sábado, 30 de enero de 2010

Derecho a la Vida, SÍ, pero sin Referéndum (el buenismo social)

Un intercambio de emails con un comentarista sobre el “buenismoreinante hoy y, en concreto, sobre la defensa que grupos católicos están haciendo de un Referéndum sobre el Sí a la vida, me ha dado que pensar, hasta el punto de ampliar muchísimo la respuesta en forma de post. Decía este amigo:

“Con un ejemplo se lo pongo muy fácil: la lanzada recientemente por Hazte Oir para pedir un referéndum sobre la "ley Aido". Más allá de que es una pérdida de energía absurda (porque para sacarlo adelante necesitan la colaboración de quienes se supone que son sus enemigos en esta batalla y porque el resultado no será vinculante) la iniciativa en sí misma es deleznable... Ignoro si alguno de los artífices de la iniciativa actúa de mala fe, pero tengo clarísimo las evidentes lagunas (océanos más bien) de formación y buena doctrina que atesoran las gentes que, desde posturas provida (¡y hasta católicas!) prestan su apoyo a esta iniciativa con un candor digno de mejor causa. Ejemplos como éste podría citar a patadas, pero creo que con esto queda entendido todo”.

a) La mentalidad del “buenismo” hoy
Y comencé respondiendo:

Hay posturas legítimas que buscan el bien por caminos diversos. Eso es respetable aunque no coincidamos. Sí me parece una plaga el "buenismo" que se ha introducido en todo, incluida la Iglesia.

Vd. aduce el tema del Referéndum por la Vida. Me parece una locura. Quienes así lo defienden piensan en la bondad de la gente y en el uso de la razón, pero no se dan cuenta de que la democracia organiza la sociedad política, pero no puede determinar mediante referendum realidades que no son políticas, sino morales o espirituales: ¿Se puede votar a favor o en contra de la Vida, si es un derecho o no abortar? ¿Se puede decidir por referendum si Dios existe o no? ¿Qué pasa si sale que NO? ¿Ya no existiría Dios? ¿O no existiría el derecho a la vida de todos reconocido por la Constitución y que el Estado tiene el deber de tutelar?

El mismo buenismo en la Iglesia hace que gente con preparación o doctorados en teología sólo se les ocurra predicar un buenismo estéril en homilías y catequesis, pensando que con eso atraerán a la gente hacia el Señor y no se irán los que ya están en la Iglesia. Pero está claro que no es ese el camino.

Hay confusión en las cabezas, un ambiente vital que se respira secularización, y de una forma u otra hasta los mismos católicos están contaminados y hay un desmadre (ya digo, incluso bienintencionado).

No obstante, en este caso concreto del Referéndum, también hay cabezas menos ingenuas y doctrinalmente sólidas. Por ejemplo, en Facebook hay un grupo que defiende el derecho a la vida (¡faltaría más!) oponiéndose al Referéndum: “No sometamos la Vida a Referéndum”

Vamos entonces a fundamentar lo anterior.

b) No todo es opinable

“Resulta, por eso, frecuente que se tienda a confundir la libertad de los ciudadanos y de sus representantes políticos para votar en un sentido u otro y para llegar a acuerdos constructivos, con la libertad de decidir cualquier cosa, independientemente de la moralidad de lo decidido. De este modo se llega a pensar que el pueblo soberano es capaz de “darse a sí mismo” legítimamente las normas según las que desea orientar y regular su vida en cada momento, sean cuales fueran los contenidos de las mismas. Es verdad que las instituciones del Estado democrático, a través de las cuales se expresa la soberanía popular, son las únicas legitimadas para establecer las normas jurídicas de la convivencia social. Pero no es menos cierto que “no puede aceptarse la doctrina de quienes afirman que la voluntad de cada individuo o de ciertos grupos es la fuente primaria y única de donde brotan los derechos y deberes del ciudadano” (CEE, Instrucción pastoral “Moral y sociedad democrática”, n. 24).

La democracia concebida en una separación de la libertad de la verdad llega a hacer creer que mediante referéndum se puede establecer el derecho, con lo cual, cualquier derecho (el de la vida, en este caso por ejemplo) pasa de ser objetivo para ser subjetivo, dependiendo del consenso de los votantes; los derechos y deberes en lugar de ser reconocidos según la naturaleza propia del hombre pasan a ser creaciones del propio hombre que se los otorga fantasiosamente. La verdad queda pisoteada.

Pero la democracia ¿no es un sistema legítimo de gobierno y organización política de la sociedad? Sí. “La Iglesia reconoce y estima el modo democrático de organización de la sociedad según el principio de la división de poderes que configura el Estado de derecho” (Id., n. 34). Pero, ¿esto alcanza a los derechos fundamentales, llega a ser todo, absolutamente todo, cuestionado y resuelto por votos y referéndum? ¿La verdad va a quedar en manos de los votos?

“A nadie se le escapan las contradicciones y los peligros que esta mentalidad encierra. Si el criterio último y único de decisión fuera la capacidad autónoma de elección de los individuos o de los grupos ¿qué impediría que se llegara a decidir, según ese criterio, eliminar el mismo respeto a la libertad y a las conciencias? ¿No demuestra la historia que algunos sistemas totalitarios de nuestro siglo se han puesto en marcha sobre la base de decisiones avaladas por los votos? Si realmente todo fuera pactable, ¿por qué no lo iba a ser también –como por desgracia está sucediendo con lacerante “normalidad”- la vulneración de los derechos fundamentales de los hombres? Por otro lado, si se eleva a principio supremo y absoluto el respeto a las opciones de los individuos, ¿con qué autoridad se podrá pedir a los ciudadanos que obedezcan unas leyes que eventualmente estén en contradicción con sus propias opiniones y opciones? Y ¿cómo se puede llegar a exigir que los políticos, en virtud de ese mismo principio, que abdiquen precisamente de sus convicciones morales o personales o las releguen al ámbito de su vida privada, para someterse a las decisiones mayoritarias?” (Id., n. 26).

En el caso concreto del Derecho sacrosanto a la vida, es locura someterlo a las urnas, porque los derechos inalienables de las personas jamás nacen del consenso, sino del reconocimiento a una realidad previa, la de la propia naturaleza humana-espiritual de la persona.:

“Por tanto, la ley civil, igual que la autoridad que la promulga, no pueden pretender dictar normas que excedan la propia competencia. No es competencia suya establecer los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos, que dimanan directamente de su naturaleza humana; es obvio que tampoco está autorizada a vulnerarlos. Su misión es, por un lado, “reconocer, respetar, armonizar, tutelar y promover tales derechos; y, por otro, facilitar a cada ciudadano el cumplimento de sus respectivos deberes” (Juan XXIII, Pacem in terris, n. 60). La bondad o la maldad de las acciones humanas es anterior a lo establecido por la ley, por la mayoría o el consenso; depende del acuerdo o desacuerdo del objeto en cuestión con la verdad del hombre. La ley civil tiene, pues, como fin la consecución del bien comunión garantizando el orden de la convivencia social” (Id., n. 28).

El derecho inviolable de todos a la vida (no sólo de los ya nacidos, sino del nasciturus) no puede ser discernido por un referéndum, sería incluso inmoral presentar esta propuesta, por más buena voluntad que se ponga en ello pensando que las urnas expresarán la verdad y la razonabilidad del hombre. Es que, por principio, hay cosas que jamás se pueden presentar a la libre elección consensuada de la opinión porque por su propia naturaleza son incuestionables ya que la verdad jamás se decide por votación (sería el relativismo que nos invade hoy), sino que la Verdad se descubre y se reconoce.

c) Grandeza pero también límites del “mito-democracia”

Además, ¡cuidado!, que entre los mismos católicos se está produciendo una mitificación de la democracia” (Id., n. 35) como si fuera lo mismo que “justicia” y “moralidad”; se está convirtiendo la democracia en “fin” y no en “instrumento”. “No es cierto que “democrático” sea siempre igual a “justo”. El modo de proceder en democracia, basado en la participación de los ciudadanos y en el control del poder, es justo y adecuado a la dignidad de la persona humana. Pero no todo lo que se hace y se decide por ese procedimiento tiene de por sí la garantía de ser también justo y conforme con la dignidad de la persona” (Id., n. 36).

Creo –disculpen la extensión- que se da respuesta a una situación hoy dentro de la Iglesia, iluminando doctrinalmente en un blog que es de catequesis de adultos y, por tanto, de formación:

-La libertad de votar no significa que todo se pueda proponer a las urnas, ni que del consenso pueda establecerse la verdad (porque eso es relativismo)

-La democracia es organización política en la división de poderes y Estado de derecho, pero no alcanza a las cuestiones morales o espirituales que están por encima.

-La democracia se ha mitificado olvidando sus límites morales.

-Es inmoral de por sí proponer un Referéndum sobre el Derecho (o no) a la Vida.

-El aborto es un crimen sin excepciones. El Derecho de todos a la vida es sagrado e inviolable (cf. Juan Pablo II, Evangelium vitae, nn. 58-63).

N.B. Demasiado largo. En penitencia escribiré menos veces (y seré más breve).

12 comentarios:

  1. Estimado D. Javier. Muy de acuerdo con su post.

    Solamente hacer algunas matizaciones: el concepto de "democracia" es muy taimadamente declarado por los teóricos del Derecho como mutívoco o polivalente. Comprende tanto la referencia a la representatividad, como a los procedimientos de elección por sufragio universal, como determinados "valores", que serían "intrínsecamente democráticos" (tolerancia, dignidad humana, progreso, pluralismo, libertad religiosa, etc.).

    Sin embargo, a nadie escapa que este elenco de valores que iría anejo al concepto "democracia" es un corpus independiente y extraño a la raíz histórica del concepto.

    En ese sentido, la división de poderes no es ni nacida con la democracia moderna, ni exclusiva de ella. Ya existía, y en algunos aspectos de forma mucho más nítida, en la los mecanismos de representación en las instituciones históricas de la monarquía española.

    De hecho, todo el mundo sabe que en España noy no existe ninguna división de poderes.

    Y por otro lado, la democracia moderna nació precisamente sin límites morales. He ahí su pecado original, el cual, además, no reconoce.



    Anecdóticamente, y para establecer un término de comparación, decir que según la Norma fundamental de la Ciudad del Vaticano, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial residen en la persona del Romano Pontífice. Quiero decir con esto que, si bien una distinción (no "separación") de poderes es deseable y bueno, no es en ningún modo un absoluto moral, sino una forma de organización sometida a las circunstancias históricas y contingentes del momento.

    Por lo demas, enhorabuena por el post, y me alegro de que diga bien alto y claro lo que todo el mundo debe saber.

    En Cristo,

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  2. También muy de acuerdo con el post.
    Como dice Perlimplín en el anterior comentario, efectivamente el vocablo "democracia" es ambiguo y equívoco. Actualmente se utiliza el término como calificativo legitimador de un sistema político. Según esta mentalidad, un sistema "no democrático", sólo por eso sería ya ilegítimo.

    Y sin embargo, la democracia, para ser aceptable, lo es únicamente como una "forma" de participación del pueblo en la designación de los gobernantes, pero nada más. La democracia, así entendida, no hace referencia a un "contenido", sino a una "forma". Y, por tanto, ni es la única forma legítima de designación del príncipe, ni es la legitimadora del Derecho.

    El Derecho, para ser verdaderamente tal, ha de hallarse al servicio de la justicia y del bien común, y precisa de un orden objetivo (que llamamos Derecho natural) que le sirva de referencia. En otro caso no sería verdadero Derecho, sino un mandato injusto.

    Por el contrario, los actuales sistemas democráticos (lo que podemos llamar "la superstición democrática"), prescinden de toda idea de moralidad objetiva y, según los principios de la Ilustración, consideran como derecho a la "Volonté generale", con un sentido rigurosamente positivista, que considera que Derecho es lo que en cada momento quiere la voluntad popular. Se entiende así claramente que nos enfrentamos al absolutismo del número.

    Se trataría, en definitiva, de la "ciudad del hombre" que se rebela contra la "ciudad de Dios".

