En la mens de san Cipriano, expuesta en su obra "La unidad de la Iglesia", toda Iglesia local, así como el episcopado universal, debe mantener la unidad, la comunión, con Roma, con el Papa, con el sucesor de Pedro.
La Iglesia de Roma es para Cipriano "matriz y raíz de la Iglesia Católica"
(Epist. 48,3), y la califica como "la cátedra de Pedro e Iglesia principal
de la cual deriva la unidad episcopal" (Epist. 59,14).
Reconoce Cipriano
una cierta autoridad al obispo de Roma como garante de la unidad del
episcopado, mas esta "cierta autoridad" no es una primacía de
jurisdicción, sino una primacía de honor, situando al obispo de la sede romana
como "primum inter pares." Así "cuando Pedro que había sido
elegido el primero por el Señor y sobre quien edificó su Iglesia, tuvo aquella
controversia con Pablo sobre la circuncisión, no reclamó arrogantemente ninguna
prerrogativa ni se mostró insolente con los demás diciendo que tenía el primado
y que debía ser obedecido" (Epist. 71,3).
Este
primado de Roma no ejerce jurisdicción en las Iglesias, puesto que cada obispo
es independiente en su Iglesia. "cada obispo manda y gobierna a su manera,
con obligación de dar cuenta de su conducta a Dio" (Epist. 55,21) ya que
"lo que fue Pedro lo eran también ciertamente los demás apóstoles, dotados
de igual participación de honor y potestad, pero el origen proviene de la
unidad, a fin de que la
Iglesia de Cristo se muestre una sola... Quien no mantiene
esta unidad de la Iglesia,
¿cree que mantiene la fe?" (De Unit. Eccl. 4). Estos son los pastores
nuevos que iban a suceder a los pastores antiguos (Test. I, XIV), los que
muestran que la Iglesia
es una.
El
Tu es Petrus (Mt 16,18) no pretende referirse al obispo de Roma, a Pedro, sino
a todos los obispos, según interpreta Cipriano en Epist. 33,1:
"Nuestro Señor... regulando el honor debido a los obispos y al orden de su Iglesia, habla en el Evangelio y dice a Pedro:'Yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia...' De ahí viene a través de la serie de los tiempos y las sucesiones, la elección de los obispos y la organización de la Iglesia: la Iglesia descansa sobre los obispos..."
Así "todos son pastores, pero se nos muestra un solo
rebaño, que ha de ser apacentado de común acuerdo por todos los apóstoles"
(De Unit. Eccl. 4).
Cipriano,
no obstante, reconoce a la
Iglesia de Roma un puesto especial ya que es punto de
referencia para la unidad de la
Iglesia: "es la Iglesia principal de la cual deriva la unidad
episcopal" (Epist. 59,14) de tal forma que comunica al papa Cornelio los
sucesos que están acaeciendo en su Iglesia africana:
"no te escribí inmediatamente, carísimo hermano, porque no se trataba de una cosa tan importante y tan grave que se te comunicara en seguida. Confiaba que conocías todo esto y estaba seguro de que te acordabas de ello. Por eso juzgué que no era necesario comunicarte con tanta celeridad y urgencia las locuras de los herejes... y no te escribí sobre todo aquello porque todos lo despreciamos, por otra parte, y poco ha te mandé los nombre de los obispos de aquí que están al frente de los hermanos y no han sido contaminados por la herejía. Fue opinión unánime de todos los de esta región que te mandara estos nombres" (Epist. 59,9).
S. Cipriano informa de los acontecimientos de su iglesia al obispo de Roma como
primado e, incluso, llegará a someterse a la decisión que éste tome, por un
motivo fundamental: preservar la unidad. Este es el planteamiento de Cipriano:
"quien no mantiene esta unidad de Pedro, ¿cree que mantiene la fe? Quien se separa de la cátedra de Pedro, ¿confía en que está en la Iglesia?" (De Unit. Eccl. 4).
De hecho la correspondencia entre Cipriano y los papas Cornelio y,
posteriormente, Lucio, es muy amplia (Epist. 47ss; 59-61, etc), porque mantiene
Cipriano informado al obispo de Roma de la vida de su Iglesia siempre como
vínculo de comunión más que de jurisdicción legislativa. Así pensaba Cipriano y
así actuó como obispo, obrando con los hechos y no con las palabras (Test. III,
XCVI).
No hay comentarios:
Publicar un comentario