Quien no interviene, ¿participa?
La
respuesta es fácil: todos participan de la liturgia, según su modo propio
(sacerdote, diácono, lector, cantor, asamblea santa), pero no todos realizan un
servicio litúrgico directo. La participación pertenece a todos aquellos fieles
cristianos que asisten a la divina liturgia, y los diferentes ministerios
litúrgicos son servicios en orden a la participación de todos los fieles.
Muchos fieles
participan en la Eucaristía gracias a Dios: ni todos leen, ni todos son
cantores, ni todos llevan ofrendas de pan y vino… y sin embargo participan
perfectamente: rezan, responden, escuchan la Palabra de Dios y responden en su
corazón, se ofrecen con Cristo, cantan, interceden en la oración de los fieles
y, sobre todo, comulgan el Cuerpo y la Sangre del Señor debidamente preparados.
No intervienen, pero todos participan, ya que ésa es la verdadera
participación, el culto en Espíritu y en Verdad.
Además,
en determinadas celebraciones sacramentales, quienes reciben un Sacramento
tienen un modo propio de participar y es recibir el Sacramento,
vivirlo intensamente.
Pensemos en las Misas de las “Primeras Comuniones”
como un ejemplo cercano. Participar no es intervenir ejerciendo un servicio
litúrgico; el modo de participación propio y exclusivo de los niños es comulgar
por vez primera con el Cuerpo y Sangre del Señor, ver que se reza por ellos en
la oración de los fieles y en el embolismo propio de la anáfora eucarística.
Serán los demás (sacerdotes, lectores, acólitos, coro) los que ejercen los
ministerios litúrgicos necesarios para que ellos participen ese día en el modo
que les es propio: comulgar, sin los mismos niños desempeñen todos los
servicios litúrgicos. Los niños en esa celebración participan, pero su modo de
participación es tan especial, único, intransferible, que consiste en comulgar
por vez primera con el Señor resucitado en su Cuerpo eucarístico. Esa es su
participación: comulgan, rezan, oran, dan gracias, escuchan la Palabra divina,
se unen a toda la asamblea cristiana como miembros que participan de la Mesa
santa. Pero participar no significa intervenir en todo.
Dejemos entonces ese binomio: participar = intervenir, participar = hacer algo. No es eso, no es eso.
Ems... habría que explicar esto a muchas personas. Más de las que creemos. Sobre todo en las misas donde la comunidad es la estrella y nadie quiere quedarse sin su trocito de protagonismo. Lo triste es que el verdadero Protagonista termina como pretexto de una divertida ceremonia social. Feliz domingo D. Javier. Que Dios le bendiga :)
ResponderEliminarNéstor:
Eliminar¡¡Me duele la boca de explicarlo!! Y lo peor es la cara disconforme de los oyentes - lectores... que parece que te van a asesinar porque les restas campo de acción. Te miran como un bicho raro...
Pero seguiré explicándolo, una y todas las veces que hagan falta, asumiendo que soy un bicho raro que cree en estas cosas, en la santidad y sacralidad de la liturgia y en la verdadera naturaleza de la participación litúrgica.
Me da por pensar, que en la Santa Misa, de todo lo que pasa es mucho más lo que no se ve, que lo que se ve. Del mismo modo, pienso que en la Santa Misa, de los que están, son muchos más los que no se ven, que los que se ven. En cierta manera, o incluso literalmente, la Santa Misa, nunca se puede decir para nadie, siempre está llena. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.
ResponderEliminarAntonio Sebastián:
EliminarSí, lo visible y lo invisible están unidos en la Misa.
Con los ángeles y los santos, formamos un solo coro, cantando. Pero... ¡hay que cantar! Y todos oramos, pero ¡se nos debe oír a todos a una!
Sin embargo, supeditarlo todo a hacer algo, prestar un servicio, y creer que eso es "participativo", es el gran error.
Al final hemos secularizado la liturgia.
Suscribo su post totalmente, Don Javier. ¡Feliz domingo a todos!
ResponderEliminarFelicitas:
EliminarGracias. Me alegra su adhesión incondicional al contenido.
Un saludo cordial
¡Sííí... ! Y con frecuencia mejor que el que "hace algo" (interviene).
ResponderEliminar¡Qué Dios les bendiga!
Julia María:
EliminarMe entusiasma su "síiii"... a la pregunta retórica del final...
Parece que hoy no nos toca debatir ni discrepar. Respiro aliviado.
Saludos.
Creo que muchos han entendido la cuestión al revés, si no desfilan hacia el altar, no se participa. Lo digo por lo de las Primeras comuniones, que el empeño es que cada niño "participe", entonces hay un desfile de cosas, procesiones dentro de la liturgia para que cada uno haga algo.¡ Que les parece!. Perooooo, siempre hay una respuesta: "aquí siempre se ha hecho así" Paciencia, que mas queda. Esto de ser Iglesia es un trabajo duro. Un abrazo para todos.
ResponderEliminarMaria Auxiliadora:
EliminarPor lo que escribe, veo que los mismos virus se han infiltrado en la liturgia, no sólo en España sino también en Venezuela. Veremos si también están en Panamá.
Es verdad su última frase, y da que pensar mucho: "Esto de ser Iglesia es un trabajo duro". Sí, muy duro... cuando hay que luchar contracorriente a veces entre la mentalidad dominante, incluso dentro de la misma Iglesia.
Un gran abrazo.