De perseguidor pasó a ser un "instrumento elegido", y aquél que antes desconocía a Jesús, ahora proclama a Cristo por todos los rincones del Imperio romano.
Podría parecer que todo estaba perdido y que nada se podría hacer por Saulo, lleno de rabia y celoso fanático de las tradiciones de sus mayores, pero la Gracia siempre es mayor que todo y, cuando Saulo iba camino de Damasco, Cristo irrumpió en su vida: lo buscó y lo amó. La conversión siempre es posible porque la Gracia no depende de los condicionamientos humanos, ni Dios se deja atrapar de ninguna manera posible. ¡Siempre es hora de la Gracia! Dios, que puede sacar de las piedras hijos de Abraham, es capaz de transformar a un perseguidor en un discípulo, apóstol, evangelizador.
La conversión de san Pablo es signo de esperanza hoy para nosotros y un recordatorio de cómo Dios puede vencer todas las resistencias humanas y así habremos de esperar, orar y amar impetrando de su misericordia la conversión para aquellos que le niegan, le rechazan, le cierran el corazón y la inteligencia. ¡Para Dios nada hay imposible!
Oremos por la conversión de los pecadores, oremos por la conversión de los hombres a Dios. Oremos.
Iba a Damasco, lleno de celo y fanatismo, para arrasar la Iglesia, encerrar a aquellos cristianos y extirpar la fe cristiana. Su razón era una razón ciega, incapaz de verificar la realidad de lo acontecido, en el prejuicio de que el Misterio no se podía desvelar y Dios quedaba, Altísimo, fuera de la historia de los hombres. Leía y se sabía de memoria el Antiguo Testamento, pero un velo recubría su lectura, incapaz de penetrar en el sentido espiritual y pleno de las Escrituras.
Pero en el camino de Damasco, la luz lo derrumbó de su caballo: la razón se abrió al Misterio y fue capaz de entender.
"Si queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño, hemos de apearnos del caballo de nuestra razón «ilustrada». Debemos deponer nuestras falsas certezas, nuestra soberbia intelectual, que nos impide percibir la proximidad de Dios" (Benedicto XVI, Hom. Misa de medianoche, 25-diciembre-2011).
Ya Saulo se convierte en Paulo - Pablo (pequeño, en latín) y su corazón queda inundado del amor de Cristo. ¡Qué transformación, qué fuego desde entonces! Para él, la vida es Cristo. Cristo lo es todo. Y si es un gran evangelizador y misionero, no es por el número de reuniones y planes pastorales; si es capaz de resistir persecuciones y cárcel no es por una gran fortaleza física o psíquica, fruto del voluntarismo, sino por un gran amor en su corazón a Jesucristo.
El amor de Cristo es lo que lo transforma, lo que le llena de veras. El amor de Cristo es lo único que ya le importa y lo único que no está dispuesto a perder bajo ningún concepto.
Un santo es un gran enamorado de Cristo.
Un apóstol solamente será apóstol si está lleno del amor de Cristo.
Un mártir lo es porque ha vivido el amor de Cristo hasta sus últimas consecuencias.
El amor de Cristo es lo único que vale la pena; amar a Cristo es lo que ilumina de modo absoluto la vida.
Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte, sin él, de los más encumbrados y honorables.
Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.
Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre (S. Juan Crisóstomo, Hom. 2 en alabanza de S. Pablo).
Es un día para pedir que Cristo y la celebración de sus sacramentos nos enciendan "en el fuego de amor, que abrasaba el corazón de san Pablo" (Postcommunio); es día para suplicar a Dios que podamos "caminar hacia ti siguiendo su ejemplo" (Colecta).
¡Y que nada ni nadie nos aparte del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús!
El episodio de la conversión de Pablo hay que entenderlo. Esto lo digo porque he tenido varias conversaciones con amigos evangélicos y constato en ellos el lógico sesgo luterano en su interpretación.
ResponderEliminarEn concreto, entienden que Dios viene a Pablo y es Dios quien lo hace todo. Pablo es un mero accidente en el camino de Dios y no tiene nada que decir. No le queda más que aceptar, incluso contra su voluntad, el designio de Dios.
Esta visión es muy peligrosa, ya que tiende a hacernos pensar que mientras que Dios no se nos aparezca como a Pablo, es que vamos bien o no le interesamos a Dios. es decir, recalamos en el tan frecuente y actual agnosticismo cristiano. Parece que no necesitamos conversión. Además se desdeña la voluntad de aceptar la oferta de Dios, que Pablo tuvo en todo momento.
En este sentido, lo contraponen al episodio de la anunciación de la Virgen, para determinar que Dios "no pide permiso" ni respeta la libertad que Él mismo nos ha donado. En dos palabras: estamos predestinados. Nuestra voluntad no tiene nada que decir en el asunto.
Al final se termina diciendo que sea Dios quien nos convierta... mientras "a vivir".
Que Dios le bendiga D. Javier. Un abrazo :)
El debate teológico sería amplio: hay que combinar gracia y libertad; gracia y naturaleza.
EliminarLa iniciativa siempre parte de Dios y en su designio busca a todos; pero no todos reconocen su actuación o su llamada. Además, cuando Dios interviene, la libertad humana es respetada (espera el "Sí" libre) pero es que la libertad es 'libertad para', libertad para el Bien y la Verdad. Decir 'no' sería una libertad que se va negando a sí misma.
El debate con un evangélico da para muchas tardes y muchas mañanas. Son concepciones y entendimientos diferentes. Una parte de la Tradición Apostólica y otra de un entendimiento que que se queda en la letra. Letra sagrada, pero que necesita de el pozo de la Tradición. Nunca viene mal orar por la unidad :)
EliminarMiserere:
EliminarOrar por la unidad, sí, y también por la iluminación de la inteligencia, que algunas son muy obtusas y pegan un salto mental sobre la Tradición para interpretar luego a su manera la Escritura.
Un fortísimo abrazo amigo
Sí es curioso como DIOS actua en la vida del hombre. Pidamos todo en la unidad de la Iglesia y del Espiritu, para que convertidos podamos como Pablo seguir sus pasos.
ResponderEliminarBuenos dias a todos, saludos.
Dios actúa de mil maneras distintas; a cada uno lo llama y lo sitúa de diversa forma, con distinto camino, en distinto momento y tiempo. Dios es un Artista que usa todos los colores aunque a veces somos tan cabezones y cerrados que pensamos que sólo posee un color (el mío, el de lo mío, el de mi asociación...) y despreciamos otros colores de Dios.
Eliminar"Pero en el camino de Damasco, la luz lo derrumbó de su caballo: la razón se abrió al Misterio y fue capaz de entender".
ResponderEliminarBuenos días Javier, del caballo no hablo porque no es muy bíblico (más bien un poco apócrifo), jejeje, pero me ha encantado tu alusión a la razón... NO VES! si es que se respira teología fundamental por todas partes... pásate al lado oscuro. jejeje.
Bromas a parte, gracias por compartir este episodio del gran apóstol Pablo. Un testimonio para cada uno de nosotros (sacerdotes, religiosos o laicos) y, sobre todo , una llamada a desgastarse por el Reino.
Un fuerte abrazo y feliz día.
La verdad es que me superas, amigo mío: ¡¡qué ganas de guerra!! Ya sé, ya sé, lo del caballo apócrifo... pero se convierte en una imagen muy plástica y hasta en un dicho popular: "caerse del caballo". ¡No me pasas ni una!
EliminarTe '''burlas''' de mí por hablar de la razón, la que pertenece sólo a los de Teología fundamental, pero la razón es muy importante en este blog, como estarás viendo. No por ello me pienso pasar al lado oscuro de la TF, que de ahí a la heterodoxia hay un paso (Fries, Küng...). Sigo en el lado de la dogmática-liturgia-espiritualidad. Son orillas amplias y bellas, no hay en ellas lado oscuro.
Pasando a lo serio: quería destacar algunos puntos, que en realidad han sido mi oración personal hoy.
1) la gracia lo vence todo
2) la conversión siempre es posible y hemos de orar por la conversión (refiriéndome a las grandes conversiones de ateos, agnósticos, alejados, no a la conversión cotidiana de todos)
3) el amor a Cristo es lo que determina la misión paulina. ¡Necesitamos estar enamorados, sabernos amados, amar a Jesucristo con pasión y ternura a la vez!
Buena jornada. Ci vediamo caro!
Feliz día de la Conversión de San Pablo a todos .
ResponderEliminarFeliz porque como nos dice D. Javier , la Gracia siempre es mayor que todo.
Feliz porque es un signo de esperanza
" Te basta mi gracia , Pablo ; la fuerza se realiza en la debilidad " ( Antífona 2 Laudes de hoy )
Que con la Gracia de Dios, podamos nosotros decir , como él, que " la Gracia de Dios no se ha frustrado en mí, su Gracia trabaja conmigo " ( Antífona 3 , Laudes de hoy )
Un abrazo
María M.
Signo de esperanza: ¡¡cuántos necesitamos!! San Pablo y su conversión nos animan hoy para vencer nuestras resistencias. Un abrazo
EliminarMe hice amiga de san Pablo intentando entender las razones de que muchas mujeres de mi generación le odiaran ferozmente. El apóstol me ha enseñado muchas cosas y dos muy importantes: la primera que en cada persona que acoge el evangelio se renueva el misterio, el milagro, es una obra única de la gracia, la segunda que nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal. Orando unidos a Cristo porque Él ha vencido al mundo.
ResponderEliminar¡Qué Dios les bendiga!
A mí, si hablamos de preferencias personalísimas, la amistad me viene con Juan el evangelista... ¡Qué le vamos a hacer!
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