jueves, 10 de enero de 2013

Silencio en el ofertorio... o cuando el sacerdote reza en silencio (I)





            Realmente las posibilidades del Misal romano se desconocen o tal vez la rutina, o la costumbre, hacen que se haga todo de una determinada manera siempre igual... y cuando se emplea otra posibilidad de las rúbricas, se genera desconcierto porque nunca antes lo habían visto; tampoco nadie se lo había explicado.

I.

            Y con esto llegamos así al rito de la presentación de los dones en la Misa, el llamado normalmente "ofertorio". Si no hay canto, está la posibilidad, muy aconsejable a mi entender, de que el sacerdote recite en silencio la oración sobre la patena y el cáliz al depositarlas en el altar, sin que sea ni mucho menos obligatorio decir en voz alta "Bendito seas, Señor, Dios del universo..." Es un momento de reposo interior para todos, de silencio que se podría calificar de "oferente".

            Como muy pocas veces se ve realizar este sencillo rito en silencio, algunos fieles se sorprenden cuando lo ven hacer así, e incluso dicen que al no escuchar las oraciones pronunciadas por el sacerdote "participan menos", como si acaso participar fuera estar interviniendo o respondiendo a cada momento. Es también modo de participar unirse en el silencio a la acción litúrgica, y es también participar que el silencio se convierta en oración personal, en breve meditación, en súplica interior. Todo sabiamente combinado, como sabe hacer la liturgia: no todo es silencio, como tampoco todo es cantar, ni todo es intervenir, ni todo es responder... sino que la participación es la armónica distribución de todos esos momentos y acciones.

            * La preparación de las ofrendas en el altar es un rito sencillo que corresponde a aquel momento en que Jesús "tomó pan", para prepararlo todo a la gran plegaria eucarística, la gran oración que realmente es "Ofertorio" de Cristo -y su Iglesia- al Padre, plegaria de acción de gracias y consagración. Pero los momentos previos no han de ser especialmente sobrecargados.

           * La Plegaria eucarística correspondería al momento en que Jesús "dio gracias"... 

         * Y cuando Jesús "lo partió", la Iglesia fracciona el Pan consagrado con el canto del Cordero de Dios; 

            * finalmente cuando Jesús "lo dio a sus discípulos", la Iglesia distribuye santamente la comunión. Esto mismo enseña el Misal:


"Cristo, pues, tomó el pan y el cáliz, dio gracias, partió el pan, y los dio a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed, bebed; esto es mi Cuerpo; éste es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía. Por eso, la Iglesia ha ordenado toda la celebración de la Liturgia Eucarística con estas partes que responden a las palabras y a las acciones de Cristo, a saber:

1)      En la preparación de los dones se llevan al altar el pan y el vino con agua, es decir, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.

2)      En la Plegaria Eucarística se dan gracias a Dios por toda la obra de la salvación y las ofrendas se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.

3)      Por la fracción del pan y por la Comunión, los fieles, aunque sean muchos, reciben de un único pan el Cuerpo, y de un único cáliz la Sangre del Señor, del mismo modo como los Apóstoles lo recibieron de las manos del mismo Cristo" (IGMR 72).

 
            Continuemos, como siempre hay que hacer para evitar opiniones de unos u otros, con la Introducción General del Misal Romano y hallaremos la explicación de estos ritos de la preparación de las ofrendas.

"73. En primer lugar se prepara el altar, o mesa del Señor, que es el centro de toda la Liturgia Eucarística, y en él se colocan el corporal, el purificador, el misal y el cáliz, cuando éste no se prepara en la credencia. En seguida se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados por los fieles. Cuando las ofrendas son traídas por los fieles, el sacerdote o el diácono las reciben en un lugar apropiado y son ellos quienes las llevan al altar. Aunque los fieles ya no traigan, de los suyos, el pan y el vino destinados para la liturgia, como se hacía antiguamente, sin embargo el rito de presentarlos conserva su fuerza y su significado espiritual.

También pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de la mesa eucarística.

74. Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto del ofertorio (cfr. n.37 b), que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido depositados sobre el altar. Las normas sobre el modo de cantarlo son las mismas que para canto de entrada (cfr. n. 48). El canto se puede asociar siempre al rito para el ofertorio, aún sin la procesión con los dones.

75. El sacerdote coloca sobre el altar el pan y el vino acompañándolos con las fórmulas establecidas..."




23 comentarios:

  1. Sé que no es exactamente el tema que trata en esta entrada, que como siempre me ha parecido brillante y esclarecedora, pero dado que incluye la fórmula de la Consagración, me atrevo a solicitarle una entrada aclaratoria sobre la "polémica" relativa a la traducción a las lenguas vernáculas de:
    "Accipite et bibite ex eo omnes: hic est enim calix Sanguinis mei novi et aeterni testamenti, qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum. Hoc facite in meam commemorationem".
    Me refiero a la carta de SS sobre la traducción al alemán de "pro multis" que en España ha tenido nula repercusión ya que seguimos empleando "por todos" en vez de "por muchos" como aconseja u ordena el Papa.
    En otro orden de cosas, yo acostumbro a pronunciar como Santo Tomás "Dominus meus et Deus meus" tras cada parte de la Consagración, mientras permanezco arrodillado. Mi duda es sencillamente si debo hacerlo en forma de oración interior o pronunciarlo realmente con la voz, como hago en parte a modo de "catequesis" y no sólo para mis hijos.
    Muchas gracias pater por su paciencia.

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    1. Larga respuesta requiere.

      1.- En España no se ha cambiado la traducción del "pro multis" hasta que se apruebe la tercera edición del Misal Romano en su traducción castellana.

      2.- Tras una instrucción vaticana sobre las traducciones, creo recordar que se titulaba "Liturgiam authenticam", se busca una mayor literalidad... en contra de la adaptación. Por ejemplo, se pide que las palabras en lengua vernácula de raíz latina se transmitan tal cual; así "todopoderoso" ya no estará en las traducciones, porque "Omnipotens" tiene su equivalente en "Omnipotente".

      3.- En esa literalidad, "pro multis" debe ser "por muchos". Pero el sentido de "por muchos" varía en latín del arameo; en latín es "muchos, pero no todos", en arameo es "por la multitud, por todos". Matices que son, a todas luces, importantes...

      4.- Luego se reinterpreta teológicamente; algunos defienden el reductivo "por muchos" para dar a entender que no todos están salvados (¡Qué ganas de meter gente en el infierno!). Y entonces viene la explicación del cambio: Cristo murió por todos, pero no todos se salvan ni se han salvado, por eso decir "por muchos" significa que no todos han aceptado libremente la redención y se han condenado, aunque su sacrificio tiene validez redentora para la humanidad entera.

      Y 5.- Cuando se muestra al Señor para la adoración, tras la consagración, cada cual que lo adore y si quiere que diga lo que le mueve el corazón; pero siempre en silencio. Si cada cual dijera en voz baja lo que le viniera según su devoción se convertiría aquello en un murmullo muy poco edificante.

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    2. Muchísimas gracias Pater por su extensa contestación. Ciertamente hará falta un esfuerzo catequético importante para una correcta implantación de la próxima traducción del Misal Romano.
      Mi cuestión sobre la adoración tras la consagración venía a cuento por que mis padres me enseñaron que precisamente la expresión "Señor mío y Dios mío" era la adecuada en ese momento y desconocía hasta que punto formaba parte de la Tradición católica.
      Muchas gracias de nuevo.

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  2. Buenos días don Javier. "lo dio a sus discíoulos" ambas cosas; la santa hostia y su preciosa sangre. ¿Cuándo volveremos a comulgar los fieles bajo las dos especies de un modo cotidiano y normal, dejando de agarrar con la mano y atenderemos al mandato "todos de él"? Si tenemos que aportar un propio cáliz que nos lo digan. Todavía recuerdo unos cestillos apilados sobre el altar tras una de las velas, bueno, mejor no comento la de cosas raras que he visto hacer en esto de la presentación de las ofrendas. Sobre las iglesias tipo "Fuerte apache" como la de la foto y la que tenemos en la parroquia de san Jorge en Pamplona... tendré la caridad de guardar silencio. Un abrazo.

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    1. xtobefree:

      Esas son las desventajas occidentales. Como Cristo está todo entero en cada una de las especies eucarísticas, con comulgar con una sola era suficiente. Da igual el mandato mismo del Señor.

      Y aunque no me crean, hay muchos testimonios de la antigüedad cristiana, durante más de un milenio, en que la forma habitual de comulgar era en la mano, reverentemente, y luego se pasa a ser confirmado con el cáliz, es decir, a comulgar con el cáliz que ofrecía el diácono.

      Pensemos que un trozito pequeño de pan ázimo, que es como se comulgó más de mil años, es difícil de introducir directamente en la boca por la mano del ministro; no pensemos en nuestras actuales hostias, obleas, estilizadas, mucho más fácil de depositar en la boca del fiel.

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  3. Si, hay mucho que hablar sobre lo de comulgar con la mano, sin arrodillarse, etc.

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    1. Siento provocarle disgusto, Alphonse, pero le remito al comentario anterior.

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    2. Usted no me provoca disgusto alguno Pater, antes bien la lectura de su bitácora me aporta sosiego y luz.
      Mi particular desagrado ante la moderna forma de administrar la comunión en la mano, viene más bien por los abusos, ya que si se respetase siempre la literalidad de la Instrucción General del Misal Romano a este respecto no tendría nada que objetar. Pero ya sabemos eso de que "se da la mano y te cogen el brazo", que en mi opinión es la base de los problemas de aceptación del Vaticano II.
      La Sacrosanta Tradición es un proceso que había conducido a la Santa Madre Iglesia a una serie de ritos litúrgicos depuradísimos y bellísimos, como corresponde a la única religión verdadera. En concreto creo que el arrodillarnos o prosternarnos mientras se produce la Transubstanciación, el recibir el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de rodillas, tocándolo únicamente las manos consagradas del presbítero desde recipientes de oro, conservándolo en un Sagrario lo más hermoso posible, ante el que, si su presencia es anunciada con la luz de una vela, todos nos arrodillamos al pasar ante Él, y hacia el que se orienta todo en el templo... y no sigo porque estaba a punto de hablar de que el sacerdote dijera la Santa Misa mirando al Sagrario, creo que todo esto y mucho más es el centro de la adoración y el reconocimiento debido a Cristo como Nuestro Señor y Nuestro Dios.

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    3. http://dieuleroi.blogspot.com.es/

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    4. Alphonse:

      Referente a lo de "decir la Misa mirando al Sagrario", que más bien sería a la Cruz o mejor aún, a Oriente, le aconsejo este artículo que salió ayer:

      http://lexorandies.blogspot.com.es/2013/01/hacia-la-cruz-no-hacia-el-sagrario.html#more

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    5. Realmente interesante y clarificador. Muchísimas gracias por la recomendación Pater.

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  4. Una duda don Javier:
    En la eucaristica el rezo anterior al rito de la paz (Señor Jesucristo que dijiste a tus apostoles la paz os dejos...) lo reza toda la asamblea o tan solo el celebrante. Yo si lo rezo junto al sacerdote pero no se si es correcto o no. gracias por la aclaración.
    Un saludo y que Dios le bendiga.

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    1. Álvaro:

      Evidentemente, SOLO el sacerdote. Las oraciones de la Misa las recita solamente el sacerdote, el pueblo responde con el "Amén", o con las aclamaciones pertinentes del Misal. Lo demás es un abuso, como es un abuso que todos digan "Por Cristo, con él y en él", o como es un abuso clarísimo si todos dijeran "Tomad y comed todos de él, porque..."

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  5. Silencio que se podría calificar de "oferente",ofrecidos, como el humilde pan, con todo lo que somos y tenemos para unirnos a la acción de gracias de Cristo.

    Don Javier, si la foto corresponde a un templo católico ¡¡que horror!! (en broma pero en serio).

    ¡Qué el Niño Jesús les bendiga!

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    1. Bonita expresión, "silencio oferente".

      Sí, es un templo católico, una parroquia católica. A mí, tanto en el exterior del templo como en el interior, me gusta que las iglesias se identifiquen como iglesias, no como construcciones modernas semejantes a un banco o centro comercial... Eso no significa que el barroco sea el único estilo artístico válido.

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  6. Me acabo de dar cuenta ¡xtobefree es más prudente que yo! Me puede mi amor al románico.

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  7. Pregunto: por qué cuando se dice ""Cristo, pues, tomó el pan y el cáliz, dio gracias, partió el pan, y los dio a sus discípulos..." no se parte el Pan en ese momento y se lo parte para "este es el cordero de Dios"???

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    1. Porque en una frase (Tomó pan, dio gracias, partió pan, y lo dio) se está resumiendo un largo rito, que llevaba su tiempo y que no fue inmediato. El Misal lo ha explicado muy bien.

      Partir el Pan no es fraccionar la Hostia consagrada en dos trozos, sino partir todo el Pan consagrado que sea necesario. Como es un rito un tanto amplio, tiene su lugar después de "Dio gracias", y va acompañado por un canto, el Cordero de Dios.

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  8. Padre, echo de menos el silencio en las Iglesias. El silencio me hace sentir bien. El silencio me ayuda a disfrutar de la Liturgia, y Usted Padre, me ayuda a comprenderla mucho mejor. A veces me da por pensar que la Liturgia es mucho, muchísimo más de lo que se lee, de lo que se escucha, de lo que se dice y de lo que se ve. ¡¿Quien alcanzara a abarcarla?!
    Muchas gracias, Padre. Abrazos en CRISTO. DIOS le bendiga.

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    1. No me amplíe tanto el tema... No se trata de silencio en general en las iglesias, proque hay tiempo de silencio y tiempo de canto, tiempo de orar y tiempo de exultar de júbilo.

      El silencio en la liturgia, además, está sabiamente dosificado en distintos momentos para no ser fugaz pero tampoco para ser monótono, cansino.

      Y sí, la liturgia es hermosísima, honda, profunda, más de lo que muchos se puedan creer, preocupados sólo por la estética barroca y los encajes. Es mucho más la liturgia.

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  9. Padre, gracias por llamarme al orden, una vez más. Nuevamente hago propósito de enmienda. Reconozco que la Liturgia me produce interiormente una especie de vértigo. Me queda la sensación interior de que muchísimas cosas se me escapan. DIOS le bendiga, Padre, sigo rezando.

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  10. Gracias don Javier por la aclaración, asi podré aprovechar más y mejor la liturgia y en particular esas oraciones (Por Cristo... y Señor Jesucrito...) que son realmente hermosas.
    Que Dios le bendiga padre.

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