sábado, 12 de agosto de 2023

Dios manifiesta su Gloria en la Iglesia (III)



En medio del mundo, la Iglesia es signo de la unidad del género humano (cfr. LG 1). 

Como Templo vivo de Dios en medio de esta sociedad, tiene que reflejar la gloria del Señor. Y tendrá que reflejarla mostrando el poder de Dios, es decir, su salvación. 



La Iglesia tiene la ineludible misión de proclamar la salvación a todos los hombres, especialmente a los preferidos de Dios, los que sólo tienen al Señor; será signo de la gloria del Señor, mostrando el rostro misericordioso del Padre, acogiendo a los pecadores, no siendo juez, sino "abogado defensor".

Será reflejo de la gloria de Dios la celebración litúrgica que, en todo momento, deberá mostrar la santidad de Dios. 


Igualmente será reflejo de su gloria, la misericordia hacia los pecadores, los débiles... así como por la santidad de sus miembros, por el amor que reine entre los hermanos en la unidad de un solo Cuerpo que es Cristo.

Un Templo vivo donde reside la gloria de Dios como su morada porque todo bautizado está lleno del Espíritu Santo de Dios que lo convierte en piedra viva:

Señor, tú que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica, en tu Iglesia, los dones del Espíritu Santo[1].

La Iglesia, en la medida en que se aleje de la santidad de Dios, de su poder (traducido por misericordia), de su amor, estará haciendo que la gloria del Señor "salga de nuevo hacia oriente".





    [1] OC Común de la Dedicación de una iglesia, B.

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