¡Cuánto tiempo esperando ver al Señor resucitado!
¡Siglos de espera para que se cumplieran las promesas de Dios!
Ha llegado el día, el "hoy" de Dios (50 días de Pascua es un solo día de Pascua festiva).
No pudo el silencio acallar la Palabra.
No pudo el sepulcro retener la semilla de trigo.
No pudo la muerte destruir a la Vida.
No pudo la tiniebla apagar la Luz.
No. Él pudo con todo: ¡Resucitó!
"Éste es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Éste es el día que las tinieblas no lograron apagar.
Éste es el día que no ha estado precedido
por ningún otro ni le pondrá término ninguna noche.
Éste es el día durante el cual el que camina no tropieza.
Éste es el día que nunca nada podrá hacer olvidar,
ni el paso de los siglos lo podrá obscurecer.
El que permanece siempre con el Padre,
nos ilumina hoy con resplandor inmortal
al resurgir victorioso de la muerte.
Que él llene nuestra mente,
que lo proclamen nuestras palabras,
que lo adore nuestro espíritu,
que lo glorifiquemos y lo llevemos en el cuerpo;
pidámosle con oración constante
que a quienes libró del dominio de la primera muerte
y les devolvió la libertad por la cruz y la pasión de su carne,
no les permita ser presa de la ruina de la segunda muerte".
(Rito Hispano-mozárabe,
Oratio Admonitionis, V de Pascua, 2º formulario).
Oratio Admonitionis, V de Pascua, 2º formulario).
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