"Os diré de mí mismo que soy hijo de mi siglo, hijo de la increencia, de las dudas, hasta ahora y así lo seré hasta la tumba. Cuántas terribles torturas me ha costado y me cuesta, aún ahora, la sed de creer tanto más fuerte en mi alma cuanto más aumentan los argumentos contrarios.
Sin embargo, Dios me manda momentos en los que todo está claro y todo es sagrado. Es en estos momentos cuando he compuesto mi credo: creer que no hay nada más bello, más profundo, más amable, más razonable y más perfecto que Cristo; que no sólo no existe nada semejante, sino que, lo digo con amor celoso, no puede existir ningún otro.
Sin embargo, Dios me manda momentos en los que todo está claro y todo es sagrado. Es en estos momentos cuando he compuesto mi credo: creer que no hay nada más bello, más profundo, más amable, más razonable y más perfecto que Cristo; que no sólo no existe nada semejante, sino que, lo digo con amor celoso, no puede existir ningún otro.
Y más aún: si uno me hubiera demostrado que Cristo se encuentra fuera de la verdad, habría preferido, sin dudar, permanecer con Cristo antes que con la verdad”.
Dostoievski, Carta de 1854.
Parece que no pasa el tiempo, después de mas de 150 años, la carta de Dostoievski parece trasplantada a mi vida diaria.
ResponderEliminarAunque tenga tribulaciones,tentaciones y tropiezos, siempre resplandece la verdad de Jesucristo.
Don Javier, ¡ cómo se parece la experiencia de Dostoievski a la de Pascal!, que se llegó a coser en su gabán lo que escribió para no olvidarlo nunca.
ResponderEliminarAnónimo (¿Cuál es su nick?):
ResponderEliminarDesconozco la frase de Pascal a la que Vd. se refiere. ¿Tal vez aquella del 23 de noviembre, "Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob. Dios de vivos, no el dios de los filósofos"? ¿O hay otra referida expresamente a Jesucristo?