lunes, 20 de enero de 2020

Sentencias y pensamientos (XII)



22. Hay que lanzarse a todo, hacer, gozar, anclados en el corazón en Cristo, aquél en quien Juan reclinó su cabeza.




23. El culto eucarístico, en el Sagrario, en la custodia, debe ser “casi permanente” para que desde ahí mane la santidad, como una fuente para vuestras almas.



 [Sobre el sacerdocio:]



 1. El trabajo sacerdotal consiste en que las almas, cada cual en su estado de vida cristiano, queden afectadas –tocadas, impactadas- por el Misterio que se brinda en la liturgia, y viviéndolo, desarrollen su ser y su vocación. Lo interior que se refleja en lo externo.




2. ¡Sacerdotes de Cristo!, eso sobre todo, por encima de todo, a pesar de todo. Es alto el precio que hay que pagar, más alta la recompensa que se obtiene. Sé sacerdote, viviendo el fundamento óntico recibido en el Sacramento del Orden, y que todo brote de la gracia sacramental que tú robusteces y renuevas en la vida sacramental, litúrgica y espiritual. ¿Acaso se puede ser sacerdote “sin Cristo” o dejando a Cristo relegado a un segundo plano porque hay mucho trabajo, mucho quehacer, muchas urgencias? Ser de Cristo, para Cristo, con Él, en Él, todo de Él en todo lo que haces.



3. La clave de nuestra santidad está en el Sagrario y en la custodia: horas de Sagrario y de custodia, mucho Sagrario, ahí se cifra nuestra santidad. ¡Más para un sacerdote al que se le dijo al entregarle la patena y el cáliz: “consideras lo que conmemoras, imita lo que realizas y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”!



4. Tú para Cristo viviendo sacerdotalmente. Sé de Cristo, sólo de Él, y desde Él –comunión de vida, liturgia, plegaria, amor- todo lo que Él te encomienda y pone en tus manos. Sé una ofrenda al Señor de la historia y de la vida, a Aquél que clamamos: “Ven, Señor Jesús”.



5. La vida vacía Él sabe tomarla y llenarla. Las fracturas que se sienten al mirar atrás, invitan no tanto a la lamentación cuanto al deseo del “hoy comienzo contigo y por Ti”. Eso nos salva, eso nos llena, eso nos constituye en personas, redimidos, pueblo santo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario