La Vigilia pascual que cada año celebramos debe marcar y dejar su impronta de tal manera y forma que marque la vida espiritual hasta el año siguiente: tan importante, tan deseada, tan solemne, tan espiritual es. Todo un año viviendo intensamente de lo que la Vigilia pascual supuso en la propia vida; un año trayendo a la memoria cómo se celebró este año, qué se hizo, cómo oré... Este es el intento de tantos post dedicados a la Vigilia pascual, así lograremos desvelar su importancia y reavivar su vivencia en nosotros.
Hoy, y puede ser iluminador, el texto que canta el diácono en el rito hispano-mozárabe.
La vigilia en este rito tiene sus peculiaridades. En la sacristía a puerta cerrada el obispo y el clero bendicen una lámpara y bendicen el cirio, lo encienden, salen a la iglesia y allí reparten la luz a todos los fieles. Luego un diácono canta la bendición de la lámpara y otro diácono la bendición del cirio. Hermosísma ésta, vale la pena conocerla, para captar el lenguaje pascual de la Iglesia y asimilar la Tradición hispana.
Invito a fijarse en tres puntos:
- La insistencia en la tipología: lo ocurrido en el Antiguo Testamento era figura y profecía de lo que ahora ocurre en la Nueva Alianza con Cristo y los sacramentos de la Iglesia ("Los misterios simbolizados en figuras son ahora realidad");
- El deseo de asistir y celebrar la Vigilia todos los años ("que podamos celebrar muchos años la santa pascua de este día")
- y la solemnísima conclusión del Pregón; varios versículos del diácono y la respuesta "Amén" cantada del pueblo. Sólo imaginarlo da idea de la solemnidad de la Vigilia pascual.
Es justo y necesario,
en verdad, Señor, es muy digno y es bello,
puesto que nos enriqueces con tus dones,
darte gracias siempre,
porque en ti hay la fuente de la vida
y en tu luz veremos la luz.
Anunciando tantos y tan grandes prodigios,
la luz resplandeciente del cirio llena de claridad
los altares de tu majestad.
Los signos del fuego preceden así a los milagros del agua
que luego los seguirán.
Por la luz se anuncia lo que nacerá del agua viva.
Los misterios simbolizados en figuras son ahora realidad.
Como la antigua columna de fuego, brilla ahora
la luz de este cirio;
nos da a conocer que el pueblo ha de ser salvado por las aguas
a través de las que se nos libera y salva
y nos hacen renacer y descansar en el Señor...
Todas las cosas te reconocen como Señor
y que a ti deben lo que son.
Tú diste, piadoso creador, una sensibilidad a la criatura
que hace que pueda conocer y honrar a su creador.
Mira propicio, Señor,
el devotísimo obsequio de este cirio;
y así como se ve brotar de él la llama
en la tranquilidad serena de tu bendición,
a todos nos sirva de ayuda para la salvación.
Que cure la raíz de nuestros graves males.
Que sirva de suave remedio frente a nuestras adversidades.
Él nos conceda que todas nuestras súplicas sean atendidas,
puesto que recibió tu bendición al serte ofrecido.
Concédenos también, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso,
que podamos celebrar muchos años
la santa pascua de este día,
en la que proclamamos la gloria y la gracia de nuestro Redentor,
en comunión con nuestro Obispo, N.,
con nuestro monarca, N.,
con los presbíteros y diáconos, con el clero y todo el pueblo.
R/ Amén.
Concédenoslo por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que tiene una sola e igual naturaleza contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R/ Amén. Amén. Amén.
Se eleve hasta tu presencia.
R/ Amén.
Paz en el cielo.
R/ Amén.
Paz en la tierra.
R/ Amén.
La plenitud de tu paz, Señor, descienda sobre nosotros.
R/ Amén.
Paz para los que gobiernan las naciones.
R/ Amén.
Paz para tu Iglesia católica, que está aquí establecida y extendida por todo el orbe de la tierra.
R/ Amén.
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