Las parábolas del Reino elevan el corazón: vivimos en tensión hacia el Reino de los cielos, vivimos en la esperanza del cielo, sabiendo que, nuestra patria es el cielo, nuestro hogar el cielo y nuestra felicidad, el cielo; o sea, Dios mismo.
El Reino de los Cielos orienta nuestros pasos y, por tanto, Dios mismo nos va guiando paso a paso, día a día, para que nuestra voluntad se oriente según Dios y quede iluminada, no desviándose por el pecado, sino dirigida por la gracia.
¡Caminamos hacia el cielo!
"Las parábolas evangélicas son breves narraciones que Jesús utiliza para anunciar los misterio del Reino de los Cielos. Al utilizar imágenes y situaciones de la vida cotidiana, el Señor “quiere indicarnos el auténtico fundamento de todo. Nos muestra... al Dios que actúa, que entra en nuestras vidas y nos quiere tomar de la mano" (Jesús de Nazaret I, Benedicto XVI-Joseph Ratzinger, La esfera de los libros, 2007). Con estas reflexiones, el divino Maestro invita a reconocer ante todo la primacía de Dios Padre: donde no está, no puede haber nada bueno. Es una prioridad decisiva para todo. Reino de los cielos significa, precisamente, señorío de Dios, y esto quiere decir que su voluntad debe ser asumida como el criterio-guía de nuestra existencia.
El tema contenido en el Evangelio de este domingo es precisamente el Reino de los cielos. El “cielo” no debe ser entendido sólo en el sentido de esa altura que está encima de nosotros, pues ese espacio infinito posee también la forma de la interioridad del hombre. Jesús compara el Reino de los cielos con un campo de trigo para darnos a entender que dentro de nosotros se ha sembrado algo pequeño y escondido, que sin embargo tiene una fuerza vital que no puede suprimirse.
A pesar de los obstáculos, la semilla se desarrollará y el fruto madurará. Este fruto será bueno sólo si se cultiva el terreno de la vida según la voluntad divina. Por eso, en la parábola de la cizaña (Mateo 13,24-30), Jesús advierte que, después de la siembra del dueño, “mientras todos dormían”, aparece “su enemigo”, que siembra la cizaña. Esto significa que tenemos que estar preparados para custodiar la gracia recibida desde el día del bautismo, alimentando la fe en el Señor, que impide que el mal eche raíces. San Agustín, comentando esta parábola, observa que “primero muchos son cizaña y luego se convierten en grano bueno”. Y agrega: “si éstos, cuando son malos, no fueran tolerados con paciencia, no lograrían el laudable cambio" (Quaest. septend. in Ev. sec. Matth., 12, 4: PL 35, 1371).
Queridos amigos, el libro de la sabiduría, del que hoy está tomada la primera lectura, subraya esta dimensión del Ser divino: “porque, fuera de Ti, no hay otro Dios que cuide de todos… porque tu fuerza es el principio de tu justicia y tu dominio sobre todas las cosas te hace indulgente con todos” (Sabiduría 12, 13.16). Y el salmo 85 lo confirma: “Tú Señor eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan” (versículo 5.). Por tanto, si somos hijos de un Padre tan grande y bueno, ¡tratemos de parecernos a Él! Éste era el objetivo que Jesús se planteaba con su predicación. Decía a quien lo escuchaba: “Sed perfectos como es perfecto el Padre que está en los cielos” (Mateo, 5,48)" (Benedicto XVI, Ángelus, 17-julio-2011).
Las parábolas son "ventanas" que dejan entrar la luz.; una historia terrenal con un significado celestial.
ResponderEliminar“¿Por qué les hablas en parábolas? Y respondiendo Él, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido. Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden”
Uno que de vez en cuando escribe alguna cosilla ha vivido la sensación de ver cómo un cuento puede llegar mucho más lejos que una charla o un ensayo…¿Qué tendrán los cuentos que siempre llegan mejor al alma de la gente?
“Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo “(San Mateo)
En el Padre Nuestro rezamos “santifica tu nombre, ven a reinar, hágase tu voluntad”: “el señorío de Dios”.
ResponderEliminar¿Cómo conocer la voluntad de Dios si este es el camino para llegar a Él? Dice mi amigo fraile dominico que el ideal es llegar a “vivir” en la Biblia de modo que podamos conectar la Palabra con nuestros propios relatos existenciales. Entrar en diálogo con la Palabra, haciéndole incluso preguntas y “sentirla” con la Iglesia, pero si uno no se ha sentido espantado por el drama del pecado, no podrá tampoco apreciar cuánta sabiduría y bondad supone que la respuesta a ese drama sea el señorío de Dios. El cinismo actual ante el pecado, del que se siente hasta orgullo, genera “alergia” hacia la fe, sin embargo Cristo llevó a la plenitud el Reinado de Dios, cumpliendo su voluntad hasta la muerte.
Una advertencia de la que se suele predicar muy poco: “mientras todos dormían”. De las palabras de Jesús en los Evangelios no sobra ninguna; todas tienen un sentido y una intención. Me pregunto si la situación de las sociedades actuales de los países industrializados nos pillaron en un sueño muy profundo y largo, tan profundo y tan largo que no fuimos capaces de darnos cuenta que el enemigo sembraba la cizaña y ahora la cizaña crece junto al trigo y ¿cómo arrancarla? La cizaña es una planta herbácea, del tipo de las gramíneas, se suele denominar falso trigo; tiene propiedades tóxicas, debido a la temulina del hondo Claviceps purpurea que se cría en esta planta como parásito.
Escucha nuestra voz, piadoso Padre, que junto con tu Hijo Jesucristo y con el Santo Espíritu Paráclito, reinas y reinarás en todo siglo. Amén(del himno de las II Vísperas)