El discernimiento requiere unos criterios mínimos para hacerlo según Dios:
a)
Conformidad con la palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia
b)
el servicio para la edificación de la Iglesia y la sociedad.
El
consejero espiritual objetiva los sentimientos, emociones y vivencias y sitúa
en un horizonte de eclesialidad.
Estos
criterios se codifican en S. Ignacio y el proceso de elección descrito en sus
Ejercicios:
a)
conquistar la libertad interior: sin predeterminación o prejuicio,
"vencerse a uno mismo"
b)
Pedir acertar y desear acertar
c)
Dejarse interpelar y cambiar lo que sea frente a la Palabra. Prontitud para el
cambio e indiferencia.
d)
Consolaciones y desconsolaciones: que confirman la elección realizada.
La elección ignaciana
El
hombre accede a su plenitud cuando, libre de los condicionaminetos de la pasión
(afección desordenada) y movido inmediatamente por Dios, elige espontáneamente
aquello que siente que Dios previamente le pone en el corazón. Entonces queda
unificado intencionalmente por la sola búsqueda de la voluntad divina y en ella
se da la plena coincidencia entre apetencia y libertad, entre naturaleza y
persona.
Para
tener capacidad de opción, el hombre necesita tener algo que le atraiga
profundamente. Y eso es lo que a un tiempo le hace relativizar las demás cosas
y escoger lo que verdaderamente le apetece y es conforme a su ser y voluntad
más profundos. Porque entonces el libre albedrío se transforma en libertad
plena al haber alcanzado el fundamento mismo de su capacidad de elegir, Dios.
1. Tercer tiempo de elección. El primer
modo
Es un
acto litúrgico.
A)
Fase introductoria
Lo verdaderamente importante, Dios mueve
para elegir. El criterio objetivo es el Principio y Fundamento, tener por
objetivo únicamente el fin último del hombre... lo que sintiere ser más gloria
de Dios.
¿Qué bien hay fuera de Dios? Por tanto, entreguémosle todo lo que
nos concierne y nos sentiremos bien; pues el que es bueno es sin duda proveedor
también de dones excelentes (Evagrio Póntico, Or 33).
B) Desarrollo
de la oración.
1. Consta de una oración preparatoria de
petición. El hombre desea asegurarse de la seriedad de su deseo-petición,
suplicando que sea Dios mismo quien le mueva y transforme su apetencia y
voluntad para mayor gloria divina.
2. Y del tiempo propio de la razón en
clima de oración. La razón valora todo a la luz del fin propio del hombre, y
deben aparecer todos los motivos incluso los más ocultos. Y evalúa-elige según
la mayor moción racional. (La razón que recibe la revelación, permite que la
naturaleza humana pueda ser guiada por la razón y la luz del Espíritu).
La
moción racional determina la elección, es el peso y la calidad evangélica de
las razones en dialéctica oposición con la moción sensual de las afecciones
desordenadas nacidas del amor propio o de la tendencia ególatra que tiende a
emanciparse de Dios y su racionalización; la cual es el resultado de la pérdida
de la comunión con Dios y la manifestación de la escisión interior propia de la
concupiscencia.
3. Concluye con una oración de
ofrecimiento en que se pide la confirmación. Dios no niega al hombre el
reconocimiento de si lo elegido le complace o agrada. y eso se lo da a sentir
en el consuelo del Espíritu, por la satisfacción que experimenta, o bien por la
conciencia de la rectitud de sus motivaciones.
Si
los Ejercicios son en su conjunto Elección, quiere decir que cada pormenor debe
estar en función de la Elección preparándola y completándola. El discernimiento
de espíritus, como guía del proceso de la Elección, verifica constantemente el
camino cierto, la dirección oportuna, la autenticidad de la Elección.
La
gracia de la Elección tiene sus raíces en el misterio de la Santísima Trinidad.
Cuando en Ejercicios hablamos de Elección, queremos expresar una conformación
total con la persona de Cristo: vivir, existir en Él, dejar que Cristo se
apodere totalmente del ejercitante y continúe en él su misión salvadora, ya que
la Elección está necesariamente unida a la misión salvadora.
En la
vida de cada uno hay tiempos privilegiados para la gracia. Es ese el momento
cuando Dios torna a la persona consciente, revelándole claramente lo que quiere
de él su voluntad divina. Los Ejercicios son un tiempo privilegiado de la
gracia, durante la cual el Espíritu Santo actúa con mayor intensidad y aun
durante los Ejercicios hay momentos luminosos, instantes divinos en los cuales
Dios se comunica, cara a cara, a su
criatura con evidencia meridiana.
Los
tres tiempos privilegiados de Elección:
a) El primer tiempo es el tiempo ideal:
consolación sin causa objetiva, insistencia en la atracción irresistible, don
gratuito de Dios.
b) El segundo tiempo es el típico de
Ejercicios. Son "consolaciones con causa"; el elemento subjetivo y
divino, se siente agitado por las dudas, las tendencias internas de la gracia.
Necesidad del discernimiento de espíritus.
c) Tercer tiempos. El más tranquilo,
análisis sereno de los motivos de Elección; es necesaria mucha prudencia
sobrenatural, mucha reflexión, la razón iluminada por la fe; exige gran
actividad intelectual y trabajo humano.
Con
la convicción de dos principios:
> Dios tiene un plan especial para
cada individuo
> Dios comunica a cada uno su
voluntad, cuando quiere.
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