lunes, 30 de enero de 2012

Eclesiología eucarística (catequesis)

El centro de la vida de la Iglesia es la Eucaristía.

Nada hay más importante para la Iglesia que la Eucaristía, ya que en ella recibe la Iglesia su propio ser, su propia vida y se configura al modo eucarístico. Cesen los esteticismos en torno a la liturgia, acabe ya la consideración lúdico-catequética de la Misa, acudan a su naturaleza teológica. La Iglesia vive de la Eucaristía.


"La primera fase del redescubrimiento interior de la Iglesia se había centrado, como hemos dicho, en torno al concepto de Cuerpo Místico de Cristo, que se desarrolló a partir de San Pablo y que puso en primer término la idea de la presencia de Cristo y del dinamismo propio de una realidad viviente. Ulteriores investigaciones condujeron a conocimientos nuevos. Henri de Lubac, sobre todo, en una obra grandiosa llena de amplia erudición, ha puesto en claro que el término corpus mysticum designa originariamente la Sagrada Eucaristía y que, tanto para Pablo como para los Padres de la Iglesia, la idea de Iglesia como Cuerpo de Cristo estuvo inseparablemente vinculada a la idea de la Eucaristía, en la que el Señor se halla corporalmente presente y nos entrega su cuerpo como alimento. Surgió así una eclesiología eucarística, llamada también, con frecuencia, eclesiología de la communio. Esta eclesiología de la communio ha llegado a ser el auténtico corazón de la doctrina del Vaticano II sobre la Iglesia, el elemento nuevo y, al mismo tiempo, enteramente ligado a los orígenes que este Concilio ha querido ofrecernos.

Ahora bien: ¿qué debe entenderse por eclesiología eucarística? Trataré de señalar muy brevemente algunos puntos fundamentales. El primero es que la Última Cena de Jesús se reconoce como el auténtico acto de fundación de la Iglesia: Jesús ofrece a los suyos esta liturgia de su muerte y de su resurrección y les entrega así la fiesta de la vida. Repite en la Última Cena el Pacto del Sinaí, o mejor aún: lo que allí había sido solamente un presagio en forma de signo, se hace ahora completamente real: la comunión de sangre y de vida entre Dios y el hombre.

Al decir esto, resulta claro que la Última Cena anticipa la cruz y la resurrección y, al mismo tiempo, las presupone necesariamente, porque de otro modo se quedaría en mero gesto vacío. Por esta razón, los Padres de la Iglesia pudieron decir, con una imagen muy hermosa, que la Iglesia ha brotado del costado atravesado del Señor, del que salió sangre y agua.

Cuando yo afirmo que la Última Cena es el principio de la Iglesia, digo en realidad la misma cosa, aunque desde otro punto de vista. También esta fórmula significa que la Eucaristía vincula a los hombres entre sí, y no solamente entre sí, sino con Cristo también, y de este modo los hace Iglesia. Al mismo tiempo, con esto se da también la constitución fundamental de la Iglesia: la Iglesia vive en comunidades eucarísticas. Su Misa es su constitución, puesto que ella misma es, en su esencia, Misa, servicio de Dios y, por ello mismo, servicio a los hombres, servicio que transforma el mundo"

(Ratzinger, Iglesia, ecumenismo y política, pp. 10-11).


La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta no está sometida al dominio del hombre (que la seculariza en su forma, que la vive como mera reunión humana, o ceremonial...) pues es el gran don del Señor. La Iglesia vive de la Eucaristía, en ella encuentra su centro, su alimento y el descubrimiento de su ser. Por eso Juan Pablo II titula y habla así de la Eucaristía en su última encíclica "Ecclesia de Eucharistia":

"La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: « He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza.
 
Con razón ha proclamado el Concilio Vaticano II que el Sacrificio eucarístico es « fuente y cima de toda la vida cristiana ». « La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo». Por tanto la mirada de la Iglesia se dirige continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor (n. 1).

Son enormes las consecuencias de la la eclesiología eucarística o eclesiología de comunión: es un modo nuevo, amable, de comprender el Misterio de la Iglesia misma.

Con razón la Relatio finalis del Sínodo extraordinario de 1985, para conmemorar y hacer balance de los 20 años de la clausura del Concilio Vaticano II afirma:


"La eclesiología de comunión es la idea central y fundamental de los documentos conciliares" (C,1).

Esto ya es una preciosa clave de interpretación de los textos del Concilio, y una clave espiritual para mirar, vivir y amar la Iglesia.

12 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. ¿Cabe en esa correcta interprestación el retorno a la comunión bajo las dos sagradas especies? Adentrándonos en la sabiduría de Dios que también dijo tomad todos de Él refiriéndose al Cáliz y comprender mejor así la misión que es vida y fuerza en la Iglesia de los laicos. La audacia del anuncio del Reino hoy expresado en los documentos del Concilio que vive la Vida en Verdad a lo largo del Camino. Nuestra comunidad en la red es eucarística de modo muy fuerte cada uno donde estemos al juntarnos a su vera aquí y aplicarnos sus entradas y al ir a comulgar hoy y tenernos presentes todos de nuevo.Un abrazo.

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    1. La comunión con las dos especies en nuestro rito romano podría ser, a tenor de la 3ª ed. del Misal romano y su Institutio, mucho más frecuente, según el criterio del sacerdote que celebre, mientras se haga tal como prevee el rito (o bebiendo del cáliz que entrega el diácono, o por intinción -mojando-). Motivos más que nada de tipo práctico dificultan que sea más habitual.

      La Sangre de Cristo es la vida divina que recorre todo su Cuerpo, la savia nueva de ese Cuerpo sobrenatural y místico que es la Iglesia.

      (Y gracias: aquí formamos una comunidad, aunque no sé si es eucarística propiamente, porque no vamos a reunirnos todos juntos para vivir y celebrar el Sacrifico eucarístico. Pero sí es verdad, que en el altar estamos unidos, pedimos unos por otros, reforzamos el vínculo espiritual que este blog debe suscitar y mantener).

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  2. Los dos primeros párrafos de la entrada son de antología. Perdonen que me remonte mucho más atrás que don Javier en la bellísima historia de la Iglesia, acudiendo a dos de mis grandes amigos (qué le vamos a hacer, tengo bastantes de estos amigos). El Padre Pío nos recomienda: "Cuando vayas a Misa concéntrate al máximo en el tremendo misterio que se está celebrando en tu presencia, la redención de tu alma y la reconciliación con Dios. Asistan a la Misa como asistieron la Santísima Virgen, las piadosas mujeres y san Juan al sacrificio del Calvario", y el santo Cura de Ars nos dice: "Todas las buenas obras juntas no equivalen al sacrificio de la Misa porque son obras de hombres mientras la Santa Misa es obra de Dios. No hay nada más grande que la Eucaristía”.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. La Eucaristía es la vida de Cristo para su Cuerpo; el Esposo que se da a su Esposa. Entenderlo de otra manera, al gusto secularizador, es vaciarla, despojarla de su belleza y verdad.

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  3. Me maravillo con el Señor, como puede un Misterio ser algo tan oculto y tan Transparente. Ser secreto para algunos y fuente de descubrimiento para otros. Nunca dejo de maravillarme cuando Dios se me entrega en la Sagrada Eucaristia.
    Buenos dias y un abrazo para todos.

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    1. hay que pedir mucho al Señor que nunca "nos acostumbremos" a la Eucaristía, sino que siempre la vivamos con estupor, admiración y asombro.

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  4. Es un mundo nuevo, al que somos invitados a entrar. El mundo de Diosconnosotros. No hallo palabras que logren describir el asombro gozoso que produce tal descubrimiento: Diosconnosotros es Diosennostros y nosotros somos uno en su Amor.
    La Iglesia, nosotros, sus hijos acogidos en el Hijo,es la felicísima Esposa, inmerecida Esposa, del Divino Esposo que permanece con Ella, en Ella y por Ella, por los siglos.
    Un mundo maravilloso por explorar.
    Tenemos años por delante para dejarnos adentrar cada vez más en él.
    Fiat, Dominus!

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    1. Adentrarnos en Él o "crecer a la medida de Cristo en su plenitud" (Ef 4,13), texto que me parece clave para una comprensión del cristianismo y su movimiento interior.

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  5. Fuente y culmen de la vida Cristiana. Me encanta!
    Es la letra de un canto eucarístico que me pidieron para un encuentro de música religiosa en gallego.

    TI ES CUME E FONTE DA VIDA,
    TI ES MANXAR QUE DEUS NOS DA,
    Ti ES O PAN DA EUCARISTÍA.

    1.- Pan da Eucaristía:
    manxar de esperanza,
    fonte da Vida,
    cume do amor.

    2.- Pan da Eucaristía:
    amor infinito.
    Cristo nos dixo:
    “doume por vós”

    3.- Pan da Eucaristía:
    unión dos irmáns,
    vida dos homes,
    novo maná.

    4.- Pan da Eucaristía:
    banquete pascual,
    Cristo convida
    ó seu altar.

    5.- Pan da Eucaristía:
    presencia real.
    Corpo de Cristo,
    fracción do Pan.

    6.- Pan da Eucaristía:
    camiño de gracia.
    Xunto con Cristo
    imos ó Pai.

    7.- Pan da Eucaristía:
    a Ti adoramos.
    Fieis á Igrexa
    imos vivir.

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    1. Ya ni recordaba que la habíamos grabado...
      http://www.esnips.com/displayimage.php?album=2235933&pid=18171330&uid=465540#top_display_media

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    2. ¿Te encanta? Espero que sea la catequesis de hoy entera la que te encante... porque será señal de mayor compenetración con el lado (fascinante) de la liturgia.

      Un abrazo y voy a escuchar ahora el canto

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    3. Bello canto, sí señor, muy bello canto... ¡en galego! No te puedo pedir las partituras para el coro parroquial. ay, ay.

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