    Creo que yo también me he alargado demasiado. Aunque el tema es muy sugerente, aquí lo dejo.
    Felicidades al blogger por traer temas tan olvidados y políticamente incorrectos en la predicación actual.

    FIL

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  3. Pero... ese mito llamado democracia se presenta como siendo otra cosa, se presenta de laocracia... Yo creo que el lío está en la confusión previa también. Porque ningún capricho de un legislador, por más nombre de ley que lleve o por más socialmente ajustada que se presente, si viola el orden natural no será ni ley ni ahí donde algo así cabe laocracia (en lo que la mentalidad totalitaria cree equivocadamente estar).

    Sin embargo, leí no sé donde que si para abolir el aborto se opta por medidas de "a largo plazo" (supuestametne este referéndum), la Igl, no lo considera inmoral. Por eso entiendo su afirmación de que "Es inmoral de por sí proponer un Referéndum sobre el Derecho (o no) a la Vida." como una afirmación que no tiene en cuenta otras posibles variables. Me refiero por ejemplo al clásico "Polonia". En ese sentido no la comparto. Aunque igual no entendí correctamente (?).

    Si con un referéndum pudiese evitarse el aborto, yo lo apoyaría y no me parece inmoral. Es "lo práctico" lo que me lleva a rechazarlo. Eso no significa que no me guste más la idea de estar en una sociedad que desea el orden natural y que creo que debemos trabajar como hormiguitas para que así sea. Pero claro, la verdad no se impone, se propone.

    También lo rechazo por el modo de plantearlo. Esa guisa con la que muchos tragan porque proviene de grupos que se jactan indirectamente de megacatólicos (ya se sabe, aquí hay ultracatólicos, megacatólicos, poco católicos...). El buenismo del que habla, entiendo.

    Cuánta razón lleva. La Ley no es ley. Ley que va contra orden natural... es capricho del de turno. Eso nada tiene que ver con la supuesta laocracia en que estamos.

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  4. Querido padre Javier:
    mil bendiciones por lo detallado en el blog...
    en nombre de todoslos que no tienen voz ni voto !su nombre sea inscripto en el libro de la vida! y yo con los cientos de adoradoradores del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, intercederemos ante la Virgen María,para que Ud. siga siendo iluminado por el Espiritu Santo con todos sus dones y frutos...!fortaleza y templaza padre! El Señor nos conceda muchos sacerdotes santos!
    María

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  5. Perlimplín, FIL, DasGretchen:

    Gracias por las aportaciones. No soy experto ni mucho menos en la ciencia jurídica y el post necesitaba la apoyatura del Derecho.

    DasGretchen: No conozco postura oficial de la Iglesia sobre el referéndum, que en todo caso acataría y obedecería aunque disintiera, pero por más que lo pienso plantear ciertas cosas siempre será inmoral porque pensamos que someterlas a "consenso" beneficiaría la Verdad. No. Tampoco me convence en el aspecto "práctico" que Vd. apunta... pero prefería remitirme al orden de los principios única y exclusivamente para cuestionar una posición de grupos católicos -por otra parte altamente estimables- que en este caso pienso que pecan de absoluta ingenuidad y entreguismo a un sistema.

    A todos,
    pax!

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  6. María:

    Se han cruzado los comentarios, si no le hubiese respondido en el anterior.

    Si el blog es de formación católica o catequesis de adultos virtual hay que dar doctrina, iluminar la inteligencia y forjar la conciencia de los católicos.

    Le agradezco sus oraciones en mi pobreza.

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  7. Perdón, en el primero párrafo quería decir que esos caprichos de legisladores van no sólo contra el orden natural, sino también contra el propio pueblo. A pesar de que ese mismo pueblo entienda estar en un sistema beneficioso por ser "democracia", que a su vez confunde con laocracia. Tiene tela...

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  8. Gracias por su respuesta, padre. Se entrecruzaron los mensajes.

    Yo tampoco conozco postura oficial y también la acataría, claro. Entiendo que así debemos hacer.

    Muchas gracias por su respuesta.

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  9. Pedro Arroyo Gómez01 febrero, 2010 20:29

    Estoy totalmente de acuerdo contigo.
    No debemos de someter a referéndum la defensa de la vida, esta debe de ser incuestionable.

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  10. Pedro:

    El tema del Referéndum era sólo un aspecto del artículo. Hay mucho más de fondo: la idolatría hoy de la democracia, entendida ya como consenso general que vale absolutamente para todo y que se mira como el único legítimo sistema. Siendo legítima la democracia, ni lo es todo, ni puede determinar realidades de otro orden que no sea exclusivamente el orden político.

    Los comentarios han sido sumamente iluminadores a este respecto.

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  11. http://www.arquidiocesismexico.org.mx/Circulares/comunicado211209.pdf

    Javier, fíjate de lo claro de este párrafo que habla DEL ABORTO, aun pidiendo explícitamente el Referendum para otro tema del calado del matrimonio gay. Y estamos hablando de uno de los principales Cardenales de la Iglesia Católica: el Primado de Méjico.

    "La decisión tomada arbitraria e irresponsablemente por los diputados del Distrito Federal va en contra de la voluntad de la inmensa mayoría de los ciudadanos, según lo demuestran las encuestas, de modo que los legisladores han atentado y, una vez más, como sucedió con la criminal ley del aborto, se han burlado de la sociedad, la familia y los valores del pueblo mexicano, al rechazar la solicitud formulada tanto por instituciones como por personas, quienes exigieron realizar un referéndum entre la población. Al negarse a hacer uso de este recurso de participación ciudadana, que el mismo partido que gobierna en el Distrito Federal promovió en su momento, convierte esta ley en una imposición que contradice la democracia y la libertad que pretenden construir."

    Este tema del Referendum es un debate muy viciado por la animadversión que personas puedem tener hacia entidades como Concapa, HazteOir y demás promotores, dado que en el fondo muchos de los que critican la propuesta del Referendum (no todos), la hubieran apoyado si, p.e. un partido político con el que simpatizan, lo hubiera apoyado. Es el caso de AES, el único partido político español que llevó en su programa electoral la propuesta explícita del Referendum.

    Llega el caso esperpéntico que incluso hay quien sugiere que entidades como el FEF o Provida se han pronunciado en contra, cuando la realidad no es así, sino que fue un rumor que propagó una asociación llamada Nasciturus que envió una Nota de Prensa atribuyéndose la posición oficial de varias asociaciones, en base a la cual Europa Press lanzó una noticia. Lógicamente la noticia fue desmentida por las asociaciones y EP pidió perdón por haber supuesto como postura oficial la opinión de una tercera asociación que buscó en el engaño un protagonismo que no le correspondía. Pero el "daño" de la difamación ya está hecho, y much gente bienintencionada se habrá quedado con el mantra de que el FEF y Provida dijeron "algo".

    Por supuesto estamos en el terreno de lo temporal, de lo opinable, en un tema apenas conocido por todos (señalar que esto sólo ocurre en España, dado que en el resto del mundo la Iglesia Católica ha pedido reiteradamente referendums para echar atrás leyes criminales o injustas), y que es difícil discernir una posición correcta, dado que ambas son aceptables. Son muchos matices en los que además es difícil clarificar intenciones.

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  12. Álvaro:

    1. Independientemente de que pudiesen existir facciones enfrentadas o noticias lanzadas temerariamente (no lo sé, tampoco voy a tomar postura públicamente), la reflexión era sobre dos puntos: sentido de un Referéndum y valor-límites de las democracias modernas.

    2. Creo que moralmente proponer a Referéndum lo que afecta a los Derechos de la persona (no a la organización civil o política, como, p.e. una Constitución o la reforma de algún artículo o...) me parece hasta inmoral.

    3. Sobre esas declaraciones del Cardenal Rivera, le remito a dos artículos del blog http://seniorquecosas.blogspot.com,

    polémicos artículos y clarificadores, uno sobre diversas noticias de Referéndums y otro expresamente sobre las declaraciones del cardenal mejicano.

    No obstante, el post iba mucho más allá de la polémica entre distintas asociaciones y grupos provida, tan meritorios por otra parte.

    Saludos.

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