeturas porque si lo único que yo tuviera para conocerme fuera mi razonar, ¿cómo conocería si razono bien?

    No se han preguntado alguna vez ¿cómo no lo vi si era evidente? Conocerme es buscar un cielo mejor y una luz que no tengo pero sí necesito, la luz de Cristo que no disfraza mi verdad ni la atenúa, no maquilla mis errores e incoherencias pero integra todo en un plan más amplio que finalmente se resuelve en anuncio de conversión y misericordia. Santa Catalina de Siena trata de ello magistralmente al hablar de “su celda espiritual”

    ¡Qué Dios les bendiga!

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  2. Apiádate, Señor, de nosotros todos, que andamos buscando complacerte en nuestros caminos particulares, tropezando con frecuencia,y volviéndonos a levantar, apoyados en tu Gracia y en tu Amor misericordioso. ¡Haz nuestros corazones mansos y humildes como el tuyo!

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  3. ...En sus brazos se refugia, y en Él confía...

    Misericordia Dios mío, misericordia,
    que mi alma se refugia en Tí
    me refugio a la sombra de tus alas
    hasta que pase el peligro.

    Pero según nos contó don Javier, para san Ambrosio, la sombra de sus alas es la Cruz de Cristo. Ella es nuestro refugio. (así lo veo yo ahora)

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  4. Buenos días don Javier. "Dios no modela el mármol de nuestro orgullo o de nuestros engaños o de nuestra hipocresía, sino el barro sencillo de nuestro espíritu." es para grabarlo en mármol. Un abrazo.

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  5. ! que bien nos vienen estos post !
    Nos dice Julia Maria : “ No se han preguntado alguna vez ¿ cómo no lo ví si era evidente ? “
    Y respondo SI – todos los días- y siempre me tengo que responder lo mismo : no lo vi porque no dejar a Dios ser Dios , por apoyarme en mi, por no basar mi vida en la confianza en El, por no dejarlo todo en Sus manos, porque en el fondo no me gusta recibir gratis , me gusta pensar que cualquier cosa o cualquier situación de mi vida me la he ganado yo , en definitiva , por olvidar que nos dijo “ sin Mi no podeis hacer nada “, por orgullo , por soberbia , por falta de humildad .
    Menos mal que Su paciencia , Su amor y Su misercordia son infinitos y espera que le dejemos aunque solo sea una rendijita de nuestro corazón para concedernos Su Gracia, nuestra transformación y que – con Su ayuda- esa rendijita se vaya haciendo más grande y podamos transmitirlo a los demás .

    Un abrazo

    María M.

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  6. Que bien me vienen concordando todas las entradas de los blog amigos que voy repasando. Es que van como enlazando unas con otras para descubrirme eso, mi falta de humildad el no reconocerme publicamente imperfecta y es que cuando uno conoce a Jesucristo, quieras o no te das cuenta de que perfecto solo es Él y tu lo reconozcas o no lo quieras admitir en mi caso soy un trasto.
    Un saludo a todos.
    Javier un abrazo.

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  7. Como veis, una catequesis de adultos trata cosas muy distintas, en función de una formación completa.

    Lo mismo hablamos de qué es la evangelización, o qué es teología, que vemos qué es la humildad o cómo hay que leer en la liturgia... Poco a poco, insensiblemente, a medida que vamos leyendo, estudiando y reflexionando, se debe ir creando un poso, dejando unos principios sólidos ya adquiridos para siempre.

    Para todos, pax! +

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  8. Nunca pensé que pasaría por la hermosa experencia que me llevó mi Señor Jesús ya casi a finales del 2011. Tuve que estar muy atenta para que "los humos" no se me subieran a la cabeza, todavía de vez en cuando me veo estudiándome y observándome ante algún reconocimiento público, y lo que siento en ese momento es un sentimiento de cariño y de inmenso amor a Dios y hacia quienes lo dirigen pues no es para mi, es para gloria de Dios. Creo que la lección del 2011 fue La Humildad, quiera Dios permitirme seguir siendo humilde pues quiero seguir siendo de barro en sus manos.

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  9. Oh feliz culpa que mereció tan alto redentor. Oh Feliz culpa.

